Escuchar el programa Viernes, 27 abr
(RV).- Hoy hablaremos de los problemas de los niños que muchas veces son víctimas
de molestias y burlas de sus compañeros en la escuela, al punto de crear problemas
en la autoestima, enfermedad y otros trastornos. Una situación en la que los padres
deben estar atentos, al igual que sus maestros y la familia en general.
Cuando
los hijos se niegan a ir al colegio puede ser que sean objeto de burla y de molestias
por parte de otros niños. La existencia de este tipo de situaciones, por lo general,
es aceptada como un aspecto inevitable en la sociedad, en incluso en el colegio y
que forma parte de vida del ser humano. De hecho, la vida sin conflictos es un mito
y, estos conflictos, si bien orientados y resueltos, ofrecen a los niños imprescindibles
oportunidades para desarrollar las habilidades". Una situación de conflicto permite
al ser humano la adquisición de herramientas, sin embargo, hay que darle al niño herramientas
para que aprenda a ser tolerante a la frustración a la hora de someterse a la burla
de los demás.
Según algunos especialistas, este problema se ve mucho en los
niños que tienen hiperactividad y déficit de atención, que de por sí tienen un comportamiento
que se sale de lo habitual. "A estos niños, los molestan mucho sus compañeros y les
generan una pésima autoestima". Por lo general cuando el niño dice que no quiere ir
al colegio es porque alguna situación lo está incomodando. Algunos se llegan a sentir
enfermos y lo somatizan con vómito, diarrea o fiebre. Ante esta situación los padres
tienen que estar muy atentos al comportamiento de su hijo y atreverse a ir al colegio
para hablar del problema.
A nivel personal, los niños que son objeto de burlas
y molestias presentan baja autoestima, se aíslan de los compañeros, se vuelven callados
y en ocasiones agresivos. "Algunos acompañados por las familias o con una adecuada
terapia estos niños pueden lograr ser más fuertes frente a la crítica y fortalecer
la idea de si mismo, para que puedan aceptar las burlas y críticas, para que no los
afecte". Si no sucede así, el niño se vuelve un ser solitario, inseguro y, muchas
veces, hasta inmaduro porque no se relaciona con los demás.
El otro lado de
la moneda son los niños que en grupos o pandillas molestan a otros niños pues en
ellos muchas veces se pueden encontrar niños con psicopatologías o trastornos psiquiátricos.
Los padres de los niños que molestan a uno o más compañeros o ejercen una presión
de grupo sobre ellos, se les debe reforzar la educación en la familia, en aspectos
como el respeto por los demás, el respeto por las diferencias y el valor de la tolerancia.
Pero no es una cuestión sólo de las familias, también en los colegios y las
escuelas se pueden realizar talleres donde los niños aprendan de valores, y que entre
ellos esté el respeto por el otro, que es uno de los más importantes. Cuando ocurran
estos casos en que otro grupo se la agarra con un niño, debe existir una buena comunicación
entre alumnos, padres de familia, colegios y sus áreas de psicología, para juntos
resolver esta situación.
“La presión de grupo es un fenómeno que corresponde
al desarrollo psicoevolutivo por el cual pasamos los seres humanos y que, finalmente,
termina con la adquisición de un criterio personal claro frente a las diferentes situaciones
sociales donde exista presión. No siempre la presión de un grupo debe ser vista por
los padres de familia o los profesores como una situación negativa que puede producir
enfrentamientos entre estos grupos y los niños. Puede ser vista también como una oportunidad
que ayude al niño a tener en cuenta varias opciones frente a una determinada experiencia.
Saber decidir, asumir, confrontar, vincularse o retirarse, deben ser opciones que
el niño debe considerar en una situación de grupo o fenómeno de masa. Mantener una
comunicación afectiva y efectiva con el niño es clave para la orientación y acompañamiento
en este aspecto de presión de grupo y en los otros aspectos que competen con la formación
de los hijos". Textos: Alma García Locución: Alina Tufani Díaz