Encuentro con los representantes de la cultura en la Universidad de Pavía: Benedicto
XVI resalta a san Agustín como modelo para todos del diálogo entre la razón y la fe,
un diálogo que busca la verdad y la paz
Domingo, 22 abr (RV).- Dos ideas centraron el discurso de Benedicto XVI, esta tarde,
en la Universidad de Pavía: Para poder superar la fragmentación especializada de las
disciplinas la universidad debe poner en el centro a la persona y valorizar el diálogo
y las relaciones interpersonales, mientras que la investigación científica debe abrirse
a la duda existencial del sentido de la vida misma de la persona.
Poco después
de las cuatro de la tarde, el Santo Padre llegó a la Universidad de Pavía, una de
las más antiguas de Italia, característica que fue resaltada por el Pontífice en su
discurso enumerando también a los ilustres personajes religiosos y laicos que por
ella han pasado a lo largo de los siglos como Alessandro Volta, Camillo Golgi y Carlo
Forlanini, además de Michele Ghislieri, quien luego fuera Papa san Pío V; los santos
Carlo Borromeo, Alessandro Sauli, Riccardo Pampuri, santa Gianna Beretta Molla, el
beato Contardo Ferrini y el siervo de Dios Teresio Olivelli.
El encuentro con
los profesores y estudiantes tuvo lugar en el Patio Teresiano y se abrió con unas
breves palabras del rector de esa casa de estudios, Angiolino Stella y de un representante
de los estudiantes, Stefano Pellegrino. Precisamente, al tomar la palabra, el Papa
destacó esa vocación comunitaria que debe tener toda universidad, que no es otra cosa
que, una comunidad de docentes y estudiantes empeñados en la búsqueda de la verdad
y en la adquisición de altas competencias culturales y profesionales. Al destacar
que la centralidad de la persona y la dimensión comunitaria son dos polos co-esenciales
para una valida colocación de la universitas studiorum, de un centro de estudios,
el Papa destacó que “cada Universidad debería custodiar siempre la fisonomía de un
Centro de Estudios a la medida del hombre en el cual la persona del estudiante sea
preservada del anonimato y pueda cultivar un fecundo diálogo con los docentes del
cual obtener un incentivo para su crecimiento cultural y humano”.
Benedicto
XVI señaló que para lograr esta universidad orientada a la persona son necesarias
algunas premisas. Por una parte, las disciplinas tienen naturalmente a la especialización
mientras que la persona necesita de la unidad y de la síntesis. Por otra, si bien
la investigación tiende al conocimiento, la persona necesita también de la sabiduría
de esa ciencia, es decir, que se exprese en el “saber vivir”. Y por último, la estructura
universitaria, de hecho privilegia, la comunicación mientras que las personas aspiran
al compartir. Como respuesta a estas premisas el Papa señaló “ ante todo, es cierto
que sólo poniendo en el centro a la persona y valorizando el diálogo y las relaciones
interpersonales puede ser superada la fragmentación de la especialización de las disciplinas
y recuperada la perspectiva unitaria del saber. En segundo lugar, es de fundamental
importancia que el empeño de la investigación científica pueda abrirse a la duda existencial
sobre su sentido para la vida misma de la persona. En tercer lugar, sólo valorizando
la persona y las relaciones interpersonales, la relación didáctica puede convertirse
en una relación educativa”.
En este contexto, el Papa destacó que esta atención
a la persona y a su experiencia integral de vida y de comunión ha estado muy presente
en la acción pastoral de la Iglesia de Pavía en el ámbito cultural, señalando como
testimonio de esta realidad la obra de los varios colegios universitarios de inspiración
cristiana presentes en la diócesis. Tras enumerar algunas de estas instituciones
y sus peculiares orientaciones, el Pontífice invitó a los estudiantes y docentes a
no sentirse sólo objeto del cuidado pastoral, sino participar activamente y ofrecer
su contribución al proyecto cultural de inspiración cristiana que la Iglesia promueve
en Italia y en Europa.
El Santo Padre quiso concluir su discurso refiriéndose
al pensamiento de san Agustín co-patrón de la Universidad de Pavía, junto a santa
Catalina de Alejandría-, quien en su recorrido existencial e intelectual testimonia
la fecunda interacción entre fe y cultura.
"San Agustín es un hombre de un
incansable deseo de encontrar la verdad, de encontrar qué es la vida, cómo vivirla,
de conocer al hombre y precisamente, a causa de su pasión por el hombre, ha buscado
necesariamente a Dios, porque sólo en la luz de Dios también la grandeza del hombre,
la belleza de la aventura de ser humano, puede aparecer plenamente. Este Dios, inicialmente,
se le aparecía muy lejano, después ha encontrado que este Dios grande, inaccesible,
se ha hecho cercano, uno de nosotros. El gran Dios, nuestro Dios, es un Dios con rostro
humano. Así la fe en Cristo no ha acabado con su filosofía, su audacia intelectual,
sino que le ha impulsado interiormente a buscar la profundidad del ser humano y de
ayudar a encontrar la vida, el arte de vivir y esto era para él filosofía: saber vivir,
pero con toda la razón, contra la profundidad del pensamiento y la voluntad, y dejarse
guiar en el camino de la verdad, que es un camino de valor, de humildad, purificación
permanente. La fe en Cristo ha dado cumplimiento a toda la búsqueda de San Agustín.
Cumplimiento en el sentido de que siguió siempre buscando, incluso en la eternidad,
porque nuestra búsqueda no acaba nunca. Es una búsqueda eterna descubriendo siempre
nuevas grandezas. La belleza de la eternidad reside en que no es algo estático, sino
un progreso inmenso en la inmensa belleza de Dios. Así podrá encontrar a Dios como
la Razón fundadora, pero también Dios como el Amor que nos abraza, nos guía y da sentido
a la historia y a nuestra vida personal".
Una consideración que también su
predecesor Juan Pablo II subrayó en su Encíclica Fides et ratio: “el obispo de Hipona
logró producir la primera gran síntesis del pensamiento filosófico y teológico, en
el cual confluían corrientes del pensamiento griego y latino”. También en él- dijo
Benedicto XVI refiriéndose a Papa Wojtyla- la gran unidad del saber que encontraba
su fundamento en el pensamiento bíblico, vino a ser confirmada y sostenida por la
profundidad del pensamiento especulativo.
“La fe en Cristo ha dado consistencia
a toda búsqueda de Agustín permitiéndole encontrar en Dios Amor el centro y el sentido
mismo de la existencia humana, de la historia y del universo entero. Al mismo tiempo,
el amor de Cristo dio forma a su compromiso existencial: de una vida orientada hacia
la búsqueda del éxito mundano pasó a una vida totalmente donada a Cristo Jesús, único
maestro y Señor. Que san Agustín sea para todos modelos de diálogo entre la razón
y la fe, modelo de un diálogo amplio que sólo puebe buscar la verdad, y de esta forma
la paz”.