2007-02-24 16:47:24

Llamamiento del Papa a los cristianos a la movilización continua para afrontar los numerosos ataques al derecho a la vida, un “deber del que depende el desarrollo futuro de la humanidad”


Sábado, 25 feb (RV).- “A través de la razón se puede comprender la verdad del derecho a la vida que pertenece a todo hombre”. Así lo ha manifestado el Papa en la audiencia concedida esta mañana a los participantes en el congreso organizado por la Asamblea General de la Pontificia Academia para la Vida, en la sala Clementina del Vaticano. Un discurso en defensa de la vida, el primero de los bienes recibidos de Dios. La audiencia ha tenido lugar al final del Congreso promovido por la misma Academia Vaticana sobre el tema: “La conciencia cristiana como sustento del derecho a la vida”. El Papa se ha detenido sobre los diarios y continuos ataques contra la vida, confirmando la importancia de la formación de una conciencia fundada en la verdad.

Garantizar el derecho a la vida a todos es un “deber del que depende el desarrollo futuro de la humanidad”, ha afirmado Benedicto XVI, que ha subrayado como la “conciencia cristiana” tiene una necesidad interior de reforzarse con aquellas profundas “motivaciones que trabajan a favor del derecho a la vida”. Todo hombre “abierto sinceramente a la verdad y al bien”, ha manifestado el Pontífice, aludiendo a la Carta encíclica Evangelium Vite de Juan Pablo II, “puede llegar a reconocer, en la ley natural escrita en el corazón, el valor sagrado de la vida humana”: Por eso el cristiano está llamado a movilizarse continuamente para afrontar los numerosos ataques a los que está expuesto el derecho a la vida. Sabe además que puede contar con motivaciones que tienen profundas raíces en la ley natural y que por lo tanto pueden ser compartidas por toda persona de conciencia recta.

Es menester admitir, ha proseguido el Santo Padre, que “los ataques al derecho a la vida en todo el mundo se han extendido y multiplicado asumiendo también nuevas formas”. El Papa ha citado las presiones para la legalización del aborto en los países en vías de desarrollo, con el recurso incluso de “formas de aborto químico bajo el pretexto de la salud reproductiva”. También, ha advertido, que continúan “incrementándose las políticas del control demográfico, a pesar de que ya han sido reconocidas como perniciosas también en el plano económico y social”. Por otra parte, el Papa ha hecho una observación sobre los países desarrollados, donde crece el interés por la búsqueda biotecnológica que les lleva “hasta la búsqueda obsesiva del hijo perfecto” y con la difusión de la “procreación artificial y de varias formas de diagnosis tendentes a asegurar la selección”. “Una nueva oleada de eugenesia discriminatoria encuentra consensos en nombre del presunto bienestar de los individuos y, especialmente en el mundo económicamente rico se promueven leyes para legalizar la eutanasia. Todo eso ocurre mientras, por otro lado se multiplican los empujes para la legalización de convivencias alternativas al matrimonio y cerradas a la procreación natural. En estas situaciones la conciencia, posiblemente rendida por los medios de presión colectiva, no demuestra suficiente vigilancia respecto a la gravedad de los problemas en juego. Es el poder de los más fuertes el que debilita y paraliza también a las personas de buena voluntad”.

Por esto, ha exhortado el Pontífice, es “todavía más necesario el llamamiento a la conciencia y, en particular, a la conciencia cristiana”. La conciencia moral, ha subrayado el Santo Padre, “para estar a la altura de guiar rectamente la conducta humana, debe ante todo basarse sobre el sólido fundamento de la verdad”; debe estar iluminada “para saber distinguir el bien del mal, incluso donde el ambiente social” y “el pluralismo cultural” no son propicios. Después, el Papa se ha detenido sobre distintos factores que hoy obstaculizan la formación de una convivencia fundada sobre la verdad. “En la actual fase de secularización llamada post moderna y marcada por discutibles formas de tolerancia no solamente crece el rechazo de la tradición cristiana, sino que se desconfía de la capacidad de la razón de percibir la verdad, y se aleja el gusto de la reflexión. Incluso, según algunos, la conciencia individual, para ser libre, debe deshacerse tanto de las referencias a la tradición como de las referencias basadas en la razón”.

De este modo, ha dicho también el Papa, la conciencia “deja de ser luz y se convierte en un sencillo trasfondo en el que la sociedad de los medios de comunicación envía las imágenes y los impulsos más contradictorios”. “Es necesario reeducar en el deseo de la conciencia de la verdad auténtica, en la defensa de la propia libertad de elección ante los comportamientos de masa y a los señuelos de la propaganda para alimentar la pasión de la belleza moral y de la claridad de la conciencia.

Volviendo el pensamiento al crecimiento de la conciencia cristiana, el Papa finalmente ha afirmado que “no se puede contentar con un fugaz contacto con las principales verdades de fe en la infancia, es necesario un camino que acompañe las distintas etapas de la vida, abriendo la mente y el corazón y acogiendo los fundamentales deberes en los que se apoya la existencia tanto individual como de la comunidad”. “Solamente así será posible llevar a los jóvenes a comprender los valores de la vida, del amor, del matrimonio, de la familia. Solamente así se les podrá llevar a apreciar la belleza y la santidad del amor, la alegría y la responsabilidad de ser padres y colaboradores de Dios en el dar la vida”.

Precisamente sobre los trabajos que se han desarrollado en este Congreso internacional sobre “La conciencia cristiana como sustento del derecho a la vida”, nos habla el Canciller de la Pontificia Academia para la Vida, Mons. Ignacio Carrasco de Paula: RealAudioMP3








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