Llamamiento del Papa durante el Ángelus para la liberación de todas las personas que
se encuentran secuestradas en el mundo, y en especial en Colombia
Domingo, 10 jun (RV).- En la solemnidad de hoy de Corpus Christi, que en Vaticano
y en otras naciones se celebró el jueves pasado, Benedicto XVI ha querido dirigir
su pensamiento, al finalizar el rezo mariano del Ángelus, a todas las personas que
se encuentran secuestradas en todo el mundo, y principalmente en Colombia: “Por desgracia
a menudo me llegan peticiones de interés en relación a personas, entre las cuales
muchos sacerdotes católicos, que se encuentran secuestradas por motivos diversos en
diferentes partes del mundo –ha exhortado el Pontífice- Llevo a todos en mi corazón
y tengo a todos presentes en mis oraciones, pensando, entre otros casos, al tan doloroso
caso de Colombia. Dirijo mi afligido llamamiento a los autores de tales actos execrables,
para que tomen conciencia del mal cumplido y restituyan lo antes posible al afecto
de sus seres queridos, a cuantos tienen prisioneros. Confío las víctimas a la materna
protección de María Santísima, madre de todos los hombres”.
Y antes de este
apremiante llamamiento, el Santo Padre ha recordado la importancia, en el día de hoy
dedicado a la solemnidad del Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo, de la Eucaristía
como presencia real del Señor Jesús en el Sacramento del altar: “De hecho, la Santa
Misa es en si misma el acto más grande de adoración de la Iglesia: ‘Nadie come de
esta carne –escribió san Agustín- si antes no la ha adorado’ (Enarr. In Ps. 98,9:
CCL XXXIX, 1385). La adoración fuera de la santa Misa –ha dicho el Papa- prolonga
e intensifica cuanto tiene lugar en la celebración litúrgica, y hace posible una acogida
verdadera y profunda de Cristo”.
El Papa ha aprovechado esta oportunidad que
le ha ofrecido la solemnidad de hoy para pedir a los Pastores y a todos los fieles,
que practiquen la adoración eucarística. En particular ha mostrado su aprecio por
el trabajo realizado en los Institutos de Vida Consagrada y en las asociaciones y
confraternidades que ofrecen una llamada a la centralidad de Cristo en la vida personal
y eclesial.
Asimismo el Pontífice ha expresado su alegría al constatar que
muchos jóvenes están descubriendo la belleza de la adoración, tanto personal como
comunitaria. “Invito a los sacerdotes –ha proseguido Benedicto XVI- a animar en este
sentido a los grupos juveniles, y también a seguirles hasta que las formas de adoración
comunitaria sean siempre apropiadas y dignas, con tiempos adecuados de silencio y
de escucha de la Palabra de Dios”. En ese sentido el Santo Padre ha señalado que “en
la vida de hoy, a menudo ruidosa y dispersiva, es muy importante recuperar la capacidad
de silencio interior y de recogimiento: la adoración eucarística permite hacerlo no
sólo entorno al ‘yo’, sino también en compañía de ese ‘Tu’ lleno de amor que es Jesucristo,
‘nuestro Dios cercano’”.
Y tras el rezo mariano del Ángelus y el responso por
los fieles difuntos, Benedicto XVI ha saludado, como es tradicional, en varios idiomas.
En francés se ha dirigido en especial a los responsables de la Comunidad de san Egidio
provenientes de África, Asia y América Latina, y en alemán y polaco ha recordado la
celebración el próximo viernes de la solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús. En español
estas han sido sus palabras: “Saludo con afecto
a los peregrinos de lengua española. En particular al grupo de ciudadanos de las siete
parroquias del Principado de Andorra, acompañados de sus Alcaldes, así como al grupo
de estudiantes y profesores del Colegio San José, de Reus. En la Eucaristía, sacramento
de la Caridad, Cristo nos revela el amor infinito de Dios. Acudamos a la Virgen María
para que nos ayude y enseñe a recibir, con un corazón cada vez más purificado y agradecido,
el don que Cristo nos hace de sí mismo en este sacramento. ¡Feliz domingo!”