En el quinto aniversario de la muerte del cardenal vietnamita François-Xavier Van
Thuan, el Papa manifiesta su alegría por del inicio de la Causa de beatificación de
“este heroico pastor”
Lunes, 17 sep (RV).- Benedicto XVI ha concedido esta mañana una audiencia especial
en ocasión del quinto aniversario del fallecimiento del cardenal François-Xavier Van
Thuan, el 16 de septiembre de 2002.
En memoria del purpurado estaban presentes
el presidente y el secretario del Pontificio Consejo Justicia y paz, cardenal Renato
Martino y Mons. Giampaolo Crepaldi, respectivamente, junto a los colaboradores de
este dicasterio, en el que trabajó el queridísimo cardenal vietnamita.
El
Papa ha saludado también a los miembros de la Fundación San Mateo, instituida en memoria
del purpurado vietnamita y a los representantes del Observatorio Internacional Cardenal
Van Thuan, creado para la difusión de la Doctrina social de la Iglesia.
Después
de 5 años, ha dicho en su discurso el Papa, “permanece viva en la mente y en corazón
de cuantos le conocieron la noble figura de este servidor del Señor”: “Queridos hermanos
y hermanas he acogido con íntima alegría la noticia del inicio de la Causa de beatificación
de este singular profeta de la esperanza cristiana y, mientras encomendamos al Señor
su noble alma, recemos para que su ejemplo sea para nosotros una válida enseñanza”.
El
Papa ha aprovechado la ocasión para poner a la luz, una vez más, el “luminoso testimonio
de fe de este heroico Pastor”, recordando algunos pasajes de su vida y el largo período
final, con la sufrida enfermedad, que lo llevó hasta la muerte. “Enfermedad afrontada
con total abandono a la voluntad del Señor”, ha explicado el Papa. Poco tiempo antes
había sido nombrado por Juan Pablo II Vicepresidente y después presidente del Pontificio
Consejo Justicia y Paz, poniendo en marcha la publicación del Compendio de la Doctrina
Social de la Iglesia.
Benedicto XVI ha destacado del cardenal Van Thuan “su
simple e inmediata cordialidad, la capacidad que tenía de dialogar y hacerse entender
por todos”. “Admiramos sus visiones colmas de esperanza, su fervoroso compromiso por
la difusión de la Doctrina social de la Iglesia entre los pobre del mundo, el anhelo
para la evangelización de su continente, Asia, la capacidad que tenía en coordinar
las actividades caritativas y de promoción humana que promovía y apoyaba en los lugares
más recónditos de la tierra”.
El cardenal Van Thun “era un hombre de esperanza
y vivía de esperanza”. “Fue gracias a esta energía espiritual -ha subrayado el Santo
Padre- que resistió a todas las dificultades físicas y morales”. La esperanza lo sostuvo
especialmente durante 13 largos años, como obispo aislado de su comunidad diocesana
y la esperanza le ayudó a superar también “las absurdidades que tuvo que sufrir durante
la larga detención” en las cárceles vietnamitas. “Amaba repetir el cardenal Van Thuan
-ha terminado diciendo el Pontífice- que el cristiano es el hombre del “ahora”, “del
momento presente, que hay que acoger y vivirlo, con el amor de Cristo”.