Declaración final del XII Congreso Mundial sobre pastoral de los Presos
Martes, 18 sep (RV).- El XII Congreso Mundial sobre pastoral de los Presos hace una
decidida apuesta, en su Declaración final por una justicia que reconstruya, que proteja
y que repare; una justicia que responsabilice a los infractores de sus hechos; una
justicia que repare a las víctimas, tan frecuentemente ignoradas y olvidadas por el
vigente sistema penal; una justicia que implique a la propia comunidad para facilitar
el proceso de rehabilitación y, consiguientemente, reintegrar a la víctima y al infractor
en su seno.
Los miembros de la Comisión Internacional de la Pastoral Penitenciaria
Católica (ICCPPC), obispos, presbíteros, diáconos, religiosas, religiosos, personas
consagradas y laicos de 62 países de todo el mundo, enviados por las respectivas Conferencias
Episcopales se ha reunido recientemente en Roma en el ámbito de su XII Congreso Mundial,
con el lema «Descubriendo el rostro de Cristo en cada persona presa».
La Declaración
final denuncia, entre otras cosas, “que en bastantes países no se garantizan los derechos
humanos de las personas presas; como tampoco se asegura su libertad religiosa y se
obstaculiza a la Iglesia en la atención a las necesidades espirituales y materiales
de las personas encarceladas”. Muchas cárceles están superpobladas, se cometen abusos
contra los encarcelados y no se satisfacen sus necesidades básicas. En numerosas legislaciones
aún subsiste la pena de muerte y otras condenas desmesuradas incompatibles con la
dignidad humana.
Los miembros de la Comisión Internacional de la Pastoral Penitenciaria
piden que se rectifiquen “estas expresiones inhumanas de crueldad institucional”,
y exigen la abolición de la pena de muerte, el fin de toda forma de tortura y la observancia
de las Reglas y Normas de las Naciones Unidas en la esfera de la prevención del delito
y la justicia penal.
El Congreso se ha apoyado en el Mensaje del Papa Juan
Pablo II para el Jubileo en las cárceles: «Jesús es compañero de viaje paciente, que
sabe respetar los tiempos y los ritmos del corazón humano». Y de la misma forma se
ha tenido muy en cuenta las exhortaciones de Benedicto XVI a los trabajadores del
sector a «ser heraldos de la infinita compasión y del perdón de Dios».
En el
mismo tono de denuncia, la declaración final subraya que “el vigente sistema de justicia
criminal en muchos países fracasa en la satisfacción de las necesidades de la infancia
en conflicto con la ley, así como de los grupos de población especialmente vulnerable
como las personas con enfermedades mentales, drogodependientes, extranjeras o ancianas”.
En este sentido se solicita que las leyes, los programas y los sistemas se pongan
al servicio de la atención de las necesidades de estos colectivos.
Identificándose
con las palabras de Juan Pablo II: «el mundo no necesita muros sino puentes», los
miembros de la Comisión Internacional de la Pastoral Penitenciaria denuncian que “las
leyes penales y de extranjería son abusivas.