2007-03-21 15:29:02

Evitar el uso impropio de la religión e impulsar la educación al respeto de la diversidad, bases de la paz estable


Miércoles, 21 mar (RV).- Al terminar el encuentro entre la Comisión de la Santa Sede para las Relaciones Religiosas con el Judaísmo y la Delegación del Gran Rabinato de Israel para las relaciones con la Iglesia Católica, se hizo público un comunicado que señala que ambas partes ruegan al Todopoderoso para que «bendiga e inspire a sus líderes religiosos y políticos en la región y en otros países, con el fin de que trabajen con determinación en la promoción de la paz, de la seguridad y de la tranquilidad en Tierra Santa para todos sus pueblos y para el mundo entero».

En este encuentro, celebrado en Jerusalén del 11 al 13 de marzo se reflexionó sobre el tema «La Libertad de religión y de conciencia y sus límites». Y se puso de relieve la apremiante importancia de «evitar el uso impropio de la religión» y de impulsar la «educación al respeto de la diversidad». Puesto que sobre «estas bases se construye la paz estable».

Poniendo en guardia contra «el relativismo moral» que constituye una «seria amenaza para la humanidad», los participantes en la última reunión de la Comisión de la Santa Sede para las Relaciones Religiosas con el Judaísmo y de la Delegación del Gran Rabinato de Israel para las relaciones con la Iglesia Católica, hacen hincapié en que «la sociedad sigue necesitando de fundamentos religiosos para tutelar los valores morales». Como son el «carácter sagrado de la vida humana y su dignidad, pues se trata, como afirma el monoteísmo ético de «derechos humanos inviolables».

El mismo comunicado final recuerda que por principio el estado nunca debe limitar la libertad religiosa de los individuos y de las comunidades, así como tampoco la libertad de conciencia moral. Pero, teniendo en cuenta la responsabilidad de garantizar el bienestar y la seguridad de la sociedad es una «obligación intervenir allí y cuando se pone en marcha una amenaza por medio de la promoción, la enseñanza o el ejercicio de la violencia, en particular del terrorismo y de la manipulación psicológica cumplida en nombre de la religión. Ello obliga a todos a salvaguardar la integridad y la dignidad de los lugares sagrados, de culto y de los cementerios de todas las comunidades religiosas».







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