2007-03-08 16:39:41

Día Internacional de la Mujer: El coraje de atreverse, la fuerza del cambio


Jueves, 8 mar (RV).- El Día Internacional que hoy se ha celebrado en todo el mundo ha recordado de forma especial a las mujeres trabajadoras: “El coraje de atreverse, la fuerza del cambio”. Cada año la Organización Internacional del Trabajo (OIT) celebra este día con una mesa redonda que refleja la participación de las mujeres en un sector en particular, como parte de su compromiso con la igualdad de género y el mejoramiento de las condiciones laborales para las mujeres.

En la actualidad, las mujeres intervienen en todos los ámbitos económicos y cuentan con cada vez mayores oportunidades de trabajo en un mercado laboral en continuo crecimiento. Según los datos de la OIT, algunas brechas que existen entre las mujeres y los hombres en materia de salario, trato y oportunidades en el lugar de trabajo van reduciéndose gradualmente y, por otra parte, el nivel de instrucción de la mujer y el espíritu empresarial femenino están mejorando; asimismo, hay un número sin precedentes de mujeres que completan su educación superior y acceden a puestos ejecutivos. Sin embargo, en el mercado de trabajo todavía impera la discriminación por razón de sexo. La desigualdad entre el hombre y la mujer constituye un factor determinante de la pobreza en el mundo, y las mujeres representan el 60% de la clase trabajadora pobre. En este sentido, las mujeres tienen mayores probabilidades de ganar menos que los hombres por el mismo tipo de trabajo, aún en las llamadas profesiones femeninas. Y es más frecuente que las mujeres trabajen en el sector informal que los hombres. Allí carecen de protección legal y normativa, tienen poca o ninguna seguridad social y alto grado de inestabilidad. Además, la participación femenina en el trabajo del hogar es mayor que la de los hombres en casi todas las economías. La economía informal es con frecuencia la única fuente de ingresos de las mujeres, en especial en aquellas áreas donde los patrones culturales les impiden trabajar fuera del hogar o donde, a causa de las responsabilidades familiares, no pueden asumir el compromiso de horas de trabajo en un empleo regular. Es más probable que las mujeres realicen cierto tipo de actividades productivas pero informales (y por ello invisibles y difíciles de cuantificar) como agricultura de subsistencia, empresas familiares y trabajo en casa, que se suman a responsabilidades que no son retribuidas, como la preparación de comida, el cuidado de los niños y las labores domésticas y de base comunitaria, y otras obligaciones sociales.

La igualdad de género es un elemento clave en el objetivo de la OIT de promover oportunidades de trabajo decente para mujeres y hombres, en condiciones de libertad, igualdad, seguridad y dignidad humana. Para alcanzar esta meta, la OIT tiene cuatro objetivos estratégicos, cada uno de los cuales incluye la dimensión de género: La ratificación o el progreso en la aplicación de las disposiciones clave incluidas en los principales Convenios relacionados con el tema de la igualdad. (De los 178 Estados Miembros de la OIT, 162 ratificaron el Convenio No. 100 sobre igualdad de remuneración, 164 el Convenio No. 111 sobre la discriminación, 11 el Convenio No. 183 sobre la protección de la maternidad y 36 el Convenio No. 156 sobre los trabajadores con responsabilidades familiares); Apoyar a los Estados miembros en el desarrollo y aplicación de políticas de empleo con perspectiva de género y planes de acción que aumenten las oportunidades económicas en condiciones de trabajo decente para las mujeres; Proteger la salud de las mujeres trabajadoras a través del mejoramiento de sus condiciones laborales y del medio ambiente de trabajo, poniendo atención especial en la protección de la maternidad y en el sostén a las mujeres y hombres trabajadores con responsabilidades familiares, ofreciendo respuestas al impacto del VIH/SIDA en el mundo del trabajo y ejerciendo medidas para prevenir y reducir el tráfico de personas, la mayoría de las cuales son mujeres y niñas; y por último, lograr un progreso cuantificable en la representación de mujeres en los procesos de toma de decisiones para lograr una participación equilibrada con los hombres en posiciones clave del gobierno, de organizaciones de empleadores y trabajadores y en instituciones de diálogo social.

Todas estas medidas son necesarias para mejorar las estadísticas actuales de las que se desprenden que en la actualidad, sólo hay 12 mujeres elegidas Jefas de Estado o de Gobierno en el mundo, que en 2004, sólo el 23 por ciento de las empresas de la Unión Europea eran propiedad de mujeres. Además, de los 550 millones de trabajadores pobres del mundo, se estima que 330 millones, o 60 por ciento, son mujeres.

Y es que, como dijo la jefa de la delegación de la Santa Sede en la IV Conferencia Mundial sobre la Mujer, Mary Ann Glendom: “El reconocimiento de la igualdad en dignidad y en derechos fundamentales de las mujeres y de los hombres, y la garantía para todas las mujeres del acceso al pleno ejercicio de estos derechos tendrán consecuencias de largo alcance, y abrirán enormes reservas de inteligencia y energía, tan necesarias en un mundo que clama por la paz y la justicia”.







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