El Papa en su mensaje de Navidad a los obispos, sacerdotes y laicos de Oriente Medio,
expresa su deseo de peregrinar a Tierra Santa
Martes, 26 dic (RV).- “Pienso constantemente en la comunidad católica de vuestros
países y con mayor preocupación pienso sobre todo durante el periodo natalicio”. Así
lo escribe Benedicto XVI en el mensaje con motivo de la Navidad dirigido a los obispos,
sacerdotes y laicos de Oriente Medio. El Papa subraya en particular, la importancia
de “un diálogo paciente y humilde”, y de una “mayor confianza en la humanidad del
otro, sobre todo si sufre”.
“Las noticias diarias procedentes de Oriente Medio
-escribe el Santo Padre-nos muestran como crece constantemente la dramática situación,
como si fuera casi un callejón sin salida”. Pero “también en las dificultades más
dolorosas -recuerda el Papa- la esperanza cristiana enseña que la resignación pasiva
y el pesimismo son el verdadero gran peligro que insidia la respuesta a la vocación
que brota del Bautismo. De ello puede derivarse desconfianza, miedo, autocompasión,
fatalismo y fuga”.
“No seria verdaderamente oportuno, sobre todo en este momento
-subraya el Santo Padre- perder el tiempo en interrogarse sobre quien ha sufrido más
o querer presentar la cuenta de las desgracias recibidas, enumerando las razones que
militan a favor de la propia tesis”.
“El sufrimiento -explica el Pontífice-
en el fondo es común a todos y cuando uno sufre debe sentir ante todo el deseo de
entender cuánto puede sufrir el otro que se encuentra en una situación análoga”. En
estas difíciles circunstancias, marcadas por pocas luces y muchas sombras, es sin
embargo motivo de consolación para el Santo Padre saber que las comunidades cristinas
de Oriente Medio “continúan siendo comunidades vivas y activas, decididas a testimoniar
su fe con su especifica identidad en las sociedades que las circundan”.
El
Papa expresa además el deseo de poder peregrinar a Tierra Santa: “Que la Providencia
-se lee en el mensaje- haga realidad, si las circunstancias lo permiten, mi peregrinación
a la tierra convertida en Santa por los acontecimientos de la Historia de la Salvación”.
El Pontífice no ceja, pues, en su esperanza de poder rezar pronto en Jerusalén, “patria
del corazón de todos los desciendes espirituales de Abraham que la quieren inmensamente”.
En la vigilia de Navidad también fue el momento de las condolencias y de la
solidaridad que Benedicto XVI ha querido expresar por las víctimas a causa del hundimiento
de un edificio, ocurrido el pasado viernes en san Benedetto del Querceto a 30 kilómetros
de Bolonia, en Italia. En sufragio por las cinco víctimas, el Papa -se lee en el texto
firmado por el cardenal Secretario de Estado, Tarcisio Bertone- eleva “fervientes
oraciones”, invocando de Dios “el consuelo para aquellos que sufren por la dramática
pérdida de las personas queridas”.