Responsabilidad de los medios de comunicación, principal argumento de la Jornada de
las Comunicaciones sociales
Lunes, 21 may (RV).- El Papa Benedicto XVI quiso dedicar la 41ª Jornada Mundial de
las Comunicaciones Sociales que se celebró ayer 20 de mayo, festividad de la Ascensión
del Señor, a reflexionar sobre dos aspectos muy concretos y preocupantes que tienen
una especial vigencia en todo el mundo, y sobre todo en España: por un lado, la formación
de los niños por parte de los medios de comunicación; y, por otro, la formación de
los más pequeños para responder adecuadamente a estos medios.
Los objetivos
de esta jornada quedaron bien definidos en el Concilio Vaticano II en su decreto “Inter
Mirifica”, cuando se especificó que esta celebración sirve para formar conciencias
ante las responsabilidades que incumben a cada individuo, grupo o sociedad, en la
formación de la opinión pública y en el uso y desarrollo de los medios de comunicación.
Asimismo se invitó ayer a la oración para ofrecer el testimonio de que el hombre depende
en todo de su Creador y para dar a los “medios” el carácter religioso que, como dones
maravillosos de Dios, les es debido. También para que a todos se nos conceda el tomar
conciencia de nuestro deber ante la variada problemática de estos medios y sus grandes
responsabilidades.
En este sentido la Iglesia en España ha promovido actividades
relacionadas con cursos de formación en la comunicación social para sacerdotes, educadores,
religiosos y religiosas, padres, seminaristas y agentes de pastoral; creación de publicaciones
religiosas; y fomento de la presencia de la Iglesia en emisoras diocesanas de televisión.
Y
es que precisamente el tema de esta 41ª Jornada de las Comunicaciones Sociales estuvo
relacionado con los más pequeños: "Los niños y los medios de comunicación social:
un reto para la educación". En este sentido el Papa nos invitó a reflexionar sobre
dos aspectos de suma importancia: uno es la formación de los niños; el segundo, quizás
menos obvio pero no menos importante, es la formación de los medios mismos.
El
problema principal es la relación entre los niños, los medios de comunicación y la
educación, en este sentido se puede considerar desde dos perspectivas: la formación
de los niños por parte de los medios, y la formación de los niños para responder adecuadamente
a los medios. Surge entonces como una especie de reciprocidad –escribió el Pontífice
en su mensaje- que apunta a la responsabilidad de los medios como industria, y a la
necesidad de una participación crítica y activa por parte de los lectores, televidentes
u oyentes. En este contexto, la formación en el recto uso de los medios es esencial
para el desarrollo cultural, moral y espiritual de los niños.
Y así es, todos
los medios de comunicación somos responsables del contenido que se transmite, y tenemos
que tener en cuenta que muchas veces dicho contenido pasa a través de los oídos de
los más pequeños. Por lo tanto, somos responsables también de la educación de éstos.
“Exhorto –resonó ayer el mensaje del Papa- nuevamente a los responsables de la industria
de estos medios para que formen y motiven a los productores a salvaguardar el bien
común, a preservar la verdad, a proteger la dignidad humana individual y a promover
el respeto por las necesidades de la familia”.
La Iglesia misma, a la luz del
mensaje de salvación que se le ha confiado, es también maestra en humanidad y aprovecha
la oportunidad para ofrecer ayuda a los padres, educadores, comunicadores y jóvenes.
Las parroquias y los programas escolares, hoy en día, deberían estar a la vanguardia
en lo que respecta a la educación para los medios de comunicación social. Sobre todo,
la Iglesia desea compartir una visión de la dignidad humana que es el centro de toda
auténtica comunicación. "Al verlo con los ojos de Cristo, puedo dar al otro mucho
más que cosas externas necesarias: puedo ofrecerle la mirada de amor que él necesita"
(Deus Caritas est).