2007-01-03 12:50:40

Ángelus: “Renuevo hoy mis deseos de paz a los Gobernantes y a los responsables de las Naciones y de los Organismos internacionales y a todos los hombres y mujeres de buena voluntad”


Lunes, 1 ene (RV).- En una plaza de San Pedro abarrotada de fieles procedentes de todo el mundo Benedicto XVI ha dirigido el rezo del Ángelus. Antes de la plegaria mariana el Santo Padre ha saludado a todos los presentes y a todos aquellos que le seguían por medio de la radio o la televisión y les ha deseado los mas cordiales deseos de paz y bien: ¡La luz de Cristo, Sol aparecido en el horizonte de la humanidad, ilumine vuestro camino y os acompañe durante todo el 2007!

Seguidamente el Pontífice ha recordado a su querido Predecesor, el siervo de Dios Pablo VI, quien quiso que el año comenzara bajo la protección de María santísima, venerada como Madre de Dios. Como María, ha dicho el Papa, también la Iglesia permanece en silencio, para acoger y custodiar las repercusiones interiores del Verbo hecho carne, para no perder el calor divino-humano que emana de su presencia.

Hoy contemplamos a Jesús, nacido de la Virgen María, en su prerrogativa de verdadero “Príncipe de la Paz”. Él “es nuestra paz”, venido para derrumbar el “muro de separación” que divide a los hombres y a los pueblos, es decir de las “enemistades”. Por esto, siempre Pablo XVI, de venerada memoria -ha recordado Benedicto XVI- quiso que el uno de enero fuera también la Jornada Mundial de la Paz: para que cada nuevo año comience en la luz de Cristo, el gran pacificador de la humanidad”.

“Renuevo hoy mis deseos de paz a los Gobernantes y a los responsables de las Naciones y de los Organismos internacionales y a todos los hombres y mujeres de buena voluntad. Lo hago particularmente con el Mensaje especial que he preparado junto a mis colaboradores del Pontificio Consejo Justicia y Paz, y que este año tiene por tema: «La persona humana, corazón de la paz».

A este respecto el Papa ha manifestado que el tema toca un punto esencial, el valor de la persona humana, que es la columna maestra de todo el gran edificio de la paz. Hoy se habla mucho de derechos humanos, pero demasiadas veces se olvida que estos tienen necesidad de un fundamento estable, no relativo, no opinable. Este fundamento tiene que ser la dignidad de la persona. El respeto a esta dignidad comienza por el reconocimiento y de la tutela de su derecho a vivir y a profesar libremente la propia religión.

Benedicto XVI ha finalizado su alocución dirigiendo a la Santa Madre de Dios, con confianza nuestra oración, para que se desarrolle en las conciencias el sagrado respeto por toda persona humana y el firme rechazo a la guerra y a la violencia. Ayúdanos, María, Tú que has dado al mundo a Jesús, a acoger de Él el don de la paz y a ser sinceros y valientes constructores de paz.
Tras el rezo del Ángelus y del responso por los fieles difuntos el Papa ha saludado en varias lenguas estas han sido sus palabras en español: Saludo a los peregrinos de lengua española aquí presentes y a cuantos participan en el rezo del Angelus a través de la radio y la televisión. Que María nos enseñe en su Hijo el camino de la paz, e ilumine nuestros ojos para que sepan reconocer su Rostro en el rostro de cada persona humana, donde reside el corazón de la paz. ¡Feliz Año Nuevo!








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