Llamamiento de Benedicto XVI durante el Ángelus “a la caridad de los corazones” para
ayudar a los centenares de miles de prófugos iraquíes en Siria
Domingo, 17 dic (RV).- Benedicto XVI ha querido lanzar un llamamiento, en este tercer
domingo de Adviento, a la caridad de los corazones para ayudar “a los centenares de
miles prófugos iraquíes en Siria, obligados a dejar su país a causa de la dramática
situación que allí se está viviendo. En su favor está ya trabajando Caritas de Siria;
me dirijo también a la sensibilidad de los privados, de las Organizaciones internacionales
y de los gobiernos, para que se realicen ulteriores esfuerzos para afrontar las necesidades
más urgentes. Elevo al Señor mi oración, para que dé conforto a estos hermanos y hermanas
y mueva la generosidad de tantos corazones”.
Y haciendo referencia al periodo
de Adviento, el Pontífice ha recordado la necesidad de compartir el don de la felicidad
que este periodo despierta en los corazones de los cristianos, con los más pobres,
en este caso con los “más pobres de felicidad”, porque el anuncio de la felicidad
no está reservada sólo a nosotros, los cristianos, sino que se trata de un anuncio
profético destinado a toda la humanidad. “Pensamos en nuestros hermanos y hermanas
que, especialmente en Oriente Medio, en algunas zonas de África y en otras partes
del mundo, viven el drama de la guerra: ¿Qué felicidad pueden vivir? ¿Cómo será su
Navidad?”, se ha preguntado el Papa.
Asimismo el Santo Padre ha dirigido su
pensamiento a los enfermos y a las personas solas, que a menudo se sienten abandonadas.
“¿Cómo compartir con ellos la felicidad sin faltar de respeto a su sufrimiento?”,
se ha preguntado el Papa, pasando después a recordar las problemáticas que afectan
más directamente a los jóvenes. “Pero pensemos en aquellos –especialmente en los jóvenes-
que han perdido el sentido de la verdadera felicidad, y la buscan en vano allí donde
es imposible encontrarla: en la carrera exasperada hacia la autoafirmación y el éxito,
en las falsas diversiones, en el consumismo, en los momentos de embriaguez, en los
paraísos artificiales de la droga y de cualquier forma de alienación”.
En este
sentido, Benedicto XVI ha invitado a poner en comparación la liturgia de hoy y su
“Alegraos”, con estas dramáticas realidades. “Como en los tiempos del profeta Sofonías
–ha explicado el Pontífice- es justo a quien se encuentra en la prueba, a los ‘heridos
de la vida y huérfanos de felicidad’, que se dirige de forma privilegiada, la Palabra
del Señor. La invitación a la felicidad no es un mensaje alienante, ni un paliativo
estéril, sino al contrario, es una profecía de salvación, un llamamiento a un rescate
que parte de la renovación interior”.
En este domingo de Adviento en el que
se recuerda la exhortación del apóstol Pablo “Gaudete in Domino”, “Alegraos en el
Señor siempre” (cfr Fil 4,4.5.), Benedicto XVI ha recordado que el secreto de la auténtica
Navidad es ese mensaje que Dios le repite a la Iglesia, y a cada uno de nosotros:
“¡Alegraos, el Señor está cerca!”.
Y tras el rezo mariano del Ángelus y el
responso por los fieles difuntos, el Santo Padre ha saludado en varias lenguas, para
pasar después a bendecir las figuras del Niño Jesús que los más pequeños han llevado
hoy hasta la plaza de san Pedro. En su saludo en lengua española, éstas han sido las
palabras del Pontífice: “Saludo cordialmente
a los fieles de lengua española, de modo especial a los representantes de la emisora
católica de radio y televisión “El Sembrador”, venidos de California. ¡Anunciad a
todos que ya llega la plenitud de los tiempos, pues un niño nos nacerá en Belén y
será llamado Dios todopoderoso, y en él serán bendecidos todos los pueblos de la tierra!”