Escuchar el programa 16 de jun (RV).- “Si quieres ser un buen padre, sé un buen
esposo”. Este es el tema central de uno de los libros de Piero Ferruci, un escritor
italiano cuyas obras han sido traducidas a 11 idiomas. En el texto, Ferruci hablando
de su propia experiencia que le ha faltado tiempo, pero al final se ha dado cuenta
de que la relación con sus hijos pasa a través de la relación con su esposa: “No puedo
tener con ellos una buena relación si mi relación con ella no es buena".
La
experiencia clínica de Ferruci le ha demostrado que "cada ser humano es el resultado
de la relación entre dos individuos: su padre y su madre. Y esa relación sigue viviendo
dentro de nosotros como una armonía bellísima o como una laceración dolorosa. La relación
entre nuestros progenitores -dice Ferruci- nos constituye en lo que somos.
Un
niño siente con todo su ser la relación entre sus progenitores, sea cual sea, la siente
en sí mismo. Si la relación está envenenada, el veneno circulará por su organismo.
Si la atmósfera no es armoniosa, crecerá en la disonancia. Si está llena de ansias
e inseguridades, también su futuro será incierto".
La conclusión entonces
parece clara: si quieres ser un buen padre, sé un gran marido. Si quieres ser una
buena madre, sé una gran compañera para tu marido.
La rutina, el trabajo
y las miles obligaciones e incluso hasta demasiada confianza hacen que muchas veces
la relación de pareja, la relación entre los esposos se quede simplemente suspendida
en el tiempo, abandonada a su propia suerte, y como consecuencia pronto aparecen los
disgustos, las recriminaciones.
Cuando un matrimonio reacciona a tiempo
y recupera lo bello de su amor, los primeros en darse cuenta son los hijos. Por ello
en sus textos, Ferruci cuenta su propia experiencia, después de una temporada en que,
obsesionado por escribir sus libros, comenzó a levantarse a las 5 de la mañana y a
pasar el día rabiando por el ruido y las interrupciones:
"Comencé a sentirme
deprimido, algo no andaba bien. Al fin comprendí lo que sabía pero no quería admitir.
El orden de mis prioridades estaba equivocado. Decidí devolver a Vivien, mi mujer,
un marido que no se cayera de sueño. Después ocurrió algo sutil y sorprendente. Mejoró
la relación entre Emilio, mi hijo y Vivien, mi esposa. No es que fuese una relación
mala, pero había algo que no me gustaba. A menudo Emilio era descortés con ella y
hablaba conmigo como si Vivien no existiera, ignorándola como el machista más temido.
Después lo he entendido: Emilio me mostraba cuál era mi actitud hacia Vivien... Era
yo quien la transformaba en una sombra. Por fortuna me di cuenta a tiempo".
¿Cómo
mantener y mejorar constantemente la relación conyugal? Este autor italiano es un
gran romántico y considera que la fuente de amor para los esposos radica en el recuerdo
de sus mejores momentos.
"Al contrario de lo que muchos piensan, yo creo
que el hecho de enamorarse es el instante más auténtico de la relación entre dos personas;
es cuando ellas ven que todas las posibilidades se abren ante ellas, cuando tocan
la esencia y belleza del amor... Ante los ojos de mi mente desfilan nuestros momentos
más luminosos: el primer paseo juntos, la decisión de casarnos una tarde de septiembre,
las tardes de lluvia que compartimos, el día de concierto durante la época de embarazo...
Todo eso es el origen, la fuente: el lugar en que todo va bien y es perfecto. Por
ello resulta muy positivo regresar de vez en cuando a los orígenes y beber de aquella
fuente de agua pura". Textos: Alma GarcíaLocución: Alina Tufani Dìaz