Llamamiento del Papa durante el Ángelus a la conversión, con la que se vence al mal
desde la raíz, y a la penitencia, para mejorar nuestra vida
Domingo, 11 mar (RV).- En este tercer domingo de Cuaresma, Benedicto XVI ha subrayado,
en su alocución previa al rezo mariano del Ángelus, la necesidad de conversión como
única respuesta adecuada a sucesos que ponen en crisis las certezas humanas. “Frente
a algunas desgracias Jesús nos advierte que no sirve descargar la culpa en las víctimas
–ha señalado el Pontífice- La sabiduría está en preguntarse sobre la precariedad de
la existencia y asumir una actitud de responsabilidad: hacer penitencia y mejorar
nuestra vida”.
Para el Papa ésta es la verdadera sabiduría, la respuesta más
eficaz al mal, porque Cristo –ha recordado a los peregrinos presentes en la plaza
de san Pedro del Vaticano- invita, antes que nada, a responder al mal con un serio
examen de conciencia y con el compromiso de purificar la propia vida: “En efecto,
las personas y las sociedades que viven sin ponerse nunca en discusión, tiene como
único destino final la ruina. La conversión, en cambio, incluso no preservando de
los problemas y de las desventuras, permite afrontarlos en ‘modo’ diferente”.
Este
“modo diferente” que tiene la conversión de afrontar los problemas es previniéndonos
del mal, ha explicado el Santo Padre, “venciendo al mal con el bien” aunque no sea
en el plano de los hechos, que a veces son independientes de nuestra voluntad, sí
sobre el plano espiritual. “En resumen –ha dicho Benedicto XVI- la conversión vence
al mal desde la raíz, que es el pecado, aunque si no siempre se pueden evitar las
consecuencias”.
Benedicto XVI ha finalizado su alocución previa al Ángelus,
pidiendo a María Santísima que nos ayude a comprender que hacer penitencia y corregir
la propia conducta no es simple moralismo, sino que es el camino más eficaz para cambiar
a mejor uno mismo y la sociedad”. Como decía un refrán: “Encender una cerilla vale
más que maldecir la oscuridad”.
Y tras el rezo mariano del Ángelus y el responso
por los fieles difuntos, el Pontífice ha saludado, como es tradicional en varios idiomas.
Éstas han sido sus palabras en español: “Saludo cordialmente
a los peregrinos de lengua española, de modo particular al grupo de jóvenes de la
parroquia San Pablo, de Murcia. Pidamos a la Virgen María que acompañe con su intercesión
nuestro esfuerzo de conversión, para que la participación en el misterio pascual de
Cristo renueve espiritualmente nuestras vidas y produzca en nosotros abundantes frutos
de santidad, amando a Dios y a los hermanos. ¡Feliz domingo!”
Por último, en
polaco, el Papa ha recordado, una vez más, que "es necesario un examen de conciencia
para conocer el estado del alma; humildad, para reconocer la culpa; fe en la misericordia,
para pedir perdón a Dios y a los hermanos; y amor, para unirse de nuevo a la verdad,
al bien, y a lo bonito. Pidamos a Dios estos dones del espíritu”, ha finalizado Benedicto
XVI.