2007-06-20 15:31:40

“El alma de los amigos de Dios descansa en la paz de su corazón”: Benedicto XVI preside en la Basílica Vaticana la liturgia de exequias por el difunto cardenal Angelo Felici


Miércoles, 20 jun (RV).- Con un rito solemne y conmovido en el altar de la basílica de San Pedro, Benedicto XVI presidio ayer las exequias del cardenal Angelo Felici, que falleció el pasado domingo en Roma a los 88 años de edad. En su homilía, el Papa recordó la vida del purpurado y su largo servicio a la Santa Sede, primero como diplomático y después como prefecto para la congregación para las causas de los santos y de presidente de la pontifica comisión “Ecclesia Dei”

“Quien come mi carne y bebe mi sangre tiene la vida eterna y yo lo resucitaré en el ultimo día”. Estas palabras del Evangelio de Juan “con sentimientos de afecto y de reconocimiento” guiaron el último saludo del Papa al cardenal Felici.

“La conciencia de que en la Eucaristía estamos misteriosamente participando de la muerte y resurrección del Señor, creyendo firmemente que Dios prepara para sus siervos buenos y fieles el premio de la vida que no tiene fin. Esta ha sido la fe que ha guiado la larga y fecunda existencia sacerdotal del cardenal Felici”.

El Santo Padre recorrió la vida del purpurado ordenado sacerdote en 1942 cuando no tenía todavía 23 años. Servidor fiel de la sede apostólica y estrecho colaborador del sucesor de Pedro, el cardenal Felici desempeñó muchos encargos, entre ellos el de Pronuncio apostólico, en los Países Bajos y representante pontificio en Portugal. En los últimos años de su existencia terrenal, desempeñó el cargo de prefecto de la Congregación para la Causa de los santos hasta el año 95, y hasta el 2000 como presidente de la Pontificia Comisión Ecclesia Dei. Para describir el trabajo desarrollado, el Santo Padre citó las palabras que Juan Pablo II escribió del purpurado en ocasión de su 50 aniversario de sacerdocio y 25 de episcopado, poniendo de relieve su escrupuloso sentido del deber.

“Su ministerio episcopal, afirmaba el Papa, estuvo dedicado al bien de los fieles, a la misión benéfica de los Romanos Pontífices y de la Sede Apostólica. Ahora queremos dar gracias al Señor por la abundante mies de frutos apostólicos que él, con la ayuda de la gracia divina, ha podido recoger en los varios ámbitos de su iluminada y preciosa actividad laboral y diplomática.”

“Las almas de los justos están en las manos de Dios”, está escrito en el Libro de la Sabiduría, y Benedicto XVI lo recordó, invitando a todos los fieles a tener confianza en el “Dios de la Vida”: “Si, las almas de los amigos de Dios descansan en la paz de su corazón. Que esta certeza, que siempre debemos alimentar, sea constante llamamiento a permanecer vigilantes en la oración y a perseverar humilde y fielmente en el trabajo al servicio de la Iglesia”.

Antes de encomendar al cardenal Felici a María, “Madre tierna y diligente”, el Papa recordó que entre los papeles y documentos del purpurado se ha encontrado una imagen de la Mater Salvatoris, con una invocación en su reverso, escrita por el mismo cardenal Felici.

“Espero en Ti, Señor, y en tu Santísima Madre; para que no sea confundido eternamente. ¡Cuántas veces habrá repetido las palabras de esta oración escrita de su puño y letra en previsión de su último viaje!”

Palabras que podemos considerar, concluyó el Papa, como “el testamento espiritual que el cardenal Felici nos deja: palabras que hoy nos ayudan a reflexionar y a rezar”.







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