2007-07-14 15:43:32

Santa Sede: la erradicación de la pobreza, compromiso moral urgente y prioritario para la comunidad internacional en favor de la paz


Sábado, 14 jul (RV).- La Santa Sede reitera sin cesar que «la erradicación de la pobreza es un compromiso moral». Y que esta meta «es una tarea imprescindible para liberar a millones de personas del sufrimiento y la marginación», para impulsar «la paz entre los pueblos» y para otorgar a los individuos y a las comunidades «la legítima libertad que les corresponde de tutelar su dignidad y de contribuir activamente en el logro del bien común, para toda la familia humana». Lo ha recordado en Ginebra el Observador Permanente de la Santa Sede ante la Oficina de la ONU y de las Instituciones Internacionales.

En su intervención ante la reunión ministerial sobre el proyecto del programa del trabajo básico del Consejo Económico y Social de la ONU, el Arzobispo Silvano Tomasi recordó, una vez más, que «la Santa Sede considera que el problema urgente de la pobreza merece la mayor atención y prioridad» e hizo hincapié en la responsabilidad de toda la comunidad internacional en la promoción del verdadero desarrollo humano integral.

Señalando que en el actual momento histórico de la evolución económica, el proceso de la globalización, el impacto mundial de la tecnología y la difusión instantánea de la información deben ser utilizados para impulsar las legítimas aspiraciones de los pueblos - y en particular de los jóvenes - en todo lo que respecta a una vida humana digna, Mons. Tomasi recordó que cuando se frustran estos anhelos la sociedad afronta el riesgo de reacciones violentas y se pone en peligro la paz de todos.

Deplorando la persistencia de áreas de pobreza, en particular en varias regiones de África y de Asia – y ello a pesar de los avances en importantes sectores de la economía, de la ciencia y de la tecnología – el representante de la Santa Sede insistió en la urgencia de afrontar el flagelo de la pobreza en todos sus frentes. La cancelación de la deuda externa de los países pobres tiene que ser implementada con programas e iniciativas que generen trabajo, que contemplen estrategias de educación y formación y que abarquen la tutela de la salud.

Sin olvidar la importancia de la lucha contra la corrupción, Mons. Tomasi reiteró que la Santa Sede señala sin cesar que «al tiempo que los gobiernos de los países pobres tienen su propia responsabilidad en lo que respecta a la gestión de los bienes y a la administración, para lograr la erradicación de la pobreza es indispensable también que toda la comunidad internacional trabaje firmemente en este sentido». «Se trata de un deber y de una responsabilidad moral incondicional, que se funda en la unidad de la familia humana, en la dignidad común y el destino de todos los pueblos – ricos y pobres – sin distinción de raza, religión y cultura».







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