Ángelus: el Papa invita a los jóvenes de todos los continentes a prepararse para la
XXIII Jornada Mundial de la Juventud de Sydney, Australia, en 2008
Domingo, 15 jul (RV).- Benedicto XVI invita a los jóvenes de todos los Continentes,
desde Lorenzago de Cadore, a prepararse para la Vigésimo Tercera Jornada Mundial de
la Juventud, que tendrá lugar en Sydney, Australia, dentro de un año. Asimismo el
Papa anuncia que el próximo viernes, 20 de julio se hará público el Mensaje de la
próxima Jornada Mundial de la Juventud, que el viernes próximo, 20 de julio: "Recibiréis
la fuerza del Espíritu Santo, que descenderá sobre vosotros, y seréis mis testigos."
“El
amor, es el “corazón” de la vida cristiana; en efecto solo el amor, suscitado en nosotros
por el Espíritu Santo, nos hace testigos de Cristo” Así lo ha manifestado Benedicto
XVI, desde Lorenzago de Cadore, antes del Ángelus, ante la próxima Jornada Mundial
de la Juventud, y ha manifestado que ha querido proponer de nuevo esta importante
verdad espiritual, en el Mensaje para la XXIII Jornada Mundial de la Juventud, que
se hará público el viernes próximo, 20 de julio: "Recibiréis la fuerza del Espíritu
Santo, que descenderá sobre vosotros, y seréis mis testigos." (Hch 1,8
“Este
es el tema sobre el que, queridos jóvenes, os invito a reflexionar en los próximos
meses, para prepararos al gran encuentro que tendrá lugar en Sidney, Australia, dentro
de un año, precisamente en estos días de julio”.
Las comunidades cristianas
de aquella amada Nación, ha recordado el Papa, están trabajando activamente para acogeros
y agradezco los esfuerzos organizativos que están realizando. Benedicto XVI ha confiado
a María, que mañana invocaremos como Virgen del Monte Carmelo, el camino de la preparación
y el desarrollo del próximo encuentro de la juventud del mundo entero, al que ha invitado,
de todos los Continentes a participar de manera numerosa.
Benedicto XVI, que
se encuentra descansando desde el pasado lunes en Lorenzago de Cadore, en el norte
de Italia, se ha reunido a las 12 con los fieles presentes en el Castillo de Mirabello
para rezar la oración mariana del Ángelus.
En su alocución previa a la plegaria
mariana el Papa ha dado gracias al Señor porque también este año le ofrece la posibilidad
de transcurrir algunos días de descanso en la montaña y también les ha dado las gracias
a todos a aquellos que le han acogido en Lorenzago, en ese panorama encantado en cuyo
horizonte se delinean las cimas del Cadore y donde también estuvo muchas veces su
amado predecesor Juan Pablo II. Asimismo el Santo Padre ha tenido palabras de agradecimiento
para los obispos de Treviso y Belluno-Feltre así como para todos aquellos que de alguna
manera contribuyen a asegurar una estancia serena y provechosa.
Seguidamente
el Papa ha reflexionado sobre el Evangelio de hoy en el que se nos invita a reflexionar
sobre la parábola del buen samaritano y que introduce en el corazón del mensaje evangélico:
el amor hacia Dios y el amor hacia el prójimo. ¿Pero quién es mi prójimo? – pregunta
el interlocutor de Jesús. Y el Señor responde reformulando la pregunta y, mostrando,
por medio de la narración del buen samaritano, que cada uno de nosotros debe hacerse
prójimo de cada persona que encuentra. “¡Vete y haz tú lo mismo¡”. Amar, dice Jesús,
es comportarse como el buen samaritano. Nosotros sabemos, ha confirmado el Papa, que
el Buen Samaritano por excelencia es precisamente Él: siendo Dios, no ha dudado en
rebajarse hasta hacerse hombre y dar su vida por nosotros.
Tras el rezo del
Ángelus y del responso por los fieles difuntos el Papa ha saludado de manera particular
a las autoridades eclesiásticas y civiles y ha tenido un pensamiento también para
los sacerdotes y los diáconos permanentes; para los educadores y a los seminaristas
del seminario de Treviso y sus familiares; para los representantes de los Institutos
de vida consagrada y de las diversas agregaciones laicales, entre ellas la Acción
Católica, los Scout y los movimientos eclesiales; a los colaboradores de los organismos
diocesanos y para las escuelas católicas. También el Pontífice ha saludado a los muchachos
y jóvenes que están viviendo su “campo escuela” en Cadore.