Progreso desigual en la lucha contra el hambre en América Latina y el Caribe
Jueves, 26 jul (RV).- “Hoy, más que nunca, ante las crisis recurrentes y la búsqueda
del mero interés personal, tiene que haber cooperación y solidaridad entre los Estados,
cada uno de los cuales debe prestar atención a las necesidades de sus ciudadanos más
débiles, que son los primeros que sufren a causa de la pobreza. Sin esta solidaridad,
existe el riesgo de limitar o incluso de impedir el trabajo de las organizaciones
internacionales que se proponen luchar contra el hambre y la desnutrición. De este
modo, promueven eficazmente el espíritu de justicia, armonía y paz entre los pueblos”: "Opus
iustitiae pax". Con este rotundo mensaje lanzado por Benedicto XVI al Director General
de la FAO el pasado año iniciamos el programa de hoy en el que recordaremos que a
pesar de los resultados positivos obtenidos en la lucha contra el hambre en muchas
partes de América Latina y el Caribe, este progreso se encuentra distribuido de forma
desigual.
En un comunicado hecho público por el organismo de Naciones Unidas
para la agricultura y la alimentación (FAO) se pone de relieve que aunque en el conjunto
de la región de América Latina y el Caribe el número de víctimas del hambre descendió
de 59 a 52 millones en el período entre 1990-92 y 2001-03, que significa una reducción
del 12 por ciento”, al tiempo que se han obtenido importantes resultados en América
del Sur y el Caribe, el progreso no ha sido tan evidente en Centroamérica, en términos
tanto de número como de proporción de víctimas del hambre y la malnutrición.
A
pocos menos de un decenio de cumplirse el plazo para alcanzar los Objetivos de Desarrollo
del Milenio, entre los cuales uno de los puntos fundamentales es lograr que nadie
en el mundo sufra hambre, la FAO sigue trabajando incansable para alcanzar la seguridad
alimentaria.
Pero, qué es eso de seguridad alimentaria. La seguridad alimentaria
existe cuando todas las personas tienen en todo momento acceso material y económico
a suficientes alimentos inocuos y nutritivos para satisfacer sus necesidades alimenticias
y las preferencias alimenticias a fin de llevar una vida activa y sana. Por este motivo
naciones unidas ha creado el Programa Especial para la Seguridad Alimentaria (PESA),
una importante iniciativa de la FAO orientada al objetivo de reducir a la mitad el
número de personas que pasan hambre en el mundo para 2015. A través de una serie de
proyectos en más de 100 países de todo el mundo, el PESA promueve soluciones eficaces
y palpables para eliminar el hambre, la subnutrición y la pobreza. A fin de que sus
actividades produzcan las máximas repercusiones el PESA promueve con energía la apropiación
nacional y la habilitación local en los países donde interviene.
La Santa Sede
ha mostrado siempre su preocupación por las personas más necesitadas, destinando ayudas
a las regiones más afectadas por la pobreza y el hambre y haciendo llamamientos, como
el que realizó el Santo Padre al recibir a los miembros del consejo de administración
de la Fundación “Populorum Progressio” para América Latina y el Caribe. En su discurso
el Papa puso una vez más de relieve la necesidad de luchar con fuerza contra las desigualdades
que llevan a unos a tener mucho y a otros a morir de hambre.
Pero a veces no
son las desigualdades económicas a provocar el hambre, sino las catástrofes naturales
que, sobre todo en Latinoamérica, han asoldado a las poblaciones ya de por si martirizadas.
En este sentido la FAO considera problemático el cambio climático y el desarrollo
de la bioenergía, de ahí que promuevan un enfoque que refuerza la eficacia y flexibilidad
de las prácticas agrícolas según las condiciones actuales, al tiempo que prepara a
los campesinos para enfrentarse a los cambios que pueden ocurrir a largo plazo.
Finalizamos
recordando la necesidad por la que pasan muchos hermanos Latinoamericanos, por lo
que invitamos a no derrochar durante estas vacaciones pensando en ellos.