2007-04-27 18:56:29

Reflexiones en familia


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Viernes, 27 abr (RV).- Hoy hablaremos de los problemas de los niños que muchas veces son víctimas de molestias y burlas de sus compañeros en la escuela, al punto de crear problemas en la autoestima, enfermedad y otros trastornos. Una situación en la que los padres deben estar atentos, al igual que sus maestros y la familia en general.

Cuando los hijos se niegan a ir al colegio puede ser que sean objeto de burla y de molestias por parte de otros niños. La existencia de este tipo de situaciones, por lo general, es aceptada como un aspecto inevitable en la sociedad, en incluso en el colegio y que forma parte de vida del ser humano. De hecho, la vida sin conflictos es un mito y, estos conflictos, si bien orientados y resueltos, ofrecen a los niños imprescindibles oportunidades para desarrollar las habilidades". Una situación de conflicto permite al ser humano la adquisición de herramientas, sin embargo, hay que darle al niño herramientas para que aprenda a ser tolerante a la frustración a la hora de someterse a la burla de los demás.

Según algunos especialistas, este problema se ve mucho en los niños que tienen hiperactividad y déficit de atención, que de por sí tienen un comportamiento que se sale de lo habitual. "A estos niños, los molestan mucho sus compañeros y les generan una pésima autoestima". Por lo general cuando el niño dice que no quiere ir al colegio es porque alguna situación lo está incomodando. Algunos se llegan a sentir enfermos y lo somatizan con vómito, diarrea o fiebre. Ante esta situación los padres tienen que estar muy atentos al comportamiento de su hijo y atreverse a ir al colegio para hablar del problema.

A nivel personal, los niños que son objeto de burlas y molestias presentan baja autoestima, se aíslan de los compañeros, se vuelven callados y en ocasiones agresivos. "Algunos acompañados por las familias o con una adecuada terapia estos niños pueden lograr ser más fuertes frente a la crítica y fortalecer la idea de si mismo, para que puedan aceptar las burlas y críticas, para que no los afecte". Si no sucede así, el niño se vuelve un ser solitario, inseguro y, muchas veces, hasta inmaduro porque no se relaciona con los demás.

El otro lado de la moneda son los niños que en grupos o pandillas molestan a otros niños pues en ellos muchas veces se pueden encontrar niños con psicopatologías o trastornos psiquiátricos. Los padres de los niños que molestan a uno o más compañeros o ejercen una presión de grupo sobre ellos, se les debe reforzar la educación en la familia, en aspectos como el respeto por los demás, el respeto por las diferencias y el valor de la tolerancia.

Pero no es una cuestión sólo de las familias, también en los colegios y las escuelas se pueden realizar talleres donde los niños aprendan de valores, y que entre ellos esté el respeto por el otro, que es uno de los más importantes. Cuando ocurran estos casos en que otro grupo se la agarra con un niño, debe existir una buena comunicación entre alumnos, padres de familia, colegios y sus áreas de psicología, para juntos resolver esta situación.

“La presión de grupo es un fenómeno que corresponde al desarrollo psicoevolutivo por el cual pasamos los seres humanos y que, finalmente, termina con la adquisición de un criterio personal claro frente a las diferentes situaciones sociales donde exista presión. No siempre la presión de un grupo debe ser vista por los padres de familia o los profesores como una situación negativa que puede producir enfrentamientos entre estos grupos y los niños. Puede ser vista también como una oportunidad que ayude al niño a tener en cuenta varias opciones frente a una determinada experiencia. Saber decidir, asumir, confrontar, vincularse o retirarse, deben ser opciones que el niño debe considerar en una situación de grupo o fenómeno de masa. Mantener una comunicación afectiva y efectiva con el niño es clave para la orientación y acompañamiento en este aspecto de presión de grupo y en los otros aspectos que competen con la formación de los hijos".
Textos: Alma García
Locución: Alina Tufani Díaz









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