2007-02-23 16:59:18

Reflexiones en familia


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Viernes, 23 feb (RV).- Mucho hemos hablado de la felicidad de un hogar cuando llegan nuevas vidas. Cuando nace un hijo es innegable que es un don maravilloso de Dios que renueva los lazos de amor entre la pareja y que dispone a esta unión hacia responsabilidades mayores de ser responsables de una nueva vida, de sostener y mantener a ese hijo. La llegada de un hijo es, sin duda, el acto de amor más grande.

Sin embargo esta felicidad no es posible para todas las parejas y para muchas es difícil concebir, por las razones que sea, es ahí cuando surge la idea de la adopción. Y lo más importante cuando se piensa en adoptar un hijo es reconocer que se tiene una pareja estable y sana, que los dos -papá y mamá- desean tener hijos, y que el afecto, el amor que desean dar a ese hijo es independiente de si ese hijo pudiera ser biológico o adoptado. Lo importante es el amor que esa pareja desea compartir.

La decisión de adoptar un hijo no es fácil, pues se tienen que tomar en cuenta muchos factores. Es más, se debe informar acerca de todo el proceso que conlleva, no sólo de documentación, sino de largas esperas. Cuando traemos al mundo a nuestros hijos biológicos, la espera es de más o menos nueve meses. Pero cuando deseamos adoptar no sabemos de cuánto será la espera. Tampoco los costos, ya que varían de país en país, pero el resultado es muy gratificante e indescriptible cuando una pareja tiene por fin a su bebé.

Recordemos que los niños son niños; en la mayoría de los casos todos se comportan y actúan parecido, de acuerdo con sus diferentes etapas de crecimiento y desarrollo. Cuando el niño adoptado no es un bebé, es importante verificar e indagar en los antecedentes del niño/niña para poder ayudar en lo necesario para su bienestar.

Si va a tener un hijo adoptado, seguramente pensará una y otra vez en ¿cómo reaccionará su hijo o hija?; ¿qué cuidados especiales necesitará?; ¿cómo será su primer encuentro con él o ella?. Adoptado o biológico, un hijo cambia la vida de los padres. Su vida experimentará un cambio radical; habrá un niño o una niña que ahora le espera en casa y que depende absolutamente de usted. Adoptado o no, los niños necesitan mucho amor, y como todos, tendrá derecho a conocer su identidad y sus orígenes, en su momento.

En opinión de muchos expertos, es necesario que el niño/niña adoptado conozca la verdad sobre su adopción en cuanto pueda comprenderlo. En todo caso, el lenguaje a utilizarse debe ser claro y adecuado para su edad (puede ser desde 3 años en adelante). La información debe ser clara y sin mucho detalle. Sólo conteste lo que el niño/niña pregunta. Pero si usted se siente inseguro acerca de cómo hacerlo, pues solicite ayuda para lograr llevarlo a cabo. Si más adelante el niño/niña desea conocer a sus verdaderos padres, es bueno apoyarlos, aunque quizás, dependiendo de los casos y de las leyes de cada país, el niño/niña se vaya dando cuenta de que puede ser difícil averiguarlo. Todo dependerá de la información que se tenga.

Lo cierto es que para algunas personas, un hijo adoptado significa un acto de solidaridad. Pero para otras, y muchas felizmente, representa apenas una forma, un camino para ser padre y formar una familia. Lo que debe estar claro es que un hijo será siempre un hijo, sea cual sea el lugar o la circunstancia de su nacimiento.
Textos: Alma García
Locución: Alina Tufani Díaz.








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