2007-07-04 16:20:13

Cultura y Humanismo: Jornada de Responsabilidad en el Tráfico 2007


Miércoles, 4 jul (RV).- Este pasado domingo, 1 de julio, la Iglesia en España celebró la Jornada de Responsabilidad en el Tráfico. Este año, ha estado dedicada a los niños, para que desde pequeños aprendan, sobre todo de sus padres, cuales son las normas de circulación y así protegerles a ellos mismos y a los demás.

Entre las recomendaciones realizadas para los padres, no sólo en esa jornada, sino durante su proceso de enseñanza a los hijos, la Iglesia en España propone principios que parecen básicos, pero que por desgracia muy pocas veces vienen aplicados, como son dar buen ejemplo a los niños más pequeños cruzando sólo cuando se puede, no jugar cerca de los coches, ir siempre bien sentados y con el cinturón en el coche, tener mucho cuidado al bajarse y aprender a circular en bicicleta.

Éste es precisamente el mensaje que quiso lanzar el Pontificio Consejo para los Migrantes e Itinerantes al presentar, a finales del mes pasado, sus “Orientaciones para la Pastoral de la Carretera”. En el documento se pone sobre aviso ante la prepotencia de algunos conductores, su egoísmo, la falta de respeto del código de la circulación y de la vida, “que puede llevar hasta el homicidio”.

Los Papas han expresado siempre su preocupación por los accidentes de tráfico y la conducción imprudente, muestra de ellos son las palabras que el Papa Pablo VI dirigió al Automóvil Club de Italia: “¡Cuán penoso es constatar que los progresos hechos en este sector, a parte de toda buena voluntad, son desgraciadamente descuidados con frecuencia! –exhortó el Pontífice- El hermano mata todavía al hermano, no sólo en los focos bélicos del mundo, sino también en las carreteras cuando descuida la severa observancia de las normas relativas a la circulación vial”.

En este sentido el Pablo VI invitaba a elevar la voz firmemente para pedir a todos los hombres de buena voluntad que contribuyan a hacer de tal manera que la tradición civil y cristiana, inspirada en los valores del Evangelio, de la fraternidad, la amabilidad, el respeto mutuo, la ayuda recíproca entren más a fondo y se vuelvan finalmente visibles también en este sector, sometido, como cualquier otro de la vida humana, a las precisas normas de la Ley de Dios y de la conciencia moral. “Animamos a las Autoridades y a las Asociaciones que, como la vuestra, se dedican a tan noble objetivo –dijo Pablo VI- e invitamos a no perder el ánimo, confiados en que la innata nobleza del hombre sabrá afirmarse siempre más en la educación vial”.

Y es que, en medida más o menos amplia, todos somos usuarios de la carretera, mucho más que en el pasado, gracias a la mecanización y a las multiformes exigencias, como señala el Pontificio Consejo para la pastoral de los Migrantes e Itinerantes en su Pastoral para la carretera, que promueve precisamente la exaltación de los valores cristianos frente al frenetismo, el estrés, la aceleración de nuestros días. Porque es tan fácil como querer al prójimo para evitar accidentes. Querer al prójimo significa obrar con el ejemplo, no beber cuando se va a coger un coche, socorrer al necesitado, mantener la calma y no peder los papeles ante situaciones que podrían llevarnos a ello.

Terminamos este programa de hoy dedicado a la Cultura y al Humanismo recordando a san Lucas: “Un hombre descendía de Jerusalén a Jericó y cayó en manos de unos bandidos [...]. Un samaritano, que estaba en camino, pasando al lado lo vio y se apiadó de él” (Lc 10, 30b-33).







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