Nuevo llamamiento por la paz en Oriente Medio, Líbano, Tierra Santa e Irak: el Papa
recuerda a las numerosas víctimas inocentes de los conflictos en varias partes del
mundo y el peligro para la supervivencia de algunos pueblos
Jueves, 14 dic (RV).- La Santa Sede recuerda a las numerosas víctimas inocentes de
los conflictos y de los focos de tensión en varias partes del mundo y el peligro para
la supervivencia de algunos pueblos, en especial de los más pobres. Lo ha reiterado
Benedicto XVI, este jueves, en su discurso de bienvenida a los nuevos embajadores
de Dinamarca, Kirguizistán, Mozambique, Uganda, Siria y Lesotho.
Tras saludar
«a las autoridades civiles y religiosas y a los pueblos de estos países, con un pensamiento
particular a las comunidades católicas, que viven y trabajan colaborando con sus hermanos»,
el Papa ha hecho hincapié en el deber «de las autoridades y de todas las personas
que tienen responsabilidades en la sociedad civil, de buscar las soluciones más apropiadas
para responder a las situaciones de sufrimiento y de pobreza. Impulsando la justicia
en cada nación y en el marco de la comunidad internacional»: «En efecto, los responsables
de la sociedad tienen el deber de no crear, ni mantener en un país o en una región,
situaciones graves de malestar, en el plano político, económico y social, que hagan
sentir en las personas que están al margen de la sociedad, de las decisiones y de
la gestión. Y que no tienen el derecho de beneficiarse con los frutos del producto
nacional. Semejantes injusticias son fuente de desorden y engendran una escalada de
violencia. La búsqueda de la paz, de la justicia y de la concordia entre todos debe
ser un objetivo prioritario.
Objetivo que exige que las personas que ejercen
responsabilidades estén «atentas a las realidades concretas de los países, que se
suprima todo lo que se opone a la justicia y a la solidaridad, en especial la corrupción
y todo lo que impide el compartir los recursos de forma justa». El compromiso político
y social debe ser un servicio y no la búsqueda de beneficios para unos pocos, en detrimento
del bien común y requiere valentía: «Sé que hace falta cierta valentía para mantener
el rumbo en medio de las dificultades, manteniendo como objetivo el bien de los individuos
y de la comunidad nacional. Sin embargo, en la vida pública, la valentía es una virtud
indispensable para no dejarse guiar por ideologías partidarias, por grupos de presión,
ni por el anhelo de poder. Como recuerda la Doctrina social de la Iglesia, el bien
de las personas y de los pueblos debe ser siempre el criterio primordial de las decisiones
en la vida social».
Siria Refiriéndose a la preocupación del
gobierno de Siria, manifestada por el embajador de este país, «por la anexión de los
altos del Golán por parte de Israel, en 1967», Benedicto XVI ha expresado su «pesar
al constatar que en tiempos recientes las disputas territoriales ha desembocado, tristemente
en conflictos armados que amenazan la paz y la estabilidad en todo Oriente Medio».
El Santo Padre ha recordado que en varias ocasiones ha «clamado por el cese de la
violencia en Líbano, en Tierra Santa y en Irak».
«El mundo mira con gran tristeza
al ciclo de muerte y destrucción, mientras que personas inocentes siguen sufriendo,
al tiempo que continúan los secuestros y los asesinatos selectivos», ha señalado el
Papa, añadiendo que, «al igual que numerosos observadores imparciales, la Santa Sede
cree que las soluciones son posibles sólo en el marco del derecho internacional, con
la puesta en marcha de resoluciones de la ONU».
Una vez más, Benedicto XVI
ha insistido en apremiar a la comunidad internacional para que las naciones de Oriente
Medio estén apoyadas en sus anhelos de vivir en paz, con fronteras seguras reconocidas
internacionalmente». Y, una vez más, el Papa ha recordado que «la Iglesia rechaza
con firmeza la guerra como medio para resolver los conflictos internacionales, pues
las guerras conducen a otros conflictos desgarradores». El Santo Padre ha recordado
«el flagelo del terrorismo, que aumenta el miedo y la incertidumbre» y ha expresado
su satisfacción ante las palabras del embajador sirio sobre «el compromiso del gobierno
de Siria de contribuir al logro de la paz y de la estabilidad en Oriente Medio».
Compromiso
en el que anhela colaborar la comunidad católica en Siria y en la región de Oriente
Medio junto con todos los cristianos, ha afirmado también el Papa evocando su reciente
visita al Patriarca Ecuménico en el Fanar y la Declaración conjunta que firmaron ambos.
Uganda En
su discurso al embajador de Uganda, el Papa se ha referido, en particular, a los desafíos
que afronta este país africano, de la región de los Grandes Lagos y ha insistido en
el deber de la comunidad internacional de prestar atención «a la grave crisis de ayuda
humanitaria que afecta a más de un millón de personas en esta región».
Manifestando
su aprecio por los esfuerzos cumplidos por numerosos ugandeses y los miembros de algunas
organizaciones internacionales - que a menudo arriesgan sus propias vidas para asistir
a los desplazados - el Santo Padre ha asegurado el compromiso de la Iglesia católica
en su misión de servicio y caridad para con los más necesitados.
Mozambique También
en su discurso al embajador de Mozambique, el Santo Padre se ha referido a la misión
de la Iglesia en su servicio a la comunidad internacional. En particular, a la promoción
de la dignidad humana, de la paz y de la armonía entre los pueblos del mundo. Recordando
los atroces sufrimientos de los mozambiqueños durante los años de guerra civil, el
Papa ha expresado su satisfacción por el compromiso de paz alcanzado, gracias a Dios,
en esta nación.
«Paz que no es mera ausencia de guerra», ha reiterado Benedicto
XVI, señalando que es necesario que todos los ciudadanos, en particular «las autoridades
civiles, políticas y religiosas, contribuyan con todos los medios posibles en el respeto
de los derechos humanos y en la promoción de la justicia. Con el fin de que los individuos
y las comunidades puedan crecer, libres de la amenaza de la opresión y de la corrupción,
de la pobreza y de la discriminación».
Lesotho En su discurso
al nuevo embajador de Lesotho, el Santo Padre se ha referido asimismo al «flagelo
del SIDA, que aflige a tantos millones de personas en el continente africano» y también
en este país. Asegurando la voluntad de la Iglesia católica de ayudar a aliviar el
sufrimiento de los afectados por esta cruel enfermedad y de sus familiares, Benedicto
XVI ha recordado que «en el rostro de los enfermos, de los moribundos y de los que
sufren, los cristianos reconocen el Rostro de Cristo».
El Papa ha señalado
«la importancia vital de comunicar el mensaje de que la fidelidad en el matrimonio
y la abstinencia fuera de él son el mejor camino para evitar la infección y la propagación
del virus. Aún más, los valores que manan de una auténtica concepción del matrimonio
y de la vida familiar constituyen el único cimiento seguro para una sociedad».
Dinamarca En
su discurso al embajador de Dinamarca, el Santo Padre ha expresado el aprecio de la
Santa Sede por los esfuerzos de este país en la «promoción de la solidaridad activa
en favor de las naciones más necesitadas, apoyando el desarrollo integral y trabajando
para aliviar la trágica situación de pobreza, violencia, hambre y enfermedades que
pesan sobre gran parte de la familia humana».
Reiterando que «en su proclamación
del Evangelio y en su servicio de caridad, la Iglesia anhela cooperar con todas las
personas de buena voluntad, para construir una comunidad global en la cual el odio
y la intolerancia, la injusticia y la violencia dejen camino al entendimiento, a la
reconciliación y a la cooperación generosa para alcanzar el bien común», Benedicto
XVI ha hecho hincapié en que «sólo esta cooperación, capaz de trascender toda pertenencia
nacional, étnica y religiosa, puede prevalecer sobre las numerosas amenazas contemporáneas
contra la paz, como el terrorismo y las ideologías en las que éste se inspira».
El
Papa ha recordado también la importancia de la rica herencia de fe cristiana del pueblo
danés para afrontar los problemas políticos y éticos en este país y en Europa.
Kirguizistán En la bienvenida dirigida al embajador de Kirguizistán,
Benedicto XVI se ha referido a las relaciones de amistad que la pequeña comunidad
católica en este país mantiene «con los musulmanes y los ortodoxos, con el anhelo
de extender su mano a todos los pueblos de la misma nación».
Mientras - ha
señalado el Papa - «los católicos en Kirguizistán desarrollan sus actividades caritativas
en las prisiones y en el cuidado de los discapacitados. Actividades que forman parte
del compromiso de amor de la Iglesia hacia todo ser humano, en especial de los más
necesitados. Y para las cuales, la Iglesia «no desea poder ni privilegios, sino sólo
la libertad de expresar su fe, trabajando por el bien, la justicia y la paz».