El Papa pide, al nuevo embajador de Colombia ante la Santa Sede, que se ponga fin
al cruel flagelo de los secuestros que atentan a la dignidad y a los derechos de las
personas
Viernes, 9 feb (RV).- Benedicto XVI ha recibido esta mañana las cartas credenciales
del nuevo embajador de Colombia ante la Santa Sede, Juan Gómez Martínez. En el discurso
que le ha dirigido, no ha pasado desapercibido para el Papa “los importantes esfuerzos
que Colombia ha realizado para conseguir la paz y la reconciliación”, junto con el
empeño por fomentar el progreso y reforzar las instituciones democráticas”. “Son de
alabar -ha dicho el Pontífice- la constante preocupación del gobierno colombiano en
materia de educación”, así como los objetivos alcanzados para “una mayor seguridad
y estabilidad social, en la lucha contra la pobreza”.
No obstante, el Santo
Padre también ha mencionado las complejas situaciones en el campo político y social
que continúan dándose en el país. “Conozco -ha dicho- los desafíos que entraña el
llevar adelante un diálogo de paz, y los múltiples escollos que surgen en el camino.
Persisten, además, otros problemas en la sociedad que atentan contra la dignidad de
las personas, la unidad de las familias, un justo desarrollo económico y una conveniente
calidad de vida”.
Teniendo en cuenta tanto los logros como las dificultades,
Benedicto XVI ha animado “a todos los colombianos a continuar en sus esfuerzos para
conseguir la concordia y el crecimiento armónico de la nación. Estas aspiraciones,
sólo alcanzan su plena realización cuando Dios es considerado como el centro de la
vida y de la historia humana, ha puntualizado Benedicto XVI.
Asimismo el Pontífice
ha destacado la importante labor de la Iglesia católica para la reconciliación nacional.
“Su voz ha resonado en los momentos decisivos de la vida colombiana, recordando cuáles
son las bases insustituibles del verdadero progreso humano y de la convivencia pacífica,
exhortando a los católicos y a los hombres de buena voluntad a seguir el camino del
perdón y de la responsabilidad común, para instaurar la justicia”.
Como Pastor
de la Iglesia Universal, Benedicto XVI ha expresado su preocupación por las leyes
que conciernen a cuestiones muy delicadas como la transmisión y defensa de la vida,
la enfermedad, la identidad de la familia y el respeto del matrimonio. “Sobre estos
temas, la Iglesia católica seguirá proclamando sin cesar la inalienable grandeza de
la dignidad humana”, ha afirmado el Papa matizando que es necesario apelar también
a la responsabilidad de los laicos, “para que las leyes expresen siempre los principios
y los valores que sean conformes con el derecho natural y que promuevan el auténtico
bien común”.
Finalmente, el Santo Padre, aludiendo a su discurso del mes pasado
al Cuerpo Diplomático ante la Santa Sede, ha vuelto a hablar de la crisis de las personas
desplazadas a causa del largo conflicto interno colombiano. “Se deben realizar todos
los esfuerzos necesarios para pacificar el país, y para devolver también las personas
secuestradas a sus familias, para volver a dar seguridad y una vida normal a millones
de personas.
“El ardiente deseo” del Pontífice es que se ponga fin asimismo
al “cruel flagelo de los secuestros, que atentan de manera tan grave a la dignidad
y a los derechos de las personas. Acompaño con mi oración a quienes se hallan injustamente
privados de la libertad y expreso mi cercanía a sus familias, confiando en su pronta
liberación”.