Audiencia general: el Papa centra su catequesis en san Juan Crisóstomo, uno de los
precursores de la Doctrina Social de la Iglesia, y recuerda su visión de una ciudad
construida por la conciencia cristiana, en la que cualquier hombre, tenga «un lugar
y una dignidad»
Miércoles, 26 sep (RV).- «¡Qué las enseñanzas de san Juan Crisóstomo nos ayuden a
descubrir el amor infinito con que Dios nos ama y que quiere la Salvación de todos
los hombres!». Benedicto XVI ha proseguido este miércoles su catequesis sobre este
santo obispo, uno de los precursores de la Doctrina Social de la Iglesia, exhortando
a una ciudad en la que el hombre, aun «el más pobre», tiene «un lugar y una dignidad».
Llamado
el ‘Limosnero’, trataba a todos paternalmente, especialmente a las familias, ha recordado
el Papa de san Juan Crisóstomo, que guió a los fieles de la creación al Creador, al
Dios de la condescendencia – ‘padre tierno’, médico de las almas, madre y amigo afectuoso
– Al Dios Padre Hijo y Espíritu Santo.
Esta mañana Benedicto XVI se ha trasladado
desde Castelgandolfo al Vaticano donde a las 10 ha presidido en la Plaza de San Pedro
la audiencia general para más de 20 mil peregrinos presentes en Roma.
Centrando
su catequesis en las enseñanzas de san Juan Crisóstomo, Padre Apostólico al que ya
dedicó sus reflexiones el miércoles pasado, Benedicto XVI ha afirmado que san Juan
Crisóstomo es uno de los precursores de la Doctrina Social de la Iglesia y ha recordado
que este santo, que fue obispo de Constantinopla, impulsó «la visión de una ciudad
construida por la conciencia cristiana», en la que el hombre, aun «el más pobre»,
tiene «un lugar y una dignidad».
El Pontífice ha evocado asimismo el comentario
de san Juan Crisóstomo sobre el Génesis, señalando cuatro pasos para percibir a Dios.
El primero indica que en la belleza de la creación se percibe el rostro de Dios, por
lo que la misma creación es como una escalera para subir hasta Dios. El segundo, nos
habla del Dios creador, que es también «un Dios de la condescendencia, que ante la
debilidad de nuestros ojos, envía al hombre una ‘carta’. Es decir, la Sagrada Escritura.
De forma que ésta y la creación se complementan».
El tercer paso indica, además,
que el mismo «Dios baja hasta nosotros, se encarna y desciende hasta la muerte en
la Cruz, se vuelve verdaderamente ‘Dios con nosotros’, nuestro hermano», ha destacado
Benedicto XVI, explicando luego que a estos tres pasos se añade el cuarto. El «principio
vital y dinámico que es el Espíritu Santo», que actúa desde «el interior de la vida
y de la acción del cristiano», que «transforma las realidades mundanas. Dios entra
en nosotros y en nuestra existencia, a través del Espíritu Santo y nos transforma
desde el interior de nuestro corazón».
Este ha sido el resumen que de su catequesis
ha hecho el Santo Padre en español para los peregrinos presentes en la Plaza de san
Pedro:
Queridos
hermanos y hermanas:
Continuamos hoy la catequesis
sobre san Juan Crisóstomo. Nombrado Obispo de Constantinopla proyectó la reforma de
su Iglesia. La austeridad del palacio episcopal debía ser ejemplo para todos. Por
su solicitud con los pobres fue llamado el “Limosnero”. Trataba a todos paternalmente,
especialmente a las familias. No obstante su bondad, fue víctima de intrigas políticas,
siendo condenado al exilio, desde el cual escribió numerosas cartas pastorales.
Meditando
el libro del Génesis, guía a los fieles de la creación al Creador, que es el Dios
de la condescendencia, y por eso llamado también “padre tierno”, médico de las almas,
madre y amigo afectuoso. Une a Dios Creador y Dios Salvador, ya que Dios deseó tanto
la salvación del hombre que no se reservó a su único Hijo. Comentando los Hechos de
los Apóstoles propone el modelo de la Iglesia primitiva, desarrollando una utopía
social, casi una “ciudad ideal”. Trataba de dar un rostro cristiano a la ciudad, afrontando
los principales problemas, especialmente las relaciones entre ricos y pobres, a través
de una inédita solidaridad.
Saludo cordialmente
a los peregrinos de lengua española, especialmente a los sacerdotes del Pontificio
Colegio Mexicano, a los diversos grupos parroquiales, al Centro de Capacitación de
Toledo, así como a los demás peregrinos venidos de España, México, Chile, Argentina
y de otros países latinoamericanos. Que las enseñanzas de san Juan Crisóstomo nos
ayuden a descubrir el amor infinito con que Dios nos ama y que quiere la Salvación
de todos los hombres. Muchas gracias.
Como es habitual el Santo Padre antes
de finalizar la audiencia ha saludado de manera particular a los jóvenes a los enfermos
y a los recién casados. Que el ejemplo de caridad de San Vicente de Paúl, del que
mañana celebraremos su memoria litúrgica, os anime a vosotros, queridos jóvenes, a
proyectar vuestro futuro como un generoso servicio al prójimo. Que a vosotros, queridos
enfermos os ayude a encontrar en el sufrimiento el consuelo de Cristo. Y a vosotros,
queridos recién casados, os sea solicito para que conservéis en vuestra familia una
constante atención por los pobres.