Audiencia general: La Iglesia reconoce la legitimidad de las instituciones políticas,
pero también emerge otra soberanía, la de la verdad, y que tiene el derecho a ser
escuchada
Miércoles, 7 mar (RV).- También este miércoles, el Santo Padre Benedicto XVI ha celebrado
la audiencia general en dos lugares. En la basílica de San Pedro en primer lugar,
el Papa ha recibido a los obispos de la Conferencia Episcopal del Piamonte en visita
ad limina apostolorum acompañados con los fieles de sus respectivas diócesis y también
a distintos grupos de jóvenes y estudiantes italianos, en total cerca de 4 mil personas.
El Santo Padre dirigiéndose a sus hermanos en el episcopado ha recordado las
dificultades y los desafíos debidos al contexto socio cultural y las tendencias agnósticas
que a veces encuentran en las comunidades eclesiales a ellos confiadas. Y les ha exhortado
a seguir con valentía fielmente al Señor. A los jóvenes Benedicto XVI les ha recordado
que el tiempo de Cuaresma sea ocasión propicia para redescubrir el don del seguimiento
de Cristo y aprender adherir a la voluntad del Padre.
Luego, el Santo Padre
se ha trasladado al Aula Pablo VI donde le esperaban el resto de los peregrinos procedentes
de todo el mundo, cerca de 10 mil personas. ''Cesar no lo es todo''. “Los cristianos
deben obedecer también a otro tipo de soberanía, cuyo origen y esencia no son de este
mundo si no de allá arriba''. Benedicto XVI para el discurso de su catequesis ha sacado
ejemplo de un texto de los primeros siglos del cristianismo, escrito por San Clemente
y dirigido a los Corintios.
''Clemente - ha explicado el Papa - reconoce la
legitimidad de las instituciones políticas en el orden establecido por Dios; pero
al mismo tiempo, manifiesta la preocupación para que las autoridades sean dóciles
con Dios y ejerzan el poder que Dios les ha dado en paz, mansedumbre y con piedad.
Este
ha sido el resumen que de su catequesis ha hecho el Santo Padre en español para los
peregrinos de nuestra lengua presentes en el Aula Pablo VI:
Queridos
hermanos y hermanas:
Después de reflexionar sobre
cada Apóstol, hoy dedicamos este encuentro a los Padres apostólicos, iniciando con
san Clemente, tercer sucesor de Pedro, después de Lino y Anacleto, al final del primer
siglo. Conservamos su Carta a los Corintios, sobre problemas surgidos en aquella Comunidad,
mostrando así la solicitud de la Iglesia de Roma que preside en la caridad a todas
las demás. Para Clemente, la Iglesia no ha de ser un lugar de confusión o anarquía,
sino que por el Espíritu forma un cuerpo ordenado: en ella, cada miembro cumple su
misión según su vocación. Al mismo tiempo, expone con claridad la doctrina de la sucesión
apostólica.
Al pedir oraciones para las instituciones
políticas, Clemente atestigua cómo, poco después de las persecuciones, los cristianos
no dejan de rezar por las mismas autoridades que los habían condenado injustamente.
Rezando por ellas, no sólo se reconoce la legitimidad de las instituciones políticas
en el orden establecido por Dios, sino que también manifiesta su preocupación para
que las autoridades ejerzan el poder con paz y mansedumbre, teniendo en cuenta que
hay otra soberanía, la de la verdad, que debe ser atendida por el Estado.
Me
es grato saludar con afecto a los visitantes de lengua española. En particular, saludo
a los formadores y seminaristas del Seminario mayor de León, así como a los distintos
grupos parroquiales y asociaciones venidos de España, México y otros países latinoamericanos.
Animo a todos a colaborar para que vuestras comunidades eclesiales vivan en la unidad
y en la caridad. ¡Gracias por vuestra visita!
Como siempre, antes de finalizar
la audiencia el Papa ha saludado a los enfermos y a los recién casados. Queridos enfermos,
participando con paciencia y amor en el mismo sufrimiento del Hijo de Dios encarnado,
que podáis compartir desde ahora la gloria y la alegría de su resurrección. Y vosotros,
queridos recién casados, encontrareis en la alianza que, a precio de su sangre, Cristo
ha sellado con su Iglesia, el sostén de vuestro pacto conyugal y de vuestra misión
en la Iglesia y en la sociedad.