2007-03-17 16:30:34

La Pontificia Academia para la Vida considera cada vez más oportuna una movilización general de quienes se preocupan por la vida humana


Sábado, 17 mar (RV).- La Pontificia Academia para la Vida considera cada vez más oportuna una movilización de todos los que se preocupan por la vida humana”, extendida al ámbito político, para exigir que se respete y proteja los derechos de todos, sobre todo los de los sujetos más frágiles e indefensos.

Esta es una de las conclusiones de la declaración final de la decimotercera Asamblea General de la Pontificia Academia para la Vida tras el congreso internacional celebrado en el Vaticano del 23 al 24 de febrero sobre el tema: "La conciencia cristiana en apoyo del derecho a la vida". En su declaración final, publicada ayer, la asamblea defiende la “movilización de todos aquellos que se preocupan por la vida humana, una movilización que se debe extender también al ámbito político, y una reclamación imprescindible de la justicia al respeto del principio de igualdad, que exige respetar y proteger los derechos de todos, especialmente de los sujetos más frágiles e indefensos".

La asamblea declara entre otras cosas que la conciencia cristiana "encuentra su campo de prueba en la aplicación de la profesión sanitaria, cuando se encuentre frente al deber de proteger la vida humana y al riesgo de hallarse en situaciones de cooperación con el mal en la aplicación de sus deberes profesionales" y que en esa situación "adquiere un relieve mayor el ejercicio debido de "la decidida objeción de conciencia".

En este sentido la declaración pone de relieve el contrasentido de que la objeción de conciencia tiene lugar en un contexto cultural de tolerancia ideológica que, muchas veces, no acepta el ejercicio de este derecho, porque lo considera un elemento desestabilizador de la tranquilidad de las conciencias. La Asamblea considera un deber subrayar cómo para las profesiones sanitarias es muy difícil ejercer el derecho a la objeción de conciencia, desde el momento que tal derecho se reconoce generalmente a los individuos y no a las estructuras hospitalarias o a las asociaciones.

En cuanto a la contracepción de emergencia, la declaración recuerda la responsabilidad moral de quienes hacen posible su uso y la exigencia de recurrir a la objeción de conciencia en la medida en que sus efectos sean abortivos. En el mismo sentido se subraya el deber moral de facilitar al público una información completa sobre los verdaderos mecanismos de acción y efectos de tales descubrimientos.








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