El presidente del Pontificio Consejo Justicia y Paz pone en guardia contra los riesgos
de una democracia sin valores y la apremiante necesidad de un compromiso solidario
en la lucha contra la pobreza
Domingo, 30 sep (RV).- El presidente del Pontificio Consejo Justicia y Paz, Card.
Renato Martino, inauguró este sábado en la capital ecuatoriana una Conferencia Internacional
sobre las responsabilidades sociales de las clases dirigentes, a la luz de la doctrina
social de la Iglesia y en el contexto de la realidad política de América Latina. El
purpurado puso en guardia contra los riesgos de una democracia sin valores y la apremiante
necesidad de un compromiso solidario en la lucha contra la pobreza.
En lo que
respecta, precisamente, «a la lucha contra la pobreza que condena a millones de hombres,
mujeres y niños a situaciones de miseria y desesperación», el Card. Martino recordó
que «la Iglesia llama a todos a un compromiso no violento, sin alimentar mesianismos
efímeros y demagogias populistas, que prometen cosas cuya realización es imposible.
La doctrina social de la Iglesia señala que la lucha contra la pobreza se debe dirigir
según los principios de la solidaridad y de la subsidiaridad, que se tienen que integrar
entre sí. Con el fin de estimular el espíritu de iniciativa y no caer en la tentación
de mirar y tratar a los pobres como un problema, sino como sujetos y protagonistas
de un futuro nuevo y más humano para todo el mundo. Además, la lucha contra la pobreza
debe seguir el principio de la justicia social, el único que puede evitar la escandalosa
desproporción entre la riqueza de pocos y la miseria de muchos».
El Card. Martino
afirmó con firmeza que «la Iglesia conoce los peligros y riesgos que afronta hoy la
democracia: oligarquías que consideran indiscutible su supremacía y sus privilegios...
grupos que se concentran alrededor de un poder de hecho, que olvida la libertad de
los ciudadanos. Democracia de Pilatos, que de forma más o menos evidente, trata con
escéptica ironía la cuestión de la verdad. Democracia de Nerón o de Barrabás, que
pretende someter al voto la verdad, confiándola al consenso clamado por masas acéfalas».
El
presidente del Pontificio Consejo Justicia y Paz dio comienzo a una gira de 12 días,
que comprende también Brasil y Argentina. Y en la Conferencia que inauguró en Quito
recordó también que «la democracia auténtica no es sólo el resultado de un respeto
formal de las reglas, sino el fruto de la aceptación firme de los valores que inspiran
los procedimientos democráticos».
Pues una democracia sin valores -como afirmó
también Juan Pablo II y como demuestra la historia- se convierte fácilmente en un
totalitarismo abierto o subrepticio», reiteró el Card. Martino, apelando luego en
favor del bien común, «valor principal de la democracia, en estrecha relación con
el respeto y la promoción integral de la persona y de sus derechos humanos fundamentales
e inalienables».
Es decir, «el compromiso en favor de la paz, la correcta organización
de los poderes del Estado, un sólido ordenamiento jurídico, la salvaguarda del ambiente
y los servicios esenciales que se deben brindar a las personas. Algunos de los cuales
son al mismo tiempo derechos humanos, como la alimentación, la vivienda, el trabajo,
la educación y el acceso a la cultura, el trasporte, la salud, la libre circulación
de las informaciones y la tutela de la libertad religiosa».