2006-12-22 16:12:06

“Bienaventurados los pacíficos: porque ellos serán llamados hijos de Dios”


Viernes, 22 dic (RV).- “Bienaventurados los pacíficos: porque ellos serán llamados hijos de Dios”. Sobre esta bienaventuranza se ha centrado esta mañana el padre Raniero Cantalamessa, en su segunda predicación de Adviento con la presencia del Santo Padre y de la Familia Pontificia.

El predicador de la Casa Pontificia ha resaltado la figura de los pacíficos, que no son quienes únicamente se reconcilian con sus enemigos, sino aquellos que ayudan a los enemigos a reconciliarse. “Se trata –ha dicho el religioso capuchino- de personas que aman en sobremanera la paz, tanto de no dudar en comprometer su propia paz personal interviniendo en los conflictos para llevar la paz a quienes están enfrentados”.

Operadores de paz, para el padre Cantalamessa, no es un sinónimo de pacíficos, personas tranquilas y pausadas que evitan los conflictos; no es tampoco sinónimo de pacifista, si por pacifista se entiende a quienes se declaran contra la guerra, sin hacer nada para reconciliar a los contendientes. El término más adecuado es pacificadores.... “Porque no se trata de inventar o crear la paz, sino de transmitirla, dejar pasar la paz de Dios y la paz de Cristo que supera cualquier inteligencia”.

También se ha referido el predicador al mensaje de Benedicto XVI para la Jornada Mundial de la Paz, donde el Santo Padre escribe que “la paz es un don, pero también un compromiso”. Más adelante el padre Cantalamessa se ha referido a “un nuevo campo de trabajo de los operadores de la paz” difícil y urgente: promover la paz entre las religiones y con la religión, es decir paz entre las religiones y paz de los creyentes de las distintas religiones con el mundo laico no creyente.

En este sentido el religioso capuchino ha retomado el mensaje del Papa para la Jornada Mundial de la Paz: “Por lo que concierne a la libre expresión de la propia fe, otro síntoma preocupante de ausencia de paz en el mundo es la dificultad de los fieles para profesar pública y libremente las propias convicciones religiosas... Hay regímenes que imponen a todos una única religión, mientras que otros aunque no alimentan una persecución violenta, favorecen el sistemático escarnio cultural frente a las creencias religiosas. En cualquier caso, no se respeta un derecho humano fundamental con graves repercusiones sobre la convivencia pacífica”.

Tras recordar este fragmento del mensaje del Papa, el predicador de la Casa Pontificia ha facilitado algunos ejemplos demostrativos actuales, como la campaña, en distintos países y ciudades de Europa, contra los símbolos religiosos de la Navidad. “A menudo –ha criticado el religioso- se justifica como la voluntad de no ofender a las personas de otras religiones que viven entre nosotros, sobre todo a los musulmanes. Pero sólo es un pretexto, una excusa, una forma laicista que no quiere esos símbolos y no los musulmanes”.

De hecho muchos musulmanes celebran el nacimiento de Jesús y se llega a decir que “no hay ningún musulmán que no crea en el nacimiento milagroso de Jesús”. El predicador ha recordado además que en el Corán hay una sura dedicada al nacimiento de Jesús.

Particularmente crítico ha estado el religioso capuchino con el deseo del Occidente secularizado de un diverso tipo de paz religiosa, el resultante de la desaparición de cualquier religión. El padre Cantalamessa ha citado algunas estrofas de la canción Imagine de John Lennon, que se ha convertido en una especie de manifiesto secular del pacifismo.

“Si se llegara a realizar- ese mundo que describe la canción- sería el mundo más escuálido y pobre que se pueda imaginar; un mundo uniforme, donde estén abolidas todas las diferencias, donde la gente estará destinada a aniquilarse, a no vivir en paz, porque como advirtió el filósofo francés René Girard, allí donde todos deseen las mismas cosas, el deseo mimético se desencadenará y con él, la rivalidad y la guerra”.

Por último el capuchino ha fijado, junto al diálogo y la paz entre las religiones, otra meta para los operadores de la paz: la paz entre los creyentes y los no creyentes, entre las personas religiosas y el mundo secular, indiferente u hostil a la religión. “Esperamos –ha dicho- que se respete a los cristianos, algo que hasta ahora, a menudo no se ha hecho”.








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