El Papa encuentra a los miembros de Comunión y Liberación: “Testimoniad la belleza
de ser cristianos”
Sábado, 24 mar (RV).- “Por medio de don Luigi Giussani el Espíritu Santo ha suscitado
en la Iglesia un movimiento que testimoniara la belleza de ser cristianos”. Así ha
recordado Benedicto XVI, esta mañana en la plaza de san Pedro, la obra del Fundador
de la Fraternidad de Comunión y Liberación en ocasión de 25 aniversario del reconocimiento
pontificio del Movimiento. Un movimiento de la Iglesia difundido hoy en 80 países
de todo el mundo. En el encuentro han participado más de 70 mil personas.
“El
Espíritu Santo ha suscitado en la Iglesia por medio de Él un Movimiento, el vuestro,
que testimoniara la belleza de ser cristianos en una época en la que se difundía la
opinión de que el cristianismo fuera una cosa fatigosa y oprimida de vivir”, ha señalado
el Pontífice recordando después el día de los funerales de don Giussani, el 24 de
febrero de hace dos años cuando como cardenal Ratzinger tuvo que describir la experiencia
del sacerdote lombardo “crecido en una casa pobre de pan, pero rica de música”: “Desde
el principio fue tocado, es más, herido, por el deseo de la belleza, no de una belleza
cualquiera. Buscaba la Belleza misma, la Belleza infinita que encontró en Cristo”.
Seguidamente Benedicto XVI ha recordado que con este cambio de vida del fundador
quedaron heridos muchos de sus hijos espirituales, y ello originó “múltiples experiencias
religiosas y eclesiales”. Si el Señor nos da nuevos dones debemos agradecerlo, incluso
si son incómodos –ha señalado el Papa- “Porque la Iglesia es una, y si los Movimientos
son dones realmente del Espíritu Santo, deben inserirse en la comunidad eclesial de
manera que, en el dialogo paciente con los Pastores, puedan constituir elementos edificantes
para la Iglesia de hoy y de mañana”.
El Santo Padre ha concluido sus palabras
al Movimiento Comunión y Liberación exhortándoles de esta manera: “Hoy os invito a
continuar por este camino con una fe profunda, personalizada y duramente enraizada
en el cuerpo vivo de Cristo, la Iglesia, que garantiza la contemporaneidad de Jesús
con nosotros”.