2007-02-10 17:06:07

El Santo Padre recibe a la Confederación de las Misericordias de Italia, “la forma de voluntariado más antigua del mundo” y resalta la necesidad de que los cristianos proclamen con las obras, el amor misericordioso de Dios


Sábado, 10 feb (RV).- El Santo Padre ha recibido en el curso de la mañana a un nutrido grupo de representantes de la Confederación de las Misericordias de Italia. Como ha señalado el mismo Pontífice en su discurso “las Misericordias son la más antigua forma de voluntariado del mundo”. La iniciativa se debe a San Pedro Mártir de Verona, que en 1244, en Florencia, y en el más absoluto anonimato y gratuidad, reunió a algunos ciudadanos de todas las edades y clases sociales, “con el deseo de honrar a Dios con obras de misericordia al prójimo”.

Hoy la Confederación de las Misericordias en Italia reúne a más de 700 confraternitas, concentradas principalmente en Toscaza y en el centro de Italia, pero presentes en todo el territorio nacional. A ellas, se añaden un numeroso grupo de donadores de sangre, los llamados “Fratres”. La benéfica organización consta actualmente de más de 100 mil voluntarios comprometidos en el ámbito socio-sanitario.

La variedad de vuestras intervenciones, además de ser una respuesta a las necesidades que surgen en la sociedad, es un signo del celo, de una “fantasía” en la caridad que deriva de un corazón batiente, cuyo “motor” es el amor hacia el hombre en dificultad. Con vuestra presencia y vuestra acción contribuís a difundir el Evangelio del amor de Dios para todos los hombres.

El Papa ha dicho que hoy más que nunca, “en una época marcada por tantos desafíos humanos y espirituales, es necesario que los cristianos proclamen con las obras el amor misericordioso de Dios”. “El amor es un lenguaje que va directamente al corazón y lo abre a la esperanza”, ha dicho Benedicto XVI: “os exhorto, como hacía san Pedro con los primeros cristianos, a responder a todos los que os pregunten la razón de la esperanza que vive en vosotros”.

El Santo Padre ha recordado las raíces cristianas de esta asociación que deben mantenerse, ha dicho “vivas y sólidas” para poder así “profundizar en las motivaciones humanas y cristianas de vuestra actividad. El riesgo es que el voluntariado pueda reducirse a simple activismo”. En cambio si permanece vital la carga espiritual puede comunicar otras razones que van más allá de las cosas materialmente necesarias”.

Finalmente, el Papa ha pedido a los miembros de las Misericordias que mantengan viva la sensibilidad hacia los valores más nobles, como son la fraternidad y la ayuda desinteresada hacia los que se encuentran en dificultad. “Especialmente los jóvenes sacarán provecho de esta experiencia del voluntariado porque puede convertirse para ellos en “una escuela de vida” que les ayude a dar un sentido y valor más profundo a su existencia”.







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