Escuchar el programa Viernes, 23 feb
(RV).- Mucho hemos hablado de la felicidad de un hogar cuando llegan nuevas vidas.
Cuando nace un hijo es innegable que es un don maravilloso de Dios que renueva los
lazos de amor entre la pareja y que dispone a esta unión hacia responsabilidades mayores
de ser responsables de una nueva vida, de sostener y mantener a ese hijo. La llegada
de un hijo es, sin duda, el acto de amor más grande.
Sin embargo esta felicidad
no es posible para todas las parejas y para muchas es difícil concebir, por las razones
que sea, es ahí cuando surge la idea de la adopción. Y lo más importante cuando se
piensa en adoptar un hijo es reconocer que se tiene una pareja estable y sana, que
los dos -papá y mamá- desean tener hijos, y que el afecto, el amor que desean dar
a ese hijo es independiente de si ese hijo pudiera ser biológico o adoptado. Lo importante
es el amor que esa pareja desea compartir.
La decisión de adoptar un hijo no
es fácil, pues se tienen que tomar en cuenta muchos factores. Es más, se debe informar
acerca de todo el proceso que conlleva, no sólo de documentación, sino de largas esperas.
Cuando traemos al mundo a nuestros hijos biológicos, la espera es de más o menos nueve
meses. Pero cuando deseamos adoptar no sabemos de cuánto será la espera. Tampoco los
costos, ya que varían de país en país, pero el resultado es muy gratificante e indescriptible
cuando una pareja tiene por fin a su bebé.
Recordemos que los niños son niños;
en la mayoría de los casos todos se comportan y actúan parecido, de acuerdo con sus
diferentes etapas de crecimiento y desarrollo. Cuando el niño adoptado no es un bebé,
es importante verificar e indagar en los antecedentes del niño/niña para poder ayudar
en lo necesario para su bienestar.
Si va a tener un hijo adoptado, seguramente
pensará una y otra vez en ¿cómo reaccionará su hijo o hija?; ¿qué cuidados especiales
necesitará?; ¿cómo será su primer encuentro con él o ella?. Adoptado o biológico,
un hijo cambia la vida de los padres. Su vida experimentará un cambio radical; habrá
un niño o una niña que ahora le espera en casa y que depende absolutamente de usted.
Adoptado o no, los niños necesitan mucho amor, y como todos, tendrá derecho a conocer
su identidad y sus orígenes, en su momento.
En opinión de muchos expertos,
es necesario que el niño/niña adoptado conozca la verdad sobre su adopción en cuanto
pueda comprenderlo. En todo caso, el lenguaje a utilizarse debe ser claro y adecuado
para su edad (puede ser desde 3 años en adelante). La información debe ser clara y
sin mucho detalle. Sólo conteste lo que el niño/niña pregunta. Pero si usted se siente
inseguro acerca de cómo hacerlo, pues solicite ayuda para lograr llevarlo a cabo.
Si más adelante el niño/niña desea conocer a sus verdaderos padres, es bueno apoyarlos,
aunque quizás, dependiendo de los casos y de las leyes de cada país, el niño/niña
se vaya dando cuenta de que puede ser difícil averiguarlo. Todo dependerá de la información
que se tenga.
Lo cierto es que para algunas personas, un hijo adoptado significa
un acto de solidaridad. Pero para otras, y muchas felizmente, representa apenas una
forma, un camino para ser padre y formar una familia. Lo que debe estar claro es que
un hijo será siempre un hijo, sea cual sea el lugar o la circunstancia de su nacimiento. Textos:
Alma García Locución: Alina Tufani Díaz.