La Pontificia Academia para la Vida considera cada vez más oportuna una movilización
general de quienes se preocupan por la vida humana
Sábado, 17 mar (RV).- La Pontificia Academia para la Vida considera cada vez más oportuna
una movilización de todos los que se preocupan por la vida humana”, extendida al ámbito
político, para exigir que se respete y proteja los derechos de todos, sobre todo los
de los sujetos más frágiles e indefensos.
Esta es una de las conclusiones de
la declaración final de la decimotercera Asamblea General de la Pontificia Academia
para la Vida tras el congreso internacional celebrado en el Vaticano del 23 al 24
de febrero sobre el tema: "La conciencia cristiana en apoyo del derecho a la vida".
En su declaración final, publicada ayer, la asamblea defiende la “movilización de
todos aquellos que se preocupan por la vida humana, una movilización que se debe extender
también al ámbito político, y una reclamación imprescindible de la justicia al respeto
del principio de igualdad, que exige respetar y proteger los derechos de todos, especialmente
de los sujetos más frágiles e indefensos".
La asamblea declara entre otras
cosas que la conciencia cristiana "encuentra su campo de prueba en la aplicación de
la profesión sanitaria, cuando se encuentre frente al deber de proteger la vida humana
y al riesgo de hallarse en situaciones de cooperación con el mal en la aplicación
de sus deberes profesionales" y que en esa situación "adquiere un relieve mayor el
ejercicio debido de "la decidida objeción de conciencia".
En este sentido
la declaración pone de relieve el contrasentido de que la objeción de conciencia tiene
lugar en un contexto cultural de tolerancia ideológica que, muchas veces, no acepta
el ejercicio de este derecho, porque lo considera un elemento desestabilizador de
la tranquilidad de las conciencias. La Asamblea considera un deber subrayar cómo para
las profesiones sanitarias es muy difícil ejercer el derecho a la objeción de conciencia,
desde el momento que tal derecho se reconoce generalmente a los individuos y no a
las estructuras hospitalarias o a las asociaciones.
En cuanto a la contracepción
de emergencia, la declaración recuerda la responsabilidad moral de quienes hacen posible
su uso y la exigencia de recurrir a la objeción de conciencia en la medida en que
sus efectos sean abortivos. En el mismo sentido se subraya el deber moral de facilitar
al público una información completa sobre los verdaderos mecanismos de acción y efectos
de tales descubrimientos.