Ángelus: Llamamiento de Benedicto XVI por la liberación de los surcoreanos secuestrados,
“se trata de graves violaciones de la dignidad humana, que contrastan con toda norma
elemental de civilización y de derecho y ofenden gravemente la ley divina”
Domingo, 29 jul (RV).- Benedicto XVI ha mostrado siempre su preocupación por los acontecimientos
internacionales que perturban la paz en el mundo, y en este sentido, en su primer
Ángelus desde la localidad cercana a Roma de Castelgandolfo, donde llegó el viernes
tras haber pasado unos días en las montañas dolomitas, el Pontífice ha hecho un apremiante
llamamiento a la liberación de las personas inocentes que se encuentran secuestradas,
en particular, los 22 surcoreanos que cumplen hoy su décimo día de secuestro en Afganistán
ante la amenaza de ser asesinados.
“Se está difundiendo por desgracia entre
los grupos armados la praxis de instrumentalizar a personas inocentes para reivindicar
fines propios. Se trata –ha dicho el Pontífice- de graves violaciones de la dignidad
humana, que contrastan con toda norma elemental de civilización y de derecho y ofenden
gravemente la ley divina. Dirijo mi llamamiento para que los autores de tales actos
criminales desistan del mal causado y restituyan incólumes a sus víctimas”.
En
este sentido el Pontífice ha confiado nuevamente a la intercesión de María Santísima,
una oración por la paz, de forma particular, para que los conocimientos científicos
y técnicos vengan aplicados siempre con sentido de responsabilidad y por el bien común,
en el pleno respeto del derecho internacional: “Oremos para que los hombres vivan
en paz y se sientan todos hermanos, hijos de un único Padre: Dios”.
Benedicto
XVI ha pedido esta oración recordando -como hiciera el pasado domingo al cumplirse
los 90 años del mensaje que envió Benedicto XV a los países beligerantes en la Primera
Guerra Mundial-, el 50 aniversario de la entrada en vigor del estatuto de la AIEA,
la Agencia Internacional para la Energía Atómica, instituida con el mandato de prosperidad
en todo el mundo.
“La Santa Sede, aprobando plenamente la finalidad de tal
Organismo, es miembro desde su fundación, y continúa apoyando su actividad”, ha recordado
el Pontífice, señalando que los cambios vividos en los últimos cincuenta años evidencian
como, en la difícil encrucijada que se encuentra la humanidad, es cada vez más necesario
el trabajo para evitar la proliferación de armas nucleares.
Sobre este argumento
el Papa ha instado a promover un progresivo y acordado desarme nuclear que favorezca
el uso pacífico y seguro de la tecnología nuclear para un auténtico desarrollo, respetuoso
con el ambiente y siempre atento a las poblaciones más desfavorecidas: “Por lo tanto
deseo que lleguen a buen puerto los esfuerzos de aquellos que trabajan para conseguir
la defensa de estos tres objetivos, en el intento de hacer que los recursos ahorrados
puedan ser utilizados en proyectos de desarrollo y en ventaja de todas las poblaciones,
sobre todo, de las más pobres (Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz 2006, n.13).
Reitero en esta ocasión la necesidad de sustituir la carrera armamentística con un
esfuerzo común para movilizar los recursos hacia objetivos de desarrollo moral, cultural
y económico, volviendo a definir las prioridades y las escalas de valores” (Catequismo
de la Iglesia católica, n.2438)
Las palabras del Santo Padre han sido acogidas
con aplausos por parte de los cientos de fieles presentes en Castelgandolfo, que en
los momentos previos al Ángelus amenizaron la espera con cantos y vítores. A todos
ellos el Pontífice ha agradecido el calor de su acogida, y una vez más el Santo Padre
ha recordado su paso por la localidad alpina de Loranzago di Cadore, saludando a cuantos
le acompañaron durante esos días.
“Con igual afecto quiero saludar y expresar
mi gratitud a vosotros –ha proseguido el Papa en su alocución previa al rezo mariano
del Ángelus- queridos peregrinos y habitantes de Castelgandolfo, que me habéis acogido
con vuestra cordialidad típica y me acompañáis siempre con discreción durante el tiempo
que transcurro entre vosotros”.
Y como es tradicional, tras el rezo mariano
del Ángelus y el responso por los fieles difuntos, Benedicto XVI ha saludado en varias
lenguas. En francés, inglés y alemán, el Papa ha pedido “la paz para quienes sufren
la guerra”, pidiendo nuevamente la "libertad para los secuestrados”.
En polaco
el Pontífice ha dirigido su pensamiento, una vez más, a los fieles fallecidos durante
su vuelta del Santuario de La Salette. En la oración imploro para todos los difuntos
el don del descanso en Dios. “Me uno al dolor de sus seres queridos –ha dicho el Papa-
y a los heridos deseo una rápida curación. Pido a Dios que proteja a cuantos se encuentran
en las carreteras dirigiéndose a los lugares de vacaciones”.
Y es español estas
han sido las palabras de Benedicto XVI: “Saludo cordialmente
a los peregrinos de lengua española que habéis venido hasta Castelgandolfo para rezar
el Ángelus. Que este tiempo de vacaciones sea también un momento propicio para alabar
al Señor y poner en Él vuestra confianza. Acudid siempre a Él, que nos ha dicho: “pedid
y se os dará, buscad y hallaréis, llamad y se os abrirá”. ¡Feliz domingo!”.