El Pontificio Consejo Justicia y Paz celebra el anuncio de la ONU de renovar su empeño
para el logro de los Objetivos de Desarrollo del Milenio
Lunes, 27 ago (RV).- Un comunicado del Pontificio Consejo Justicia y Paz expresó la
acogida favorable de la Santa Sede respecto al anuncio de las Naciones Unidas de un
renovado empeño de la Comunidad Internacional para el logro de los Objetivos de Desarrollo
del Milenio, así como la afirmación de un mayor espíritu de solidaridad internacional.
El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, apoyó el 31 de julio la propuesta
del primer ministro británico, Gordon Brown, de celebrar el próximo año una Cumbre
sobre los Objetivos de Desarrollo del Milenio. Respecto a ellos, según el centro de
noticias de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon señaló la necesidad de «construir una
mayor sinergia entre el grupo de los ocho países más industrializados y el Consejo
Económico y Social» del organismo mundial. «Las Metas del Milenio nos pertenecen a
todos --reconoció--. Necesitamos sentirnos parte de la iniciativa. Durante los próximo
siete años y medio cada día será una nueva jornada para poder ayudar a millones de
personas en todo el mundo».
Con los Objetivos del Milenio, suscritos el año
2000 por todas las naciones del mundo, se pretende reducir el nivel de pobreza y llevar
a cabo el desarrollo sostenible en 2015. «El octavo objetivo, frecuentemente subestimado
o descuidado -advierte el comunicado del dicasterio del pasado 1 de agosto-, solicita
un compromiso global por el desarrollo sostenible de todos los pueblos».
En
2007, llegados a la mitad del plazo 2000-2015, en varios niveles se debatió sobre
el estado de la actuación de los Objetivos del Milenio, recuerda el dicasterio. Y
señala que en el año 2000, el termino de quince años se consideró adecuado para eliminar
la pobreza en el mundo, garantizar la educación primaria universal, favorecer la igual
dignidad y los derechos de hombres y mujeres, reducir la mortalidad infantil, promover
mejores condiciones para la maternidad, combatir enfermedades y epidemias como el
Sida y la malaria, proteger el medio ambiente y en general reforzar la solidaridad
y la cooperación internacional.
«En realidad los gobiernos asumieron el compromiso
de alcanzar los citados objetivos ya antes del año 2000 –apunta la nota-, por ejemplo
con ocasión de la Cumbre Mundial de Desarrollo Social celebrada en Copenhague en 1995».
«Desde tal perspectiva son apreciables los esfuerzos de la comunidad internacional
y alguna mejoría registrada en los campos de la educación y de la sanidad, y en la
eliminación de la pobreza del mundo», expresa el dicasterio, señalando en cualquier
caso que «sigue siendo urgente la necesidad de un empeño más eficaz».
Para
el Pontificio Consejo Justicia y Paz, «el llamamiento a un renovado compromiso para
la consecución de los Objetivos de Desarrollo del Milenio no puede considerarse como
una simple ocasión para repetir declaraciones de intenciones a las que no les siguen
acciones concretas y políticas diversas».
«Al contrario -añade-, según el
deseo expresado por Benedicto XVI, sobre todos los países desarrollados están llamados
a poner en el centro de sus propias políticas la eliminación de la pobreza extrema
de muchos países y el logro» de tales Objetivos. «El tiempo para las simples promesas
parece haber pasado -dice el comunicado-. En Bruselas (2001), Monterrey (2002) y Johannesburgo
(2002) los gobiernos renovaron el compromiso de destinar el 0,7% del Producto Interior
Bruto a la ayuda al desarrollo», pero «si tal promesa se hubiera mantenido, una suma
estimada en 192 mil millones de dólares estadounidenses estaría disponible cada año
para la consecución de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (más del doble de los
actuales 78,6 mil millones)».
«El compromiso por una nueva fase de la convivencia
internacional, basada en una renovada voluntad política y en la movilización de recursos
humanos y materiales para la realización de una verdadera solidaridad y para el desarrollo
de todos los pueblos debería ser compartido por todos. La Santa Sede desea y comparte
tal empeño».