Ante la columna de Mariensäule de Viena el Papa encomienda Austria y el mundo a la
Virgen
Viernes, 7 sep (RV).- Pasado el mediodía, el Pontífice se ha trasladado al convento
de las hermanas salesianas de la Visitación de María, y de allí ha cambiado de coche
para dirigirse a la Plaza principal Am Hof, donde se encuentra la Mariensaule, la
columna de María, ubicada en el centro de la plaza, una obra de bronce del 1667, copia
del original en mármol del escultor italiano Carlone que se encuentra frente al castillo
de Wernstein en el Inn. El Papa a su llegada ha sido acogido por el Alcalde de la
ciudad, frente a la Iglesia Am Hof de los nueve coros angélicos, conocida también
como Iglesia de la comunidad croata.
El rector de la Iglesia ha acompañado
a Benedicto XVI en el interior del templo donde ha tenido lugar la oración a la Virgen.
Han estado presentes unas mil personas, entre ellas todos los obispos del país y grupos
de fieles. Con esta Liturgia oracional se ha abierto la peregrinación del Pontífice
a Mariazell. Dentro de la iglesia, Benedicto XVI ha dado inicio a la vigilia de oración
y a la adoración del Santísimo, preparando así la fiesta de mañana, en la Celebración
eucarística por el 850 aniversario de fundación del Santuario mariano.
Sobre
el desarrollo de este momento de recogimiento y de oración oigamos a Cecilia de Malak.
El Pontífice
en su alocución ha puesto de relieve el motivo por el cual ha elegido la Mariensäule
como primera etapa de su peregrinación, y ha explicado que ha sido sobre todo para
reflexionar sobre el significado que ha tenido la Madre de Dios para Austria, en su
pasado y en el presente, así como su significado para cada uno de nosotros.
El
Papa ha saludado a los presentes, pero sobre todo a los jóvenes y a los representantes
de las comunidades de lenguas extranjeras en la Archidiócesis de Viena, que al concluir
la liturgia de la Palabra se dirigirán a la Iglesia, donde hasta mañana permanecerán
en adoración delante del Santísimo. De esta manera ellos realizarán de modo concreto
lo que en estos días queremos hacer todos nosotros: “Con María mirar a Cristo”.
Con
la fe en Cristo, el Hijo del Dios encarnado, se une desde los primeros tiempos a una
veneración particular por su Madre, ha añadido el Papa, por aquella Mujer, en cuyo
seno Él asumió la naturaleza humana participando incluso en el latido de su corazón.
La mujer que acompañó con delicadeza y respetó su vida hasta su muerte en la cruz,
y cuyo amor materno Él al final confió al discípulo predilecto y con él a toda la
humanidad, en su sentimiento materno, María acoge también hoy bajo su protección personas
de todos los idiomas y culturas, para conducirlas juntas, en una unidad multiforme,
hacia Cristo.
Seguidamente Benedicto XVI se ha detenido en los orígenes de
la Mariensäule, erigida por el emperador Ferdinando III, en acción de gracias, por
la liberación de Viena. La Mariensäule debe ser también para nosotros, ha señalado
el Papa, un signo de esperanza. Una esperanza cristiana que se extiende más allá de
la realización de nuestros pequeños y grandes deseos. Nosotros elevamos los ojos hacia
María, que nos muestra la verdadera esperanza para la que hemos sido llamados.
Por
último, Benedicto XVI ha pedido la protección materna de la Virgen para Austria y
sus habitantes. Pidiéndole sobre todo que nos ayude a seguir su ejemplo y a orientar
nuestra vida totalmente hacia Dios, permitiendo que mirando a Cristo, nos convirtamos,
igual que Él, en verdaderos hijos de Dios.