2007-01-26 15:36:10

Benedicto XVI clausura la Semana de oración por la unidad de los cristianos con una homilía en la que señala que “la división de los cristianos es contraria al designio de Dios”


Viernes, 26 ene (RV).- En la Basílica papal romana de San Pablo Extramuros, Benedicto XVI presidió ayer tarde, las segundas vísperas de la solemnidad de la Conversión de san Pablo Apóstol, como conclusión de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos. Participaron en la celebración los representantes de las otras Iglesias y Comunidades eclesiales de Roma que fueron invitados, también este año, para rezar coralmente por la unidad plena de los discípulos de Cristo, como testigos de su amor en medio del mundo.

“Hace oír a los sordos y hablar a los mudos”, es el tema bíblico propuesto por las comunidades cristianas de Sudáfrica, y fue sobre el que el Papa reflexionó en su homilía. Un mensaje que se encuentra en toda la predicación y la obra de Jesús. “No somos nosotros, los que hacemos y organizamos la unidad de la Iglesia. La Iglesia no se hace a sí misma y no vive de sí misma, sino de la palabra que viene de la boca de Dios”, dijo el Santo Padre, añadiendo después que “quien se pone a la escucha de la palabra de Dios puede y debe hablar después y transmitirla a los demás, a los que nunca la han escuchado antes, o a los que la han olvidado y sepultado bajo las espinas de las preocupaciones y los engaños del mundo”.

Un mundo que, según el Pontífice, “tiene necesidad de este testimonio”, de ahí que busque ese testimonio a través de la escucha a Dios que “implica también la escucha reciproca el dialogo entre las iglesias y las comunidades eclesiales”. Benedicto XVI señaló que la unidad no se puede ciertamente imponer, va compartida y fundada sobre una común participación en la única fe. Escuchar y hablar, comprender a los otros y comunicar la propia fe son dimensiones por lo tanto esenciales de la praxis ecuménica. “El diálogo honesto y leal –prosiguió el Papa- constituye el instrumento típico e imprescindible de la búsqueda de la unidad”.

Y recordó que “el Decreto sobre el ecumenismo del Concilio Vaticano II subraya que si los cristianos no se reconocen recíprocamente no son ni inimaginables los progresos sobre la vía de la comunión”. Es indispensable ciertamente “exponer, (como dice el Concilio), con claridad toda la doctrina”, para un diálogo que afronte, discuta y supere las divergencias aún existentes entre los cristianos, pero al mismo tiempo “el modo y el método de enunciar la fe católica no debe de ninguna manera ser un obstáculo para el diálogo con los hermanos”.

“El dialogo ecuménico comporta -añadió el Pontífice- la evangélica corrección fraterna y conduce a un recíproco enriquecimiento espiritual para compartir las autenticas experiencias de fe y de vida cristiana”. Para que esto tenga lugar es menester implorar la asistencia de la gracia de Dios y la iluminación del Espíritu Santo y rezar confiadamente “para que todos los discípulos de Cristo sean una cosa sola”. A la intercesión de san Pablo, infatigable constructor de la unidad de la Iglesia, el Santo Padre confío los frutos de la escucha y del testimonio común que se ha podido experimentar en los múltiples encuentros fraternos y de diálogo que han tenido lugar en el curso de 2006, ya sea con los Iglesias de Oriente, que con las Iglesias y Comunidades Eclesiales en Occidente.

Al final de la homilía, el Papa "felicitó" a todos los artífices de las excavaciones y estudios que han hecho que pueda ser visible para los peregrinos la tumba de San Pablo, situada bajo el altar mayor de la basílica. Tras la ceremonia, Benedicto XVI descendió al espacio que ha quedado abierto bajo el altar mayor donde se puede apreciar la cripta en la que se encuentra el sarcófago de san Pablo. El Papa escuchó a este respecto las explicaciones que le ofreció el arcipreste de la Basílica, el cardenal Andrea Cordero Lanza di Montezemolo. Al descubrimiento del sarcófago se llegó tras excavar, entre el altar mayor y el de San Timoteo, una pequeña cavidad para no dañar el presbiterio y luego se prosiguió por un pequeño túnel hasta llegar a la tumba del Apóstol.








All the contents on this site are copyrighted ©.