Ángelus: “Renuevo hoy mis deseos de paz a los Gobernantes y a los responsables de
las Naciones y de los Organismos internacionales y a todos los hombres y mujeres de
buena voluntad”
Lunes, 1 ene (RV).- En una plaza de San Pedro abarrotada de fieles procedentes de
todo el mundo Benedicto XVI ha dirigido el rezo del Ángelus. Antes de la plegaria
mariana el Santo Padre ha saludado a todos los presentes y a todos aquellos que le
seguían por medio de la radio o la televisión y les ha deseado los mas cordiales deseos
de paz y bien: ¡La luz de Cristo, Sol aparecido en el horizonte de la humanidad, ilumine
vuestro camino y os acompañe durante todo el 2007!
Seguidamente el Pontífice
ha recordado a su querido Predecesor, el siervo de Dios Pablo VI, quien quiso que
el año comenzara bajo la protección de María santísima, venerada como Madre de Dios.
Como María, ha dicho el Papa, también la Iglesia permanece en silencio, para acoger
y custodiar las repercusiones interiores del Verbo hecho carne, para no perder el
calor divino-humano que emana de su presencia.
Hoy contemplamos a Jesús, nacido
de la Virgen María, en su prerrogativa de verdadero “Príncipe de la Paz”. Él “es nuestra
paz”, venido para derrumbar el “muro de separación” que divide a los hombres y a
los pueblos, es decir de las “enemistades”. Por esto, siempre Pablo XVI, de venerada
memoria -ha recordado Benedicto XVI- quiso que el uno de enero fuera también la Jornada
Mundial de la Paz: para que cada nuevo año comience en la luz de Cristo, el gran pacificador
de la humanidad”.
“Renuevo hoy mis deseos de paz a los Gobernantes y a los
responsables de las Naciones y de los Organismos internacionales y a todos los hombres
y mujeres de buena voluntad. Lo hago particularmente con el Mensaje especial que he
preparado junto a mis colaboradores del Pontificio Consejo Justicia y Paz, y que este
año tiene por tema: «La persona humana, corazón de la paz».
A este respecto
el Papa ha manifestado que el tema toca un punto esencial, el valor de la persona
humana, que es la columna maestra de todo el gran edificio de la paz. Hoy se habla
mucho de derechos humanos, pero demasiadas veces se olvida que estos tienen necesidad
de un fundamento estable, no relativo, no opinable. Este fundamento tiene que ser
la dignidad de la persona. El respeto a esta dignidad comienza por el reconocimiento
y de la tutela de su derecho a vivir y a profesar libremente la propia religión.
Benedicto
XVI ha finalizado su alocución dirigiendo a la Santa Madre de Dios, con confianza
nuestra oración, para que se desarrolle en las conciencias el sagrado respeto por
toda persona humana y el firme rechazo a la guerra y a la violencia. Ayúdanos, María,
Tú que has dado al mundo a Jesús, a acoger de Él el don de la paz y a ser sinceros
y valientes constructores de paz. Tras el rezo del Ángelus y del responso por
los fieles difuntos el Papa ha saludado en varias lenguas estas han sido sus palabras
en español: Saludo a los peregrinos de lengua española aquí presentes y a cuantos
participan en el rezo del Angelus a través de la radio y la televisión. Que María
nos enseñe en su Hijo el camino de la paz, e ilumine nuestros ojos para que sepan
reconocer su Rostro en el rostro de cada persona humana, donde reside el corazón de
la paz. ¡Feliz Año Nuevo!