2006-12-15 17:03:08

Primera predicación de Adviento


Viernes, 15 dic (RV).- Bienaventurados los afligidos porque serán consolados. Sobre esta bienaventuranza se ha articulado esta mañana, en presencia del Santo Padre y de la familia pontificia, la primera predicación de Adviento, del padre Raniero Cantalamessa, predicador de la Casa Pontificia.


Para el padre Cantalamessa las bienaventuranzas de hoy deben interpretarse a la luz de las nuevas situaciones que encontramos en nuestra vida. Porque el llanto de los afligidos de hoy surge también del rechazo sistemático del Cristo de la fe, en nombre de una investigación histórica objetiva que en cierta manera se reduce a simple subjetivismo.


“Estamos asistiendo –ha dicho el predicador- al regreso de un ateísmo militante y agresivo, con etiqueta de científico. Y el hecho es que la prueba de la existencia de Dios no se encuentra en los libros o en los laboratorios de biología, allí donde la buscan nuestros hermanos, sino en la misma vida”. El padre Cantalamessa se ha lamentado de que asistimos a una especie de competición para ver quien consigue presentar un Cristo más a medida al hombre de hoy, desnudándole de cualquier perspectiva de trascendencia.


Particularmente severo ha estado el religioso capuchino contra “el placer desordenado elegido contra la ley de Dios que se vuelve contra el hombre mismo y se transforma en sufrimiento”. “La Iglesia ha llorado y suspirado –ha dicho el predicador-, por los abominables actos cometidos en su seno por alguno de sus mismos ministros y pastores. Ha llegado el momento de hacer la cosa más importante de todas: llorar ante Dios. Hay algo que estos desventurados hermanos nuestros no deberían hacer nunca como el aprovecharse del clamor general para extraer ventajas de la propia culpa, concediendo entrevistas, o escribiendo memorias en la tentativa de hacer recaer las culpas sobre los superiores o de la comunidad eclesial”.








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