2007-05-23 15:31:13

Audiencia general: los injustificables crímenes que los colonizadores infligieron a los indígenas en América Latina y que fueron condenados por destacados misioneros y teólogos, no deben impedir reconocer la maravillosa obra cumplida por la gracia divina en aquellas poblaciones


Miércoles, 23 may (RV).- En su audiencia general, Benedicto XVI recuerda con gratitud y alegría su reciente viaje a Brasil para la inauguración de la Quinta Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe. «Ha sido un encuentro muy enriquecedor, tanto con los Pastores y fieles brasileños como con los representantes de la Iglesia que camina en esa querida tierra americana, en la que el Evangelio ha echado raíces muy hondas y donde vive, de hecho, la mayor parte de los católicos del mundo».

«Para que la luz de la Palabra de Dios abra caminos de justicia, de paz y de amor verdadero», el Papa ha reiterado también «la importancia de ser verdaderos discípulos de Cristo, de estar con Él y aprender siempre de Él. Ser sus testigos y misioneros del Evangelio en la sociedad».

Este miércoles Benedicto XVI - como él mismo anunció el pasado domingo – ha reflexionado sobre su visita pastoral a Brasil, donde inauguró la V Conferencia General de los obispos latinoamericanos y del Caribe.

En su alocución central en italiano, el Santo Padre ha recordado que después de dos años de Pontificado ha tenido la alegría de viajar a América Latina, que tanto ama, donde vive una gran parte de los católicos del mundo. Palabras que fueron acogidas con un gran aplauso de parte de los numerosísimos peregrinos de muchos países del mundo que acudieron a la Plaza de San Pedro, para la audiencia general de esta semana.

Tras señalar que la meta de su VI viaje apostólico fue Brasil, el Papa manifestó que con esta peregrinación quiso abrazar a todos los latinoamericanos. Y, renovando su profunda gratitud al presidente brasileño, a los obispos y a las autoridades civiles de esta nación, Benedicto XVI recordó la cariñosa y conmovedora acogida que recibió. En primer lugar, ha destacado Benedicto XVI ha sido un viaje de acción de gracias por la fe arraigada en la cultura, que caracteriza a estos pueblos desde hace más de 500 años. Tema muy querido también para sus predecesores, los Siervos de Dios Pablo VI y Juan Pablo II.

El Papa ha querido confirmar a la Iglesia que está en América Latina y en el Caribe «en el camino de una fe que se hizo y se hace historia vivida, piedad popular y arte, en diálogo con las ricas tradiciones precolombinas y, luego, con las múltiples influencias europeas y de otros continentes». En este contexto, Benedicto XVI se ha referido también a las sombras que acompañaron la obra evangelizadora en América Latina, pues no se pueden olvidar los sufrimientos injustificables que los colonizadores infligieron a los indígenas y que fueron condenados por destacados misioneros y teólogos. Mención que, sin embargo, no puede apagar la maravillosa obra cumplida por la gracia divina en aquellas poblaciones: «Claro que el recuerdo de un pasado glorioso no puede ignorar las sombras que acompañaron la obra de evangelización del continente latinoamericano. En efecto, no es posible olvidar los sufrimientos y las injusticias que los colonizadores infligieron a las poblaciones indígenas, a menudo, conculcadas, en sus derechos humanos y fundamentales. Pero la debida mención de semejantes crímenes injustificables – que además fueron condenados entonces por misioneros, como Bartolomé de Las Casas y por teólogos, como Francisco de Vitoria, de la Universidad de Salamanca – esta mención no debe impedir tomar acto, con gratitud, ante la obra maravillosa cumplida por la gracia divina, en aquellas poblaciones en el curso de estos siglos. Así, el Evangelio ha llegado a ser la síntesis dinámica que, con varias facetas, según las diversas naciones, expresa la identidad de los pueblos de América Latina».

Benedicto XVI ha hecho hincapié en la actualidad y validez de la identidad católica, afianzada en la formación espiritual y la Doctrina social de la Iglesia: «Hoy, en la época de la globalización esta identidad católica se presenta aún como la respuesta más adecuada, con la condición de que esté animada por una seria formación espiritual y por los principios de la Doctrina social de la Iglesia».

Pasando luego a evocar los momentos más salientes de su viaje a Brasil, el Papa ha manifestado que este gran país puede ofrecer al mundo un nuevo modelo de desarrollo. Ante los enormes problemas sociales y económicos que esta nación tiene que afrontar, ha señalado también Benedicto XVI, la Iglesia debe impulsar todas las fuerzas espirituales y morales de su comunidad, buscando convergencias oportunas con las otras energías sanas del país. Entre las realidades positivas, el Pontífice ha mencionado la creatividad y la fecundidad, que se manifiesta en los movimientos y en los institutos de vida consagrada, así como en la actividad de los laicos.

«La cultura cristiana puede animar una ‘reconciliación entre los hombres y la creación, a partir de la recuperación de la dignidad personal en la relación con Dios Padre», ha reiterado también Benedicto XVI, refiriéndose al ejemplo que brinda en este sentido la Hacienda de la Esperanza. «Una red de comunidad de recuperación para jóvenes que quieren salir del túnel tenebroso de la droga».

Destacando el entrañable recuerdo de su visita a este centro, el Papa ha subrayado la significativa presencia de un monasterio de Clarisas. «Ejemplo emblemático para el mundo de hoy, que necesita una ‘recuperación’ ciertamente psicológica y social, pero más aún profundamente espiritual».

También emblemática ha sido la canonización del primer santo nacido en Brasil, Fray Antonio de Santa Ana Galvao, ha recordado Benedicto XVI, refiriéndose a «este sacerdote franciscano del siglo XVIII, devotísimo de la Virgen María, apóstol de la Eucaristía y de la Confesión. Conocido, mientras vivía, como ‘hombre de paz y de caridad». Y «cuyo testimonio es una confirmación ulterior de que la santidad es la verdadera revolución, capaz de impulsar la auténtica reforma en la Iglesia y en la sociedad».

Con las palabras de su Encíclica Dios es Amor, el Santo Padre ha recordado la perspectiva unificadora de la Iglesia, al mismo tiempo teológica y social. «La luz de la Palabra de Dios es condición fundamental para la presencia de la justicia y del amor en nuestra sociedad».

Escuchemos el resumen que de su catequesis ha hecho el Santo Padre en español para los peregrinos de nuestra lengua presentes en la Plaza de San Pedro: RealAudioMP3

Queridos hermanos y hermanas:
En esta audiencia quisiera recordar con gratitud y alegría mi reciente viaje a Brasil para la inauguración de la Quinta Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe, en el gran centro mariano de Aparecida. Ha sido un encuentro muy enriquecedor, tanto con los Pastores y fieles brasileños como con los representantes de la Iglesia que camina en esa querida tierra americana, en la que el Evangelio ha echado raíces muy hondas y donde vive, de hecho, la mayor parte de los católicos del mundo.

 
Por eso he animado a todos a cultivar con esmero el tesoro de la fe en Cristo y a hacerlo fecundo tanto en la vida personal como en los diversos ámbitos de la vida social. He invitado a los jóvenes a que sean el rostro joven de la Iglesia; a los Pastores a dar nuevo impulso a la evangelización, al estilo de la primitiva comunidad cristiana: perseverando en la catequesis, en la vida sacramental y en la práctica de la caridad; he señalado a todos la importancia de ser verdaderos discípulos de Cristo, de estar con Él y aprender siempre de Él, para ser sus testigos y misioneros del Evangelio en la sociedad, para que la luz de la Palabra de Dios abra en ella caminos de justicia, de paz y de amor verdadero.

 
Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, en particular a los venidos de España, México, El Salvador, Guatemala y otros países latinoamericanos. Deseo a todos que la estancia en Roma les ayude a reforzar la fe transmitida por los Apóstoles Pedro y Pablo, que aquí dieron su vida por Cristo.
Muchas gracias por vuestra visita.

Benedicto XVI saludando a los fieles de lengua polaca les ha agradecido las oraciones que por él han rezado con motivo de su Viaje apostólico a Brasil, y también ha confiado los frutos de su peregrinación a Nuestra Señora de Guadalupe, patrona de toda América y al nuevo santo brasileño, Antonio Galvao.

Como siempre al final de la audiencia el Papa ha saludado a los jóvenes, a los enfermos y a los recién casados. En preparación a la solemnidad de Pentecostés, que celebraremos el próximo domingo, les ha recordado, os exhorto, queridos jóvenes, a invocar constantemente al Espíritu Santo, para que os haga intrépidos testigos de Cristo resucitado. Que el Espíritu de Dios os ayude a vosotros, queridos enfermos, a acoger con fe el peso del dolor y a ofrecerlo para la salvación de todos los hombre; que os conceda a vosotros, queridos recién casados, la gracia de anunciar con alegría y convicción el Evangelio de la vida y de construir vuestra familia sobre los sólidos fundamentos del Evangelio.







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