2007-07-13 16:17:46

Reflexiones en familia


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Viernes, 13 jul (RV).- En diversos programas hemos insistido en la importancia de la confianza y la comunicación en las relaciones interpersonales, ya que son estos factores los que definitivamente nos dan armonía y estabilidad. Sin embargo, pareciera que la rutina diaria, el ritmo acelerado en el que vivimos, los múltiples roles que cumplimos hacen que esa comunicación y confianza tan necesarias sean cada vez más difíciles e incluso ausentes.

Y la ausencia de comunicación, la falta de confianza en las otras personas genera inseguridades, temores que se expresan de múltiples formas. Algunos hombres, por ejemplo, prohíben a las parejas salir con sus amistades. O aquellas mujeres que revisan las carteras de sus compañeros para hallar un documento “comprometedor”, todos aquellos que a escondidas revisan los mensajes celulares de sus parejas, son todos estos comportamientos típicos de las personas celosas.

Y no cabe duda, que estas actitudes por lo general no aportan nada bueno a una relación, la verdad son situaciones que en una gran mayoría de ocasiones constituyen uno de los principales factores de rompimiento de las relaciones, provocando distancias y alejamientos del ser amado en vez de atraerlo.

Como ya lo decíamos, los temores, la inseguridad, incluso la baja autoestima son factores que influyen en las personas celosas. Y es necesario reconocer igualmente que otro componente que tienen las personas celosas es la educación que recibieron en el hogar, las actitudes de la familia determinan también los comportamientos que a futuro tenemos en las relaciones de pareja. Algunos psicólogos señalan que algunas personas piensan que si no tuvieron suficiente amor dentro del seno familiar, lo podrán conseguir en una relación sentimental.

Es casi normal que exista algo de celos en todas las personas, particularmente por el sentido de pertenencia que se tiene con la persona que se ama. Lo malo es cuando este sentimiento de pertenencia, casi natural, se convierten en situaciones asfixiantes, en actitudes de control, y lo que puede percibirse como una pertenencia natural, se convierte en posesión al punto de deteriorar las relaciones, y generar incluso la separación.

Hay que reconocer que estos sentimientos se presentan también porque en la sociedad actual prevalece la idea de que “entre más esté con su pareja, hay más amor”. Pero esto no siempre es así, porque muchas personas convierten esta presencia constante en una dependencia de la pareja.

La persona celosa puede incluso descuidar su propia vida, sus rutinas, intereses y gustos por estar pendiente de lo que hace la otra. Ya esto es peligroso, porque se crea un sentimiento de persecución y un deseo de controlar a la otra persona.

Pero, ¿cuándo los celosos pueden volverse posesivos? Algunos psicólogos señalan que los celos no son exclusivos de las relaciones sentimentales. Entre los profesionales es común que se restrinjan las informaciones del puesto de trabajo con el afán de evitar que el compañero sobresalga en la empresa, por ejemplo. También entre los amigos se dan escenas de celos, que pueden ser inofensivos, pero si no se controlan se puede incluso perder las amistades.

Ninguna persona debe depender de otra para ser feliz. Por el contrario, ese sentimiento debe ser un compromiso que cada cual tiene con uno mismo, pues cada persona es responsable de ser feliz por sus propias actuaciones y decisiones. De ahí la importancia de que cada uno de nosotros reconozca, encuentre su propio espacio en la familia, en la sociedad, en el ámbito laboral.


Textos: Alma García
Locución: Alina Tufani Dìaz.








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