Ángelus: “La oración no es un accesorio, sólo quien ora, quien se confía a Dios con
amor filial, puede entrar en la vida eterna, que es Dios mismo”
Domingo, 4 mar (RV).- En una mañana caracterizada por el buen tiempo, muchos han sido
los fieles que se han congregado en torno al Santo Padre en la plaza de San Pedro
del Vaticano para asistir al rezo del Ángelus. En su alocución previa al rezo mariano,
el Pontífice ha recordado el misterio de la transfiguración que narra el Evangelio
de san Lucas, cuando Jesús, acompañado por tres de los apóstoles, subió al monte “a
rezar” (Lc 9,28).
“Subir a la montaña fue para los tres apóstoles –ha explicado
Benedicto XVI- una forma de participar en la oración de Jesús, que se retiraba a menudo
en oración, especialmente al alba y después del ocaso, e incluso a veces, durante
toda la noche”. Pero en aquella ocasión, en la montaña, Él quiso manifestar a sus
amigos la luz interior que le llenaba cuando oraba: su rostro –se lee en el Evangelio-
se iluminó y sus vestidos dejaban ver el esplendor de la Persona divina del Verbo
encarnado (cfr Lc 9,29).
En la narración de san Lucas aparece un aspecto que
el Santo Padre ha querido destacar: la indicación del objeto de la conversación de
Jesús con Moisés y Elías, que se aparecen junto a Él transfigurado. “Es decir –ha
señalado el Papa- que Jesús escucha la Ley y a los Profetas que le hablan de su muerte
y resurrección”. Precisamente, en su diálogo íntimo con el Padre, Él no sale de la
historia, no escapa de la misión para la cual ha venido al mundo, aunque sepa que
para llegar a la gloria tendrá que pasar por la Cruz. “Es más –ha proseguido narrando
el Pontífice- Cristo entra de forma más profunda en esta misión, adhiriendo, con todo
si mismo, a la voluntad del Padre, y nos enseña que la verdadera oración consiste
precisamente en unir nuestra voluntad a la de Dios”.
“Por lo tanto, para un
cristiano –ha señalado el Papa- orar no es una forma de evasión de la realidad y de
las responsabilidades que ésta conlleva, sino que es asumirlas, hasta el final, confiando
en el amor fiel e inagotable del Señor (…) Queridos hermanos y hermanas, la oración
no es un accesorio, una cosa opcional, sino que es cuestión de vida o de muerte. De
hecho, sólo quien ora, quien se confía a Dios con amor filial, puede entrar en la
vida eterna, que es Dios mismo”.
Benedicto XVI ha finalizado su alocución previa
al Ángelus pidiendo a María, Madre del Verbo encarnado y Maestra de vida espiritual,
que “nos enseñe a rezar como hacía su Hijo, para que nuestra existencia venga transformada
por la luz de la esperanza”. Luego, en sus palabras, después del rezo a la Madre de
Dios y del responso por los difuntos, Benedicto XVI ha querido agradecer a todos a
aquellos que le han acompañado con la oración, durante los Ejercicios Espirituales,
que concluyeron ayer. En este tiempo de Cuaresma, el Papa ha alentado a todos a “buscar
el silencio y el recogimiento, para dejar más espacio a la oración y a la meditación
de la Palabra de Dios”.
Asimismo, el Santo Padre se ha referido a la vigilia
de oración mariana que presidirá el próximo sábado 10 de marzo, en el marco de la
V Jornada Europea de Universitarios, que este año está dedicada a “La caridad intelectual:
camino para una nueva cooperación entre Europa y Asia”. La cita es a las cuatro de
la tarde en el Vaticano y es una cita no sólo para los universitarios romanos, sino
también para los de otros países europeos y asiáticos, con el fin de invocar la ayuda
de María en la construcción de la civilización del amor: “El próximo sábado 10 de
marzo, a las cuatro de la tarde en el Aula Pablo VI, presidiré una vigilia mariana
para los jóvenes universitarios de Roma. En ella, gracias a las conexiones radiotelevisivas,
participarán también numerosos alumnos de otros países de Europa y de Asia. Invocaremos
la intercesión de María, Sedes Sapientie, para que el Señor mande testigos
de la verdad evangélica, con el fin de construir la civilización del amor en estos
dos continentes y en el mundo entero”.
Como de costumbre, el Papa ha saludado
en varias lenguas a los numerosos fieles que habían acudido a la Plaza de San Pero
para rezar el Ángelus. Éstas han sido sus palabras en español: “Saludo cordialmente
a los peregrinos de lengua española, en particular a los fieles de las parroquias
Santa Cruz, Santa Eulalia y San Agustín, de la diócesis de Ibiza; Sagrada Familia,
Santo Antonio Maria Claret y San José, de Sevilla; San Isidoro Obispo, San Antonio
de Padua, San Pedro Apóstol y San Francisco de Borja, de Valencia. En este domingo
de cuaresma, en que contemplamos a Jesús transfigurado en el monte Tabor, pidamos
a la Virgen María que nos ayude a transformarnos, a través de un camino de conversión,
en verdadera imagen de Cristo. ¡Feliz domingo!”.
Saludando y bendiciendo también
a todos los fieles de Polonia, Benedicto XVI ha recordado la importancia de escuchar
a Jesús “con todo el corazón, con toda el alma y con todas nuestras fuerzas”. Con
el anhelo de que “la penitencia cuaresmal, los ejercicios espirituales y el examen
de conciencia nos ayuden a reencontrarnos y a encontrar de nuevo a Jesús. Éste es
el camino para renovar el espíritu y para cambiar el corazón”.