2007-08-14 13:46:29

La Santa Sede recuerda que sigue siendo urgente la necesidad de un esfuerzo global más eficaz en favor del desarrollo de todos los pueblos


Jueves, 2 ago (RV).- Recordando el anhelo manifestado por Benedicto XVI, en su llamamiento ante la cumbre del G8, que se celebró el pasado mes de junio, el Pontificio Consejo Justicia y Paz señala en un comunicado que «la Santa Sede alienta el anuncio pronunciado, el pasado 31 de julio, en las Naciones Unidas en Nueva York en favor de un renovado esfuerzo de la comunidad internacional para alcanzar las Metas del Milenio y la afirmación de un mayor espíritu de solidaridad internacional».

Refiriéndose a las Metas del Milenio que la comunidad internacional ha establecido, con las que se quiere erradicar la pobreza en el mundo, el Dicasterio pontificio reitera que «el octavo objetivo, con frecuencia infravalorado e incluso olvidado, exige un empeño global para el desarrollo sostenible de todos los pueblos».

Si bien se «aprecian los esfuerzos de la comunidad internacional y algunas mejorías en los campos de la educación y la salud y en la eliminación de la pobreza en el mundo» la Santa Sede recuerda que «sigue siendo urgente la necesidad de un esfuerzo más eficaz».

El Pontificio Consejo Justicia y Paz hace hincapié en que el «llamamiento a un renovado esfuerzo para alcanzar las Metas del Milenio no puede ser considerado como una simple ocasión para repetir declaraciones de intentos a las que no siguen acciones concretas y políticas adecuadas. Al contrario, siguiendo el anhelo expresado por Benedicto XVI - para que se trabaje firmemente en este sentido - los países desarrollados, en primer lugar, están llamados a centrar sus propias políticas en la erradicación de la pobreza extrema de muchos países y en el logro de las Metas del Milenio».

Señalando que ya pasó el tiempo de las simples promesas, el comunicado del Pontificio Consejo Justicia y Paz evoca las citas de Bruselas, en 2001; de Monterrey, el año 2002, y de Johannesburgo en 2003. Cuando los gobiernos renovaron el compromiso de destinar la cuota del 0,7 % de su propio Producto interior bruto para la asistencia al desarrollo. Promesa que, sin embargo, aún no se ha cumplido, por lo que ante este nuevo anuncio la Santa Sede reitera que «todos tienen la responsabilidad de compartir el esfuerzo en favor de una nueva fase de la convivencia internacional, basada en una renovada voluntad política y la movilización de los recursos humanos y materiales para la realización de una auténtica solidaridad y el desarrollo de todos los pueblos».








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