Audiencia general: Benedicto XVI invita a “contemplar en la historia las grandes obras
de Dios para la salvación de los hombres”, evitando asumir una predisposición sensacionalista
o escandalosa
Miércoles, 13 jun (RV).- El Papa, ante más de 30.000 fieles, ha dedicado esta mañana
su catequesis a la figura de Eusebio, obispo de Cesarea, primer historiador de la
Iglesia que vivió entre el 260 y el 337 después de Cristo. Benedicto XVI ha realizado
una invitación a “contemplar en la historia las grandes obras de Dios para la salvación
de los hombres”.
El punto central de la catequesis del Papa ha sido protagonizado
por la figura de Eusebio de Cesarea, “el primer gran historiador de la era cristiana”.
“Infatigable estudioso y autor, en el siglo IV, de la primera historia de la Iglesia
con la que ayudó a salvar del olvido, con toda seguridad, personajes, eventos y textos
de la Iglesia Antigua”. “Lobos crueles -ha recordado Benedicto XVI, citando a Eusebio-
devastaron despiadadamente el rebaño de Cristo, y grandes hombres sufrieron duras
pruebas sangre y torturas para afirmar la sucesión apostólica como armazón de la Iglesia”.
“Precisamente
las persecuciones y la fidelidad de quienes las sufrieron -ha subrayado el Pontífice-
son los grandes testimonios de luz que surgen de esta historia durante los primeros
300 años de vida de la Iglesia”. En toda la obra de Eusebio de Cesarea se pone en
evidencia el intento moral que la orienta: quiere mostrarnos la realidad auténtica,
escondida detrás de las apariencias, porque detenerse en la contemplación de Dios
significa quedarse sólo con un aspecto, mientras hay también la respuesta de los
hombres que testimonia su grandeza.
Benedicto XVI ha exhortado a leer la historia
de la Iglesia no con la postura de quien quiere descubrir escándalos o levantar atribuir
sensacionalismos, a toda costa, sino de quien quiere hallar en ella “los signos del
amor de Dios”. Finalmente, en su catequesis, Benedicto XVI ha atribuido a Eusebio
el mérito de haber afirmado “el título cristológico de Salvador, con referencia a
su benevolencia”.
Este ha sido el resumen que de su catequesis ha hecho el
Santo Padre en español para los peregrinos de nuestra lengua presentes en la Plaza
de San Pedro:
Queridos
hermanos y hermanas: Entre las figuras más destacadas de la Iglesia antigua
hay que mencionar a Eusebio, obispo de Cesarea, testigo y protagonista de un cambio
de época para el cristianismo, que alcanza la paz con el emperador Constantino y celebra
el primer concilio de Nicea, en el que Eusebio suscribió el Credo.
Eusebio
es conocido sobre todo por los diez libros de su Historia Eclesiástica, con una gran
cantidad de noticias de los tres primeros siglos. Pero no es sólo un alarde de erudición:
se trata de narrar los hechos que muestran el progresivo desarrollo del misterio del
amor de Dios por los hombres que se ha manifestado en Cristo. Al mismo tiempo, es
una historia que no sólo atrae la curiosidad, sino que llama a la conversión, a reconocer
en la vida de la Iglesia los signos del amor de Dios y las magníficas obras que ha
hecho para nuestra salvación. A su vez, este reconocimiento invita a dar una respuesta
generosa y un testimonio claro de vida cristiana, orientada a imitar a quien tanto
nos ha amado y nos ama. Después de tantos siglos, Eusebio de Cesarea nos repite esta
invitación.
Saludo cordialmente a los peregrinos
de lengua española, en particular al grupo de la Institución Teresiana, reunido estos
días en Roma, a las Siervas de María Ministras de los Enfermos, a los colaboradores
de las Obras Pontificias Misioneras de México y al grupo del Colegio San Agustín de
Lima, así como a los demás grupos y personas venidas de España, México, Ecuador, Perú
y de otros Países de Latinoamérica. Invito a todos a ver en la historia y en la vida
cotidiana el amor y la bondad de Dios.
Muchas gracias
por vuestra visita.
Saludando a los peregrinos de lengua polaca, el Santo
Padre les ha recordado que mientras nos acercamos a la solemnidad del Sacratísimo
Corazón de Jesús, les encomienda a Su corazón, a sus familias, a las parroquias y
a las demás comunidades. Del atravesado Corazón de Jesús brota sobre todos los fieles
la abundancia de las gracias.
Y como es ya habitual finalmente, el Papa ha
saludado a los jóvenes a los enfermos y a los recién casados. “Queridos jóvenes, para
muchos de vuestros coetáneos han comenzado las vacaciones, para otros es tiempo de
exámenes. Que el Señor os ayude a vivir este periodo con serenidad y a experimentar
su protección. Os invito a vosotros, queridos enfermos, a encontrar consuelo en el
Señor, que ilumina vuestro sufrimiento con su amor redentor. A vosotros, queridos
recién casados, expreso el deseo de descubrir el misterio de Dios que se nos da por
la salvación de todos, para que vuestro amor sea cada vez más verdadero y duradero.