IV meditación cuaresmal: “Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán
misericordia”
Viernes, 30 mar (RV).- Benedicto XVI ha participado esta mañana en la Capilla Redemptoris
Mater, en la cuarta y última predicación de Cuaresma con la Curia Romana. El predicador
de la Casa Pontificia, el P. Capuchino Raniero Cantalamessa ha reflexionado sobre
el tema “Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia”.
Al aludir a la quinta de las bienaventuranzas, el P. Cantalamessa se preguntó: ¿Cómo
vivió Jesús la misericordia? Y ¿Qué cosa nos dice su vida sobre esta bienaventuranza?
El fraile capuchino recordó que en la Biblia la palabra misericordia se presenta
con dos significados fundamentales, el primero indica la actitud de la parte más fuerte
en la alianza con Dios mismo, hacia la parte más débil y se expresa por lo general
en el perdón de las infidelidades y de las culpas. El segundo significado bíblico
de la misericordia, se refiere a la actitud hacia la necesidad del otro y se expresa
en las obras de misericordia. “Por lo tanto –ha dicho el padre Capuchino- existe una
misericordia del corazón y otra de las manos”.
En la vida de Jesús resplandecen
ambas formas de misericordia. Él refleja la misericordia de Dios hacia los pecadores,
pero se apiada también de todos los sufrimientos y necesidades humanos, interviene
para dar de comer a la multitud, por ejemplo, o a aliviar a los enfermos, o también
a liberar a los oprimidos. Del evangelista dice “Él tomó nuestras flaquezas y cargó
con nuestras enfermedades”. El padre Cantalamessa se ha referido al sacramento de
la reconciliación con el que pedimos a Dios misericordia. Ha recordado que con este
sacramento nos acercamos al Señor para pedir perdón: Kyrie eleison, ¡Señor, ten Piedad!
Ha explicado además, que esta cuarta y última meditación espera ser una preparación
para una buena confesión pascual, diferente a las de siempre. Por último, ha recordado
que la Iglesia del Dios “rico de misericordia” no puede dejar de ser, también ella,
rica de misericordia. El modo en que los criterios del actuar de Cristo, puedan ser
aplicados concretamente a los problemas nuevos que se plantean en la sociedad, depende
de la paciente búsqueda, y en definitiva, del discernimiento del magisterio. También
en la vida de la Iglesia como en la de Jesús, deben resplandecer juntas la misericordia
de las manos y la del corazón: sean las obras de misericordia como los sentimientos
de misericordia.