2006-12-25 17:18:21

Felicidad, amor y paz, mensajes desde Pablo VI a Benedicto XVI por Navidad


Lunes, 25 dic (RV).- Hoy estamos invitados a entrar con los pastores en la cueva de Belén, bajo la mirada amorosa de María, testigo silencioso del prodigioso nacimiento. Que ella nos ayude a vivir una feliz Navidad; que ella nos enseñe a guardar en el corazón el misterio de Dios, que se ha hecho hombre por nosotros; que ella nos guíe para dar al mundo testimonio de su verdad, de su amor y de su paz. Este es el deseo expresado por la Iglesia en este periodo de Adviento en el que Benedicto XVI invitaba a “Alegrarnos” porque el Señor está con nosotros.

“Os anuncio una gran alegría...: hoy, en la ciudad de David, os ha nacido un Salvador: el Mesías, el Señor” (cf. Lc 2,10-11). Con este anuncio nuestro espíritu se abre a la esperanza contemplando la gloria divina oculta en la pobreza de un Niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre: es el Creador del universo reducido a la impotencia de un recién nacido, como recordaba Benedicto XVI en su primer mensaje navideño como Pontífice. Y es que, aceptar esta paradoja, la paradoja de la Navidad, es descubrir la Verdad que nos hace libres y el Amor que transforma la existencia, porque en la noche de Belén, el Redentor se hace uno de nosotros, para ser compañero nuestro en los caminos insidiosos de la historia.

El misterio de la Navidad lo expresó de forma brillante Juan Pablo II, quien en su primer mensaje Urbi et Orbi como Pontífice, en el lejano 1978, se dirigió a todas las comunidades, “a los pueblos, a las naciones, a los regímenes, a los sistemas políticos, económicos, sociales y culturales”, para que aceptaran la gran verdad sobre el hombre pronunciada en la noche de Navidad. Palabras que a pesar de los 28 años transcurridos desde su pronunciamiento resuenan todavía hoy en nuestros oídos con gran actualidad. “En este misterio -dijo el Pontífice- se encuentra la fuerza de la humanidad (…) Por este motivo os agradezco a todos lo que hacéis con el fin de que la vida de los hombres pueda transformarse, en sus varios aspectos, en cada vez más humana, es decir más digna del hombre”.

En este recorrido por los mensajes navideños de los diferentes pontífices, queremos hacer también alusión al pronunciado por el gran Pablo VI, quien en su primer mensaje navideño, de 1963, hizo un llamamiento imperante a la paz. “No podemos más que repetir nuestro deseo de paz, de paz con Dios, que lleva después a la paz del alma y nos permite también alcanzar la paz con nuestros hermanos. Una paz –dijo el Pontífice en aquella ocasión- que no se acomoda en la vagancia y en la renuncia, sino una paz que crea el bien, que genera buenos sentimientos y buenas acciones, que da el valor para cumplir cuanto es necesario para crear ese equilibrio, ese orden, esa seguridad, que la paz nos dona”.

Con estos sentimientos de felicidad, amor y paz, queremos desearles también desde Radio Vaticano, Feliz Navidad.








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