Mensaje del Papa al Encuentro Juntos por Europa 2007: «Salvaguardar las raíces cristianas
de Europa para defender un patrimonio humano y espiritual indispensable para el auténtico
desarrollo del continente»
Miércoles, 16 may (RV).- En nombre de Benedicto XVI, el Cardenal Secretario de Estado,
Tarcisio Bertone, envió un mensaje a los más de 250 movimientos y comunidades cristianas
que el sábado, 12 de mayo, celebraron en la ciudad alemana de Stuttgart el Encuentro
Juntos por Europa 2007.
El mensaje recuerda que esta iniciativa surgió «por
una feliz intuición ecuménica de grupos, asociaciones, movimientos y comunidades católicas,
evangélicos, ortodoxos y anglicanos» para subrayar «la necesidad de reafirmar juntos
la fidelidad al Evangelio, en una Europa que corre el riesgo de perder los valores
originales y de renunciar a las propias raíces cristianas».
Tras hacer hincapié
en la gran actualidad de la exhortación apostólica post-sinodal Ecclesia in Europa,
del Siervo de Dios Juan Pablo II, el Card. Bertone pone en guardia sobre «la pérdida
de la memoria y de la herencia cristiana».
Pérdida que está «unida a una especie
de agnosticismo práctico y de indiferencia religiosa». Por lo cual «muchos europeos
dan la impresión de vivir sin base espiritual y como herederos que han despilfarrado
el patrimonio recibido a lo largo de la historia».
«Se hace eco de esta consideración
el Papa Benedicto XVI, que desde el inicio de su pontificado no desaprovecha ocasión
para recordar la importancia de salvaguardar el patrimonio cristiano, peculiar riqueza
del Continente europeo», escribe el cardenal Bertone.
El mismo Cardenal Secretario
de Estado subraya que «el llamamiento a no perder nuestras raíces constituye una recurrente
invitación a trabajar concretamente para que los creyentes en Cristo -de las diversas
confesiones- aúnen sus esfuerzos al servicio de una causa tan actual. Se trata de
defender un patrimonio humano y espiritual indispensable para el auténtico desarrollo
de Europa».
El deseo de Benedicto XVI – prosigue el texto, es que este encuentro
«refuerce el deseo de comunión que anima a movimientos y comunidades laicales de varias
Iglesias, contribuya a disolver prejuicios, a superar nacionalismos y barreras históricas
e impulse a comprometerse para que no desaparezca en la Europa de los tiempos post-modernos
la dimensión espiritual».
Y es que «de nada valdrían los esfuerzos humanos
-termina el mensaje- si se prescindiera del apoyo divino, porque ‘si el Señor no construye
la casa, en vano se afanan los constructores’».