Jueves, 21 jun (RV).- La Oficina de Naciones Unidas encargada de los Refugiados (ACNUR)
celebró ayer el Día Internacional dedicado a las personas que por causas ajenas a
ellos mismos se encuentran refugiadas en otros países sin posibilidad de volver a
sus lugares de origen debido a la persecución que sufren, amenazas y un largo etcétera
que hace de estas personas verdaderos héroes.
A lo largo de los años, y gracias
a las campañas lanzadas no sólo por ACNUR sino también por la propia Iglesia, por
asociaciones sin ánimo de lucro, o gracias simplemente a personas que de forma individual
prestan su ayuda, cada vez es mayor la ayuda que se presta para dar una mano a los
refugiados que llegan a los distintos países de acogida. En este sentido, y para movilizar
a la población, ACNUR empezó a trabajar con la figura de los Embajadores de buena
voluntad a principios de la década de 1980, cuando Richard Burton y James Mason fueron
escogidos para hacer declaraciones a los medios y eventos públicos a favor de la causa
de los refugiados.
Hoy en día siete Embajadores de buena voluntad del ACNUR,
con profesiones e intereses personales muy variados, ponen al servicio de los refugiados
su talento y su tiempo. Ellos son: Barbara Hendricks, nombrada en 1987, Adel Imam
en 2000, Angelina Jolie en 2001, Giorgio Armani en 2002, Julián Clerc en el año 2003,
Georges Dalaras y Osvaldo Laport en 2006. Este último, actor uruguayo de gran prestigio,
comenzó a apoyar al ACNUR en 2004, cuando donó a la Agencia un porcentaje de las ganancias
de su perfume para hombres. El mismo año, donó sus servicios para un spot publicitario
televisivo en el Día Mundial del refugiado.
El año siguiente entregó otro
mensaje de esperanza en el Día mundial del refugiado y ha aprovechado cada oportunidad,
tanto en programas de televisión, conciertos, subastas de celebridades o acontecimientos
deportivos, ayudando y promocionando el trabajo del ACNUR y hablando sobre los problemas
de los refugiados y solicitantes de asilo.
Y este es precisamente el trabajo
de los Embajadores de buena voluntad, transmitir un mensaje de respeto y comprensión
por los problemas de los refugiados a un gran número de personas. Logran captar la
atención de las masas en eventos públicos, programas de televisión, intervenciones
en radio y artículos de revistas. Igualmente, emplean su acceso privilegiado a medios
masivos de comunicación y otros recursos para dar voz a los refugiados, quienes frecuentemente
son víctimas olvidadas de las crisis humanitarias y a menudo son objeto de prejuicios
infundados. Los embajadores de buena voluntad también alzan su voz para apoyar a los
refugiados en reuniones con líderes mundiales, diplomáticos, profesores, oficiales
nacionales y con el público en general.
Utilizando la Convención de 1951 como
su herramienta más importante, el mandato principal del ACNUR y por lo tantos de sus
embajadores de buena voluntad, es garantizar la protección internacional de aproximadamente
22 millones de personas desarraigadas en el mundo. La Convención promociona los derechos
humanos básicos de los refugiados y la no repatriación contra su voluntad a un país
donde sufran persecución. Les ayuda a repatriarse a su país de origen cuando las condiciones
así lo permitan, a integrarse en los países de asilo o a reasentarse en terceros países.
El ACNUR promociona los acuerdos internacionales sobre los refugiados, colabora con
los estados en el establecimiento de estructuras de asilo y actúa en calidad de observador
internacional en relación a los asuntos de los refugiados. Porque aunando esfuerzos
es posible lograr un futuro mejor para los refugiados.