El Papa señala el deber prioritario de los párrocos de ayudar a «descubrir a Dios»
a los jóvenes, que viven en un mundo alejado de Él
Jueves, 22 feb (RV).- El Papa, Obispo de Roma, ha celebrado, también este año el tradicional
encuentro de comienzos de Cuaresma con los párrocos y el clero de su Diócesis. Esta
mañana, en el Aula de las Bendiciones, Benedicto XVI ha dialogado cordialmente y en
un clima de comunión con los sacerdotes y religiosos de la Ciudad Eterna, respondiendo
a nueve preguntas sobre el actual contexto cultural y social que afrontan las parroquias
romanas.
Los temas planteados han abarcado las peregrinaciones, la oración
litúrgica y la adoración eucarística; la transmisión de la fe, en particular a los
pequeños y a los jóvenes; el ecumenismo, los movimientos eclesiales, el equilibrio
entre vida espiritual y pastoral; el valor de la reparación eucarística ante los robos
sacrílegos y las sectas satánicas; la figura de los mártires; la unidad de la fe y
el pluralismo en la Teología y el arte sacro
Tras hacer hincapié en que la
«oración es primero escucha y luego respuesta» y anunciando que dentro de poco firmará
el documento posinodal sobre la Eucaristía - «que será una gran ayuda para los fieles»
- el Santo Padre ha señalado el deber prioritario de los párrocos de ayudar a «descubrir
a Dios» a los jóvenes, que viven en un mundo alejado de Dios. Ante las amenazas contra
la fe, en especial, en lo que se refiere a la juventud, Benedicto XVI ha puesto de
relieve el acompañamiento que deben ofrecer los sacerdotes a los mismos jóvenes: «Es
importante que los jóvenes encuentren a personas en las cuales pueden ver que la vida
cristiana es posible hoy y es algo razonable. Parece que todo marcha en sentido opuesto
a lo que es el verdadero mensaje cristiano. Por lo que es importante una experiencia
que abra al conocimiento. Es importante el catecumenado, que demuestra en la comunión
que es posible vivir cristianamente».
Tras destacar que la Cuaresma es un
camino en el que también se pueden presentar dudas, y reiterando la necesidad de la
conversión, de la perseverancia y de la esperanza, Benedicto XVI ha evocado a san
Pablo que «nos recuerda que conociendo a Dios encontramos la esperanza». Es importante
«encontrar a Dios que es la razón creadora y luego encontrar a Jesús, que es una figura
humana, histórica y real. Él nos ayuda a comprender a Dios. Él no es un gran profeta.
Él es el rostro de Dios, que tiene el rostro del perdón y del Amor».
Sobre
la importancia de la Adoración Eucarística perpetua y el valor de la reparación eucarística
ante los robos sacrílegos y las sectas satánicas, Benedicto XVI ha recordado que cuando
era joven participaba en esta práctica piadosa y ha subrayado que «en la balanza del
mundo no se debe dejar el peso mayor a lo negativo», sino que hay que dedicar el mayor
espacio posible al bien. Pues «contra el peso del mal que tiende a hundir al mundo,
el Señor presenta el peso del Bien. Su irrupción en el mundo. Cristo está presente....
Tenemos que ponernos de su parte, de la parte del Amor».