Benedicto XVI exhorta a los obispos de Eslovaquia a impulsar su programa apostólico
y misionero, también en favor de los cristianos de Europa, sometidos a una insistente
presión ideológica
Viernes, 15 jun (RV).- Benedicto XVI ha exhortado a los obispos de Eslovaquia a impulsar
su «programa apostólico y misionero, no solo en favor de la Iglesia que peregrina
en este país, sino de todo el pueblo de Dios, que está siendo sometido -en especial
en Europa- a una insistente presión ideológica que quisiera que el cristianismo quedara
reducido a la mera dimensión ‘privada’».
Al recibir a los miembros de la Conferencia
Episcopal de Eslovaquia que este viernes han finalizado su quinquenal visita ad limina,
el Papa ha saludado a todo el pueblo eslovaco, evangelizado por los santos Cirilo
y Metodio, que en el siglo pasado tuvo que padecer profundos sufrimientos y persecuciones
de parte del régimen totalitario comunista.
«Fieles a Cristo. Fieles a la
Iglesia». Evocando este lema que su amado predecesor, el Siervo de Dios Juan Pablo
II eligió para su tercera visita a Eslovaquia, en 2003, Benedicto XVI ha señalado
que «lo que el régimen comunista no logró destruir, está siendo peligrosamente socavado
ahora por los fermentos característicos de las sociedades occidentales: el consumismo,
el hedonismo, el laicismo y el relativismo.
Tras destacar el testimonio heroico
de los eslovacos durante las persecuciones comunistas, con un especial saludo al Card.
Jan Chryzostom Korec, el Santo Padre se ha referido a la situación actual de Eslovaquia.
Nación que está entrando cada vez más, desde el punto de vista religioso y cultural,
en la dinámica típica de otros países europeos de antigua tradición cristiana, fuertemente
marcados, en esta época nuestra, por un amplio proceso de secularización.
Reiterando
la preocupación de las comunidades cristianas, que han conservado sus antiguas y arraigadas
prácticas religiosas católicas, y que «después de haber salido del túnel de la persecución,
recorren ahora el camino de renovación promovido por el Concilio Vaticano II», el
Papa se ha referido al «precioso patrimonio espiritual que debe ser custodiado y al
mismo tiempo actualizado». Siempre en fidelidad a sus propias raíces, compartiendo
sus dones con las otras Iglesias que están en Europa, ha señalado el Santo Padre,
recordando luego la situación que están viviendo «Eslovaquia y Polonia, que en el
Este de Europa son los dos países portadores de la más antigua herencia de tradición
católica».