2007-05-31 17:06:14

Se clausura la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe


Jueves, 31 may (RV).- Se clausuran hoy en el santuario brasileño de la Virgen de Aparecida, los trabajos de la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe, que ha reunido desde el pasado 13 de mayo a los representantes de los Episcopados de América Latina y el Caribe. La sesión inaugural fue abierta por Benedicto XVI al final de su viaje pastoral a Brasil antes de regresar al Vaticano. Esta cumbre continental, que ha durado casi tres semanas, quiere dar un impulso y una renovación a la acción de la Iglesia del tercer milenio en el espíritu de un nuevo Pentecostés.

El documento final resume las conclusiones de este diálogo. Los obispos expresan, junto con el Papa Benedicto XVI, que el patrimonio más valioso de la cultura de estos pueblos es “la fe en Dios Amor”. Reconocen con humildad las luces y las sombras que hay en la vida cristiana y en la tarea eclesial. Quieren iniciar una nueva etapa pastoral, en las actuales circunstancias históricas, marcada por un fuerte ardor apostólico y un mayor compromiso misionero. Los obispos asumen “la gran tarea de custodiar y alimentar la fe del Pueblo de Dios, y recordar también a los fieles de este Continente que, en virtud de su bautismo, están llamados a ser discípulos y misioneros de Jesucristo”.

La educación evangelizadora, la defensa de la vida y el compromiso con "los más pobres" son los puntos más destacados del Documento final que tiene tres grandes partes que sigue el método de reflexión teológico-pastoral “ver, juzgar y actuar”. La primera parte, con una mirada teologal y pastoral se considera, con cierto detenimiento, los grandes cambios que están sucediendo en el continente y en el mundo, y que interpelan a la evangelización. Se analizan varios procesos históricos complejos en los niveles sociocultural, económico, sociopolítico, étnico y ecológico, y se disciernen grandes desafíos como la globalización, la injusticia estructural, la crisis en la transmisión de la fe y otros. Se plantean muchas realidades que afectan la vida cotidiana de los pueblos del continente. En ese contexto, se considera la difícil situación de la Iglesia en esta hora de desafíos, haciendo un balance de signos positivos y negativos.

En la segunda parte, tomando como eje la Vida de Cristo, se tratan, en cuatro capítulos sucesivos, las grandes dimensiones interrelacionadas que conciernen a los cristianos en cuanto discípulos misioneros de Cristo: la alegría de ser llamados a anunciar el Evangelio; la vocación a la santidad que hemos recibido los que seguimos a Jesús; la comunión de ‘todo el Pueblo de Dios’ y ‘de todos en el Pueblo de Dios’, comprendido el diálogo ecuménico y el diálogo interreligioso; y por fin, se plantea un itinerario para los discípulos misioneros que considera la riqueza espiritual de la piedad popular católica.

La tercera parte se centra plenamente en la misión actual de la Iglesia latinoamericana y caribeña. Sin perder el discernimiento de la realidad ni los fundamentos teológicos, aquí se consideran las principales acciones pastorales con un dinamismo misionero. Se trata del núcleo central del Documento, donde se presenta “La misión de los discípulos misioneros al servicio de la vida plena”, considerando la Vida nueva que Cristo nos comunica en el “discipulado” y nos llama a comunicar en la “misión”. Aquí se desarrolla la gran opción de la Conferencia: convertir a la Iglesia en una comunidad más misionera. Con este fin se fomenta la conversión pastoral y la renovación misionera de las iglesias particulares.

Luego se analizan algunos ámbitos y algunas prioridades que se quieren impulsar en la misión de los discípulos entre nuestros pueblos al alba del tercer milenio. A partir del hecho de que en Cristo Dios se hizo pobre para enriquecernos con su pobreza, se reconocen nuevos rostros de los pobres (los desempleados, migrantes, abandonados, enfermos, y otros) y se promueve la justicia y la solidaridad internacional. Bajo el título “Familia, personas y vida” se promueve una cultura del amor en el matrimonio y en la familia, y una cultura del respeto a la vida en la sociedad.

En el último capítulo, titulado Nuestros pueblos y la cultura, continuando y actualizando las opciones de Puebla y de Santo Domingo, se tratan los desafíos pastorales de la educación y la comunicación, los nuevos areópagos y los centros de decisión, la pastoral de las grandes ciudades, la presencia de cristianos en la vida pública, especialmente el compromiso político de los laicos por una ciudadanía plena en la sociedad democrática, la solidaridad con los pueblos indígenas, y una acción evangelizadora que señale caminos de reconciliación, fraternidad e integración entre los pueblos de América Latina y El Caribe.

"Una renovación de la acción de la Iglesia" es la frase conclusiva del texto, que fue presentado por el presidente del CELAM y arzobispo de Santiago de Chile, cardenal Francisco Errázuriz, acompañado del cardenal primado de Brasil, Geraldo Majella. También participaron el prefecto de la Congregación para el Clero, el brasileño cardenal Claudio Hummes, y el arzobispo de Tegucigalpa, cardenal Oscar Rodríguez Maradiaga. La sinopsis del texto final será entregado el 11 de junio al Papa Benedicto XVI en el Vaticano.







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