Se clausura la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe
Jueves, 31 may (RV).- Se clausuran hoy en el santuario brasileño de la Virgen de Aparecida,
los trabajos de la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe,
que ha reunido desde el pasado 13 de mayo a los representantes de los Episcopados
de América Latina y el Caribe. La sesión inaugural fue abierta por Benedicto XVI al
final de su viaje pastoral a Brasil antes de regresar al Vaticano. Esta cumbre continental,
que ha durado casi tres semanas, quiere dar un impulso y una renovación a la acción
de la Iglesia del tercer milenio en el espíritu de un nuevo Pentecostés.
El
documento final resume las conclusiones de este diálogo. Los obispos expresan, junto
con el Papa Benedicto XVI, que el patrimonio más valioso de la cultura de estos pueblos
es “la fe en Dios Amor”. Reconocen con humildad las luces y las sombras que hay en
la vida cristiana y en la tarea eclesial. Quieren iniciar una nueva etapa pastoral,
en las actuales circunstancias históricas, marcada por un fuerte ardor apostólico
y un mayor compromiso misionero. Los obispos asumen “la gran tarea de custodiar y
alimentar la fe del Pueblo de Dios, y recordar también a los fieles de este Continente
que, en virtud de su bautismo, están llamados a ser discípulos y misioneros de Jesucristo”.
La educación evangelizadora, la defensa de la vida y el compromiso con "los
más pobres" son los puntos más destacados del Documento final que tiene tres grandes
partes que sigue el método de reflexión teológico-pastoral “ver, juzgar y actuar”.
La primera parte, con una mirada teologal y pastoral se considera, con cierto detenimiento,
los grandes cambios que están sucediendo en el continente y en el mundo, y que interpelan
a la evangelización. Se analizan varios procesos históricos complejos en los niveles
sociocultural, económico, sociopolítico, étnico y ecológico, y se disciernen grandes
desafíos como la globalización, la injusticia estructural, la crisis en la transmisión
de la fe y otros. Se plantean muchas realidades que afectan la vida cotidiana de los
pueblos del continente. En ese contexto, se considera la difícil situación de la Iglesia
en esta hora de desafíos, haciendo un balance de signos positivos y negativos.
En
la segunda parte, tomando como eje la Vida de Cristo, se tratan, en cuatro capítulos
sucesivos, las grandes dimensiones interrelacionadas que conciernen a los cristianos
en cuanto discípulos misioneros de Cristo: la alegría de ser llamados a anunciar el
Evangelio; la vocación a la santidad que hemos recibido los que seguimos a Jesús;
la comunión de ‘todo el Pueblo de Dios’ y ‘de todos en el Pueblo de Dios’, comprendido
el diálogo ecuménico y el diálogo interreligioso; y por fin, se plantea un itinerario
para los discípulos misioneros que considera la riqueza espiritual de la piedad popular
católica.
La tercera parte se centra plenamente en la misión actual de la Iglesia
latinoamericana y caribeña. Sin perder el discernimiento de la realidad ni los fundamentos
teológicos, aquí se consideran las principales acciones pastorales con un dinamismo
misionero. Se trata del núcleo central del Documento, donde se presenta “La misión
de los discípulos misioneros al servicio de la vida plena”, considerando la Vida nueva
que Cristo nos comunica en el “discipulado” y nos llama a comunicar en la “misión”.
Aquí se desarrolla la gran opción de la Conferencia: convertir a la Iglesia en una
comunidad más misionera. Con este fin se fomenta la conversión pastoral y la renovación
misionera de las iglesias particulares.
Luego se analizan algunos ámbitos
y algunas prioridades que se quieren impulsar en la misión de los discípulos entre
nuestros pueblos al alba del tercer milenio. A partir del hecho de que en Cristo Dios
se hizo pobre para enriquecernos con su pobreza, se reconocen nuevos rostros de los
pobres (los desempleados, migrantes, abandonados, enfermos, y otros) y se promueve
la justicia y la solidaridad internacional. Bajo el título “Familia, personas y vida”
se promueve una cultura del amor en el matrimonio y en la familia, y una cultura del
respeto a la vida en la sociedad.
En el último capítulo, titulado Nuestros
pueblos y la cultura, continuando y actualizando las opciones de Puebla y de Santo
Domingo, se tratan los desafíos pastorales de la educación y la comunicación, los
nuevos areópagos y los centros de decisión, la pastoral de las grandes ciudades, la
presencia de cristianos en la vida pública, especialmente el compromiso político de
los laicos por una ciudadanía plena en la sociedad democrática, la solidaridad con
los pueblos indígenas, y una acción evangelizadora que señale caminos de reconciliación,
fraternidad e integración entre los pueblos de América Latina y El Caribe.
"Una
renovación de la acción de la Iglesia" es la frase conclusiva del texto, que fue presentado
por el presidente del CELAM y arzobispo de Santiago de Chile, cardenal Francisco Errázuriz,
acompañado del cardenal primado de Brasil, Geraldo Majella. También participaron el
prefecto de la Congregación para el Clero, el brasileño cardenal Claudio Hummes, y
el arzobispo de Tegucigalpa, cardenal Oscar Rodríguez Maradiaga. La sinopsis del texto
final será entregado el 11 de junio al Papa Benedicto XVI en el Vaticano.