Dos años del pontificado de Benedicto XVI con “una visión del mundo basada en la prioridad
de la Razón creadora, que es el Amor de Dios”
Jueves, 19 abr (RV).- Hoy hace dos años, a las seis menos diez de la tarde del 19
de abril de 2005, la fumata blanca de la chimenea de la Capilla Sixtina anunciaba
al mundo la elección de un nuevo Papa. “Yo soy un humilde siervo de la viña del Señor”.
Iniciaba con estas palabras la aventura de Benedicto XVI, que sucedía a Juan Pablo
II, tras casi 27 años como guía de la Iglesia. Joseph Ratzinger, que acaba de celebrar
el pasado lunes 80 años, es el 265 Vicario de Cristo y el octavo pontífice alemán
de la historia.
En dos años de pontificado, Benedicto XVI ha encontrado ya
a 7 millones y medio de personas, en sus multitudinarias audiencias generales y visitas
pastorales. En este tiempo ha realizado tres viajes en Italia y 5 viajes pastorales
internacionales, entre ellos el de Valencia, donde clausuró el V Encuentro Mundial
de las familias el pasado 8 y 9 de julio. Dos momentos, en dos lugares distintos,
pasarán a la historia en este principio de pontificado: la visita del Papa a Auschwitz
y el rezo por la paz en la Mezquita Azul de Estambul, durante su visita a Turquía.
En dos años de magisterio petrino, Benedicto XVI ha escrito una Encíclica:
“Deus caritas est”, sobre el Amor cristiano (“Dios es amor, y quien permanece en el
amor permanece en Dios y Dios en él”) -escribe el Papa, para quien el “amor del enemigo
constituye el núcleo de la revolución cristiana”; ha escrito también una Exhortación
apostólica sobre la Eucaristía y el libro “Jesús de Nazaret” que acaba de publicarse
estos días.
La simplicidad es una de las notas dominantes de Benedicto XVI.
Su palabra clara, serena, pero profunda, fuerte y rigurosa, a la vez, hace mella en
los fieles. El Pontífice apunta sobre la sensatez de la fe llamando también a los
no creyentes al gran diálogo de la verdad. Es el Papa teólogo que nos habla con confianza
“de una visión del mundo basada sobre la prioridad de la Razón creadora, que es el
Amor de Dios”.
El importante discurso en la Universidad de Ratisbona, mal
interpretado, y que los medios de comunicación relacionaron con el Islam, en realidad
estaba dirigido sobre todo al mundo occidental: era una invitación a ensanchar los
horizontes de la razón, reducidos por la cultura moderna. “Una cultura devastada por
el relativismo y por aquel absolutismo dogmático de los laicistas que quieren quitar
a la Iglesia el derecho a la libertad de expresión”.
Pero en estos dos años,
Benedicto XVI ha dado voz a la Iglesia: ha hablado del escándalo de la pobreza y del
hambre, de las injusticias de cierta globalización, de neocolonialismo de los países
ricos, del tráfico de armas y de la insensatez de la guerra y sobre todo de la indiferencia,
una indiferencia casi general.
El Papa trabaja intensamente por el ecumenismo
y el diálogo con las otras religiones y su corazón se desvela especialmente por las
tragedias de África, Oriente Medio y Tierra Santa; observa con atención a China, tiene
siempre presente los desafíos y las esperanzas de América latina, donde viajará dentro
de un mes, y subraya a menudo en sus discursos el peligro que supone “una Europa que,
renegando de sus raíces cristianas, reniegue de sí misma”.
“La Iglesia -afirma
el Pontífice- no tiene intereses y no busca privilegios: quiere solo anunciar a Cristo
y defender al hombre, sobre todo a los más pequeños y desprotegidos”. El Papa cree
en “la novedad del Evangelio que cambia el mundo sin hacer ruido. Es el heroísmo de
los pequeños, que creen en el amor de Dios y lo difunden incluso a costa de su vida”.
Quizá
las dos palabras que más ha pronunciado en estos dos años el Papa Ratzinger hayan
sido: “Cristo” y “alegría”…pero ha hablado con ímpetu de tantas otras. Nosotros nos
quedamos con aquella defensa de la familia que Benedicto XVI hizo explicando el motivo
de su viaje a España:
«Mi deseo
es proponer el papel central, para la Iglesia y la sociedad, que tiene la familia
fundada en el matrimonio. Ésta es una institución insustituible según los planes de
Dios, y cuyo valor fundamental la Iglesia no puede dejar de anunciar y promover, para
que sea vivido siempre con sentido de responsabilidad y alegría».
Seguidamente
les ofrecemos el testimonio del Obispo Cipriano Calderón, vicepresidente emérito de
la Pontificia Comisión Para América Latina, sobre como ha vivido y visto estos dos
años de pontificado de Benedicto XVI:
También el
investigador e historiador de la Iglesia Mons. Vicente Cárcel Ortí nos ha relatado
su vivencia, cuando se anunciaba, ese 19 de abril por la tarde de hace dos años, que
el Cardenal Ratzinger era el nuevo Papa:
Asimismo le
hemos preguntado, qué destacaría del Magisterio de Benedicto XVI:
Finalmente
Mons. Carcel Ortí nos habla de la claridad magisterial del Santo Padre: