2007-02-02 12:55:27

El Papa reitera la urgencia de que judíos, cristianos y musulmanes den a la humanidad un mensaje de concordia y de paz


Jueves, 1 feb (RV).- Benedicto XVI ha reiterado esta mañana la urgencia de que judíos, cristianos y musulmanes den a la humanidad un mensaje de concordia y de paz, al recibir a una delegación de la Fundación para la Investigación y el Diálogo Interreligioso, de la que él mismo ha sido uno de los miembros fundadores y que le ha entregado la edición de la Biblia, el Nuevo Testamento y el Corán.

Benedicto XVI ha recibido esta mañana a una delegación de la Fundación para la Investigación y el Diálogo Interreligioso, de la que él mismo ha sido uno de los miembros fundadores. Delegación que le ha entregado el primer fruto de sus trabajos: la edición conjunta, en su lengua original y según su orden cronológico, de los tres libros sagrados de las tres religiones monoteístas. Es decir la Biblia, el Nuevo Testamento y el Corán.

«Muy venerado hermano y querido amigo», con estas palabras el Metroplitano Damaskinos se dirigió a Benedicto XVI en nombre del Consejo de esta Fundación para la Investigación y el Diálogo Interreligioso, «hemos venido al Vaticano para entregarle esta obra y, en vista de su difusión, recibir la bendición de Su Santidad, cofundador de esta misma Fundación».

Manifestando su agradecimiento y su profunda satisfacción por la realización de este primer proyecto en el que él mismo, siendo aún el cardenal Joseph Ratzinger, participó con el anhelo de «aportar una contribución específica y positiva al diálogo entre las culturas y entre las religiones», el Santo Padre ha reiterado que esta Fundación nació siguiendo las innumerables exhortaciones del Siervo de Dios Juan Pablo II, en lo que se refiere al «deber de los judíos, los cristianos y los musulmanes de impulsar el diálogo interreligioso e intercultural, por medio de una investigación común y desvelando y difundiendo aquello que, en nuestros patrimonios espirituales respectivos, contribuye a reforzar los vínculos fraternos de nuestras comunidades de creyentes».

Haciendo hincapié en la necesidad que tiene la humanidad de un mensaje de concordia y de paz, Benedicto XVI ha afirmado textualmente que «los hombres de hoy esperan de nosotros un mensaje de concordia y serenidad, y la manifestación concreta de nuestra voluntad común de ayudarles a realizar su legítima aspiración de vivir en la justicia y en la paz. Tienen derecho a esperar de nosotros el signo firme de una comprensión renovada y de una cooperación reforzada, según el objetivo mismo de la Fundación, que se propone ofrecer de este modo al mundo una señal de esperanza y la promesa de la bendición divina que acompaña siempre la acción caritativa».

Superando malentendidos y prejuicios, los trabajos de la Fundación contribuirán a una toma de conciencia creciente de todo lo que, en las distintas culturas de nuestro tiempo, «es conforme a la sabiduría divina y está al servicio de la dignidad humana». Para «distinguir mejor y para rechazar mejor todo lo que es usurpación del nombre de Dios y desnaturalización de la humanidad del hombre» y, reiterando la urgencia de un compromiso común para iluminar a todos los pueblos sin distinción, el Papa ha señalado que así «podremos progresar en el diálogo interreligioso e intercultural, diálogo más necesario que nunca».

«Un diálogo verdadero, en el respeto de las diferencias, valiente, paciente y perseverante, que afianza su fuerza en la oración y que se alimenta con la esperanza que habita en todos los que creen en Dios y que ponen su confianza en él. Nuestras tradiciones religiosas respectivas hacen hincapié en el carácter sagrado de la vida y en la dignidad humana».

El Papa ha terminado su discurso manifestando la convicción de que «Dios bendecirá nuestras iniciativas que contribuyen al bien de todos sus hijos en el respeto recíproco y en una fraternidad de dimensión mundial» Pues «todos los hombres de buena voluntad, aspiramos a la paz» y por tal razón Benedicto XVI ha reiterado con firmeza que «la investigación y el diálogo interreligioso e intercultural no son una opción, sino una necesidad vital para nuestro tiempo».







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