2007-03-30 15:19:20

IV meditación cuaresmal: “Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia”


Viernes, 30 mar (RV).- Benedicto XVI ha participado esta mañana en la Capilla Redemptoris Mater, en la cuarta y última predicación de Cuaresma con la Curia Romana. El predicador de la Casa Pontificia, el P. Capuchino Raniero Cantalamessa ha reflexionado sobre el tema “Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia”. Al aludir a la quinta de las bienaventuranzas, el P. Cantalamessa se preguntó: ¿Cómo vivió Jesús la misericordia? Y ¿Qué cosa nos dice su vida sobre esta bienaventuranza?

El fraile capuchino recordó que en la Biblia la palabra misericordia se presenta con dos significados fundamentales, el primero indica la actitud de la parte más fuerte en la alianza con Dios mismo, hacia la parte más débil y se expresa por lo general en el perdón de las infidelidades y de las culpas. El segundo significado bíblico de la misericordia, se refiere a la actitud hacia la necesidad del otro y se expresa en las obras de misericordia. “Por lo tanto –ha dicho el padre Capuchino- existe una misericordia del corazón y otra de las manos”.

En la vida de Jesús resplandecen ambas formas de misericordia. Él refleja la misericordia de Dios hacia los pecadores, pero se apiada también de todos los sufrimientos y necesidades humanos, interviene para dar de comer a la multitud, por ejemplo, o a aliviar a los enfermos, o también a liberar a los oprimidos. Del evangelista dice “Él tomó nuestras flaquezas y cargó con nuestras enfermedades”. El padre Cantalamessa se ha referido al sacramento de la reconciliación con el que pedimos a Dios misericordia. Ha recordado que con este sacramento nos acercamos al Señor para pedir perdón: Kyrie eleison, ¡Señor, ten Piedad!

Ha explicado además, que esta cuarta y última meditación espera ser una preparación para una buena confesión pascual, diferente a las de siempre. Por último, ha recordado que la Iglesia del Dios “rico de misericordia” no puede dejar de ser, también ella, rica de misericordia. El modo en que los criterios del actuar de Cristo, puedan ser aplicados concretamente a los problemas nuevos que se plantean en la sociedad, depende de la paciente búsqueda, y en definitiva, del discernimiento del magisterio. También en la vida de la Iglesia como en la de Jesús, deben resplandecer juntas la misericordia de las manos y la del corazón: sean las obras de misericordia como los sentimientos de misericordia.







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