Martes, 6 feb (RV).- El tercer congreso mundial contra la pena de muerte acaba de
clausurarse en Paris el pasado fin de semana, con una serie de mensajes a favor de
la abolición de la pena capital. La Santa Sede aprovechó la ocasión para expresar
firmemente de nuevo su apoyo a todas las iniciativas en defensa del “valor inherente
y la inviolabilidad de la vida, de toda vida humana, desde su concepción a su muerte
natural. El texto ratifica, pues, una vez más la defensa del “derecho a la vida” y
en él se afirma que “la pena de muerte no es sólo un atentado a la vida, sino también
una ofensa a la dignidad humana”. Los estados tienen a disposición los medios necesarios,
que son más eficaces, que la pena de muerte, para impedir los delitos.
En
el texto, que fue leído por un sacerdote francés, se subraya que la apelación del
Papa Juan Pablo II para una moratoria sobre la pena capital, realizada en ocasión
del gran Jubileo del año 2000, esta todavía presente en el espíritu de la Iglesia.
Y se recuerda que el mismo Benedicto XVI ha elevado también en varias ocasiones su
voz y sus oraciones al cielo para pedir clemencia con los condenados a muerte.