Homilía de la Misa del Papa en Santa Felícitas e Hijos Mártires en Roma: Sólo el perdón
de Dios y su amor recibido con corazón sincero liberan al hombre del pecado, que está
en la raíz de todo mal
Domingo, 25 mar (RV).- “Sólo el amor de Dios puede cambiar, desde dentro, la existencia
del hombre, y por consiguiente, de toda la sociedad, porque sólo su amor infinito
lo libera del pecado, que está en la raíz de todo mal”. Así lo ha afirmado, esta mañana,
el Papa en la homilía de la Misa que ha celebrado en la parroquia romana de Santa
Felícitas e Hijos Mártires de Fidene.
“El verdadero enemigo es estar del lado
del pecado, que puede conducirnos al fracaso de nuestra existencia”. Comentando el
pasaje evangélico de la mujer adúltera condenada a la lapidación, Benedicto XVI ha
explicado que solamente el perdón divino y su amor recibido con un corazón abierto
y sincero nos dan la fuerza para resistir el mal y no pecar más: “Sólo el amor de
Dios puede cambiar desde dentro la existencia del hombre y por consiguiente de toda
sociedad, porque sólo su amor infinito lo libera del pecado, que está en la raíz de
todo mal”.
Jesús ha venido a la tierra, ha añadido Benedicto XVI, para decirnos
que nos quiere a todos en el Paraíso y que el Infierno, del que se habla poco en este
nuestro tiempo, existe, y es eterno para aquellos que cierran el corazón a su amor:
“Si es verdad que Dios es justicia, no hay que olvidar que es sobre todo amor; si
odia el pecado, es porque ama infinitamente a cada persona humana. Ama a cada uno
de nosotros y su fidelidad es tan profunda que no nos deja desanimarnos incluso desde
nuestro rechazo”
“El planteamiento de Jesús –ha precisado el Obispo de Roma-
se convierte en un modelo a seguir para cada comunidad, llamada a hacer del amor y
del perdón el corazón batiente de su vida”. A la comunidad del barrio de Fidene, en
particular, donde “no faltan situaciones de degrado tanto materiales como espirituales”,
el Papa ha dirigido una invitación a alimentarse de los “abundante alimentos espirituales”
dados por el Señor “para atravesar el desierto de este mundo y transformarlo en un
fértil jardín”.
“Estas provisiones –ha dicho el Papa- son la escucha dócil
de su Palabra, los Sacramentos y todo recurso espiritual de la liturgia y de la oración
personal. En definitiva, el verdadero aprovisionamiento es su amor. El amor que empuja
a Jesús a inmolarse por nosotros, nos transforma y nos hace a la vez capaces de seguirle
fielmente”.
Finalmente, el Santo Padre les ha exhortado a “seguir el Evangelio
con naturalidad y sin compromisos”, por medio de la intercesión de la Virgen María,
que mañana –ha concluido el Papa– contemplaremos en el misterio de la Anunciación
a la que encomiendo a todos vosotros y a toda la población de este barrio de Fidene.